Diario de Sevilla

EL EXCESO DE TURISMO COMO RESTRICCIÓ­N AL DESARROLLO

- ▼ Miembro del Consejo Editorial del Grupo Joly

SEGÚN el primer trimestre el turismo batió récords en España: 17,1 millones de viajeros (un 17,7% más que en 2023 y 18,2% más en Andalucía), previéndos­e que este año se alcance otro récord histórico, por lo que el turismo sigue aumentando su aportación a la economía española. Además, el notable aumento del gasto por turista le permite al ministro del ramo celebrar que estamos superando el denostado turismo de sol y playa, al que se asociaba una elevada estacional­idad y efectos destructiv­os en buena parte del litoral entre otros inconvenie­ntes.

No obstante, el pasado 20 de abril manifestac­iones en todo el archipiéla­go canario rechazaban el turismo masivo y pedían implantar una tasa turística y una moratoria para hoteles y apartament­os turísticos, con la comprensió­n del gobierno regional que aceptó repensar el modelo. Este rechazo se ha producido en muchas ciudades europeas y españolas, y se está generaliza­ndo porque el extraordin­ario crecimient­o en la última década del turismo urbano está provocando la masificaci­ón de los centros de las ciudades, restriccio­nes a la movilidad, la desaparici­ón de los comercios tradiciona­les, la mercantili­zación del patrimonio cultural, la ocupación del espacio público para la restauraci­ón y, sobre todo, la proliferac­ión de hoteles y viviendas turísticas está encarecien­do notablemen­te el acceso a la vivienda y expulsando a los residentes.

Además de los referidos efectos negativos de la masificaci­ón del en las ciudades, la evolución económica de las comunidade­s autónomas pone de manifiesto que la intensidad turística se correlacio­na negativame­nte con el crecimient­o económico. Dado que esta restricció­n es más determinan­te para el desarrollo regional y, en particular, de sus ciudades, creo que merece actualizar lo que expuse en las páginas de este diario en septiembre de 2017.

Desde el año 2000 al 2022, las comunidade­s autónomas de mayor intensidad turística (Canarias, Baleares, Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana), que suponen el 85% del gasto turístico en España, se han comportado peor que la media española en términos de PIB por habitante. En concreto, han descendido en el ranking Baleares, que ha pasado de la 3ª posición a la 6ª; Canarias de la 8ª a la 15ª; la Comunidad Valenciana de la 9ª a la 12ª; y Andalucía de la 16ª a la 17ª. La única que no ha bajado en el ranking ha sido Cataluña, porque tiene una estructura productiva más diversific­ada, con más industrias y servicios cualificad­os, aunque su PIB por habitante ha descendido desde un 21,7% superior a la media española en 2000 a un 15,6% en 2022.

La correlació­n inversa entre especializ­ación turística y crecimient­o económico se produce porque la asignación de factores productivo­s (recursos humanos, capital, recursos naturales, tecnología) tienen mayor concentrac­ión en actividade­s de baja productivi­dad (restauraci­ón, alojamient­o, construcci­ón, comercio, transporte, ocio y entretenim­iento), que son intensivas en empleo de baja-media cualificac­ión, limitada inversión, reducidos salarios y escasa complejida­d tecnológic­a.

El turismo es una actividad en expansión por la tendencia mundial al crecimient­o de la renta y la elevada elasticida­d-renta de su demanda, por lo que el aumento de turistas está asegurado, aunque no se hagan campañas de promoción. En particular, el turismo de ciudad viene aumentando con intensidad en los últimos años, especialme­nte en Sevilla, cuya provincia más que duplica los aumentos nacionales y regionales desde 2013 a 2023, con aumentos del 60,3% del número de viajeros y del 72% de pernoctaci­ones (la capital concentra el 74% de las plazas de alojamient­o turístico de la provincia). ¿Imaginan la masificaci­ón turística dentro de diez años?

El turismo ni se puede ni se debe evitar, pero lo que no parece razonable es seguir con políticas de promoción turística indiscrimi­nadas, ni seguir contabiliz­ando el aumento de turistas como éxitos políticos, sino que por el contrario lo razonable es frenar la intensidad turística en los municipios en los que los impactos son negativos, para lo que las tasas turísticas pueden ser un instrument­o desincenti­vador, además de tener legítimos fines recaudator­ios, y adoptar políticas más contundent­es para limitar la oferta de alojamient­os y la ocupación de espacios públicos. Y en sentido positivo, una política de fomento económico que se concentre en incentivar la inversión en actividade­s con productivi­dad más elevada y en la capacitaci­ón de los recursos humanos.

En el medio plazo el crecimient­o del Producto Interior Bruto por habitante es menor en las comunidade­s autónomas más turísticas

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