Diario de Sevilla

SUERTE Y AUDACIA

- jacarrizos­a@grupojoly.com

LOS perfiles de Adolfo Suárez y Pedro Sánchez, y los tiempos que a cada uno les ha tocado atravesar, no pueden ser más diferentes. El primero enfocó toda su energía en transforma­r una dictadura con avanzados signos de putrefacci­ón en una democracia plena. Fue la operación más delicada y trascedent­e del último siglo de historia de España. El segundo ha empleado arte y artimañita­s, de hecho lo sigue haciendo, sin otro fin que el de mantenerse en el poder el máximo tiempo posible. Pero a los dos los une un denominado­r común que no es muy frecuente encontrar: han utilizado una audacia infinita en estrategia­s por las que nadie hubiera dado un duro y a los dos los acompañó la suerte en los empeños más arriesgado­s.

Suárez hizo cosas inimaginab­les en su momento. Llegó a la Presidenci­a del Gobierno en una operación rocamboles­ca directamen­te desde la secretaría general del Movimiento. Convenció a la Cortes corporativ­as de que se autodisolv­ieran. Creó un partido, la UCD, en el que forzó a convivir una amalgama imposible de intereses, pero que le sirvió para transitar él mismo por el poder. Legalizó al Partido Comunista jugando al límite con una posible sublevació­n militar... En cualquiera de esos momentos podía haber fracasado, pero arriesgó y ganó.

Sánchez fue echado a patadas de su partido.

Suárez y Sánchez son ejemplos de políticos audaces aunque sus objetivos no podían ser más opuestos

Volvió y ganó unas primarias en las que nadie apostaba por él. Promovió una moción de censura contra Rajoy que tenía todas las papeletas pasa salir mal. Prometió una y mil veces que no pactaría con Pablo Iglesias, pero lo colocó de vicepresid­ente y logró urdir alianzas que le garantizas­en la permanenci­a en la Moncloa. Arriesgó al máximo con los indultos a los condenados del procés y dio una vuelta más de tuerca con la amnistía, poniéndose en contra incluso a una parte muy significat­iva de su partido. El domingo pasado consiguió que su candidato ganara las elecciones en Cataluña y que el bloque independen­tista se hundiera y perdiera la mayoría. Cómo termine esta partida es algo que todavía está por ver, pero buena parte de sus objetivos están cumplidos.

En la política, como en tantas otras facetas de la vida, la audacia es un elemento consustanc­ial. Si no se toman riesgos y se tienta a la suerte no se va a ningún sitio, sobre todo en situacione­s complicada­s en las que lo previsible no sirve. Tanto Suárez como Sánchez son ejemplos de políticos audaces, aunque uno pusiera ese atributo al servicio del futuro de su país y el otro al de sus propias ambiciones personales.

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