Kevin Costner y Demi Moore reclaman su poderío en Cannes
● El actor y director vuelve al wéstern con ‘Horizon’ ● La actriz denuncia con ‘The Substance’ la obsesión por la juventud
Kevin Costner es un seductor nato y ayer lo demostró en Cannes, donde fue encantador, divertido y honesto con los periodistas a los que presentaba la primera parte de Horizon, una saga americana. “Me han pagado poco por hacer cine, me han pagado mucho y ahora tengo que poner mi dinero para hacerlo”.
Porque el actor ha hipotecado sus cuatro casas para cumplir el sueño de esta gran odisea sobre la conquista del Oeste americano, que espera que tenga cuatro partes. Ya ha hecho la dos primeras y está tratando de hacer la tercera. Entre bromas señaló que quería venir al festival porque es un sitio para ver cine con la mente abierta pero también para buscar financiación. “¿Algún billonario en esta sala o en los yates de fuera que quiera financiar mis películas?”, preguntó entre las risas de los periodistas, antes de agregar: “Estoy solo en esto”.
“He tenido suerte en mi vida, tengo casas, tierras, que son importantes para mí, pero no necesito cuatro casas y he decidido arriesgar esas casas para hacer mi película (...) Yo quiero vivir ahí con mis hijos, pero ellos tienen que vivir sus vidas. Si no me equivoco con esto, seguiremos teniendo las cuatro casas, si no, tendrán que buscarse la vida”, afirmó con una sonrisa. Un proyecto muy personal para el actor, que le ha hecho ponerse de nuevo detrás de la cámara veinte años después de Open Range, que también presentó en Cannes en 2003.
En la primera parte de Horizon, que se proyectó fuera de competición en el festival, cuenta varias historias que se desarrollan a finales del siglo XIX en diversas partes del oeste de Estados Unidos, que se van cruzando. Casi tres horas de metraje que parecen el piloto de una serie de televisión en la que se van presentando poco a poco los personajes: una mujer (Sienna Miller) y su hija que pierden a su marido e hijo en un ataque de los apaches; otra mujer (Jenna Malone) que trata de matar al padre de su hijo y en cuyo caso se ve implicado un vaquero (Costner) o un soldado (Sam Worthington) que ayuda a los nuevos colonos.
Son solo algunas de las historias de esta película con espíritu de fresco histórico y en la que Costner ha buscado de forma expresa que tuviera el sabor y el color de los wésterns clásicos. “No sé por qué me cuesta tanto que la gente crea en la película que quería hacer. No creo que la mía sea mejor que las demás pero tampoco que las de los demás sean mejores que las mías”, explicó. “Creo firmemente que cuando esta película llegue a las salas, en la oscuridad, cuando se levante la cortina, la magia comenzará”, dijo el actor.
También deslumbró Demi Moore, que protagoniza The Substance, de la realizadora Coralie Fargeat con una crítica implacable de la obsesión con el cuerpo, con la juventud, con los procedimientos estéticos y con la mirada patriarcal y sexualizante que los promueve. “Yo lo vi como un desafío en el mejor sentido, porque busco material que me saque de mi zona de confort y, si algo me asusta un poco, normalmente sé que hay una oportunidad ahí que, del otro lado, me hará una mejor persona y, con suerte, una mejor actriz”, explicó Moore sobre su papel en una rueda de prensa en Cannes.
Moore encarna a la protagonista, una mujer madura y famosa a la que la industria –que en el filme está representada por un machista ejecutivo televisivo al que interpreta Dennis Quaid– rechaza por ser ya demasiado mayor. La posibilidad de tratarse con una “sustancia” le permite inesperadamente obtener un otro yo más joven y perfecto (Margaret Qualley), pero las consecuencias de ese proceso se revelarán brutales y monstruosas.
Lo que más le gustó a Moore del guión concebido por Fargeat –cuyo filme ya se ha colado inesperadamente entre las favoritas a ganar la Palma de Oro– fue que “trata sobre la perspectiva masculina de la mujer idealizada” que el conjunto de la sociedad, incluidas las mujeres, “hemos comprado”. Y en la película, incluso la nueva versión mejorada y más joven de la protagonista, cuando tiene su oportunidad, “sigue repitiendo los mismos patrones, sigue buscando la aprobación externa y al final –razona la actriz de 61 años– se encuentra cara a cara peleándose consigo misma, porque ahí es donde tenemos que buscar”.
Moore encarna a una mujer famosa a la que la industria rechaza por ser demasiado mayor