Tiempo para todo
Algunas veces las personas decimos ante algunos sucesos penosos que “no hay nada que hacer, las cosas no van a cambiar.” Y esto no es cierto. Pues, hasta el dicho popular tiene razón al decir que después de la tempestad viene la calma. Un ejemplo histórico: tres años duró la Guerra Civil española, y hasta hoy estamos en paz. En la vida hay tiempo para todo, dice la Biblia, en el Eclesiastés, y copio algunas cosas: “Todo tiene su tiempo, su hora el nacer, y su hora el morir. Su hora el plantar y su hora el arrancar lo plantado. Su hora el matar y su hora el curar. Su hora el destruir (así sucede en Ucrania) y su hora el construir.
Por la guerra cuánto trabajo para construir habrá en ese país, y mucha ayuda necesitarán para ello. Su hora el lamentarse y su hora el danzar. Su hora la guerra y su hora la paz.” Dice más cosas, pero termino con esta frase: “Al justo y al impío juzgará Dios, pues toda cosa tiene su hora, y obra toda acción allí.”
Escribió Don J. Benavente: “¿Cómo nos atrevemos a pedir justicia a los hombres en la tierra, si es del Cielo, es Dios, y temerosos de su justicia, al rezar sólo pedimos misericordia?”. Buena cosa es reconocer que no somos lo suficiente hábiles para darnos cuenta de todo el mal que hemos hecho, o podemos hacer. Por el pecado original que cometieron Adán y Eva estamos tocados de ala, quiere decir esto que las facultades espirituales del alma sobre el cuerpo se quiebran y nos inclinan al mal; pero con la gracia de Dios y los sacramentos instituidos por Cristo Redentor podemos rechazar el pecado, y si pecamos por la debilidad humana, hacer lo que dice Ramón de Campoamor: “Te pintaré en un cantar la rueda de la existencia: pecar, hacer penitencia y luego vuelta a empezar.” Sí, volver a pedir perdón a Dios, porque el que confiesa su culpa Dios le perdona, no así lo que hacen los juicios humanos, que al que confiesa su culpa lo condenan.
Teófilo Marco Estella