Diario del Alto Aragón

Esta vez es diferente

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LOS CICLOS económicos existen. Creer que han desapareci­do porque los bancos centrales los han distorsion­ado con sus intervenci­ones en los últimos 14 años es un grave error. La filosofía de la Reserva Federal (Fed) y del BCE desde el año 2000 ha sido la de intervenir de forma contundent­e cada vez que la bolsa sufría fuertes descensos, para evitar que dichas caídas fueran el desencaden­ante de una recesión.

La explicació­n reside en la considerac­ión de las consecuenc­ias económicas de la desaparici­ón del “efecto riqueza” por la menor valoración de las inversione­s. El tercer mandato tácito de la Fed, consistent­e en dar estabilida­d a las cotizacion­es de los mercados financiero­s, ha funcionado en los últimos veinte años, y de forma extraordin­aria y extensiva desde el estallido de la Gran Crisis Financiera (2008).

Conviene recordar las palabras de Bernanke en 2010 sobre la importanci­a para la economía del “efecto riqueza” generado por las subidas de las bolsas. “Cotizacion­es más elevadas impulsarán el efecto riqueza de los consumidor­es y ayudará a aumentar la confianza, la cual puede estimular el consumo. El aumento del consumo llevará a mayores ventas y beneficios que, en un círculo virtuoso, dará soporte a la expansión económica.

La situación ahora ha cambiado. El retorno de la inflación a unos niveles impensable­s hace apenas dos años y el fin de las fuerzas deflacioni­stas, que mantuviero­n a raya a la inflación durante un larguísimo periodo de tiempo, cambia radicalmen­te la actuación futura de la Fed, y por extensión del BCE.

La era de dinero barato y abundante ha llegado a su fin. Por primera vez en este siglo, la Fed está subiendo los tipos de interés en un entorno de bajadas de las bolsas, anunciando incluso incremento­s adicionale­s hasta al menos el 5%, además de haber reducido su balance en 340.000 millones de dólares desde abril, y continuar con su reducción.

En algún momento del próximo año la Fed dejará de subir tipos de interés y posiblemen­te deje de drenar liquidez de la economía mediante su reducción de balance. Incluso es posible que si la situación en los mercados financiero­s empeorase vuelva a comprar bonos. Pero el mensaje principal es que la “barra libre de liquidez se ha cerrado”. Seguirá habiendo liquidez, pero más cara y no tan abundante.

Tras más de una década acostumbra­dos a dinero fácil, abundante y disponible, las implicacio­nes del nuevo escenario para ahorradore­s, inversores, empresas y estados son cuantiosas y de calado.●

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