La luces de Navidad

LA REDUCCIÓN del horario del encendido de las luces de Navidad en la capital oscense es una decisión más simbólica que otra cosa. No por que no se vaya a reducir la factura, que lógicamente lo hará, si no porque ni siquiera se sabe cuánto ahorro supondrá. Al tomar una medida que tendría que poder ser cuantificable, pero que no lo es, realmente no se sabe si merece la pena prescindir de las luces entre las 18:00 y las 19:00 horas, por ejemplo, que es cuando más niños habrá por las calles para que disfruten de la decoración. Dicho esto, es necesario tomar este tipo de decisiones en el ámbito público porque realmente se consumen recursos de toda la ciudadanía y algunos en sus casas tienen que medir de verdad cuánto tiempo encienden la luz o si se pueden ahorrar una lavadora.

Que no se haya invertido nada este año en comprar nuevos adornos también es una decisión acertada dada la situación, pero estas medidas de austeridad en asuntos tan populares se tienen que extender, en general, a toda la gestión de todas las instituciones en general.

Lo que todavía no ha decidido el Ayuntamiento de Huesca, y que irá en función del precio de la luz y del consumo, es si el encendido se mantendrá hasta la festividad de San Vicente. Si cada vez se enciende antes la Navidad en la calle, no ya las luces de las calles sino de los escaparates, y sigue acompañando hasta el 22 de enero, no dejará de ser fiesta nunca. Huesca sigue trabajando para realzar la festividad de San Vicente, pero quizá no sea necesario para ello dejar las luces de Navidad encendidas. No pasa nada por dar una tregua y dejar pasar una fiesta para coger con ganas las que brillan con la luz propia de su hoguera. fresco. Hay gente que cree en que la Tierra es plana, en la existencia de los ángeles, en fantasmas, en universos paralelos, en alienígenas, en viajes en el tiempo, en vampiros, en zombis, en un dios superior. Las mujeres creen en cosas raras más que los hombres. Entre las creencias raras hay que incluir a las religiones y sectas, que cuentan con numerosos seguidores, entre las que destaca la Cienciología, cuya doctrina dice que Xenu era el dictador de la Confederación Galáctica que hace 75 millones de años trajo miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales, los desembarcó alrededor de volcanes y las aniquiló con bombas de hidrógeno para que sus almas se juntaran en grupos y se pegaran a los cuerpos de los vivos. Las supersticiones van por países y entran de lleno en la colección de creencias raras: en Alemania no se puede felicitar a una persona antes de la fecha de su cumpleaños porque en su origen se creía que los demonios podían escuchar los buenos deseos y harían todo lo posible para que no se cumplieran. Si se ve una urraca en Gran Bretaña es mejor saludarla con cortesía porque de lo contrario la mala suerte te perseguirá durante el resto del día. Me recuerda a la superstición española sobre un gato negro, aunque nuestra tradición no es saludarlo con cortesía para suprimir la mala suerte. En Polonia, si alguien muere hay que enterrarlo antes del próximo domingo o la muerte no tardará en llegar para otra persona de tu círculo. En nuestro país se cree que el martes es un mal día, y el refrán dice “en martes, ni te cases ni te embarques”. En Italia, el mal día cae en el 17, cuando no se debe hacer nada fuera de lo común, y, si se hace, no usar el color púrpura. En Suecia, si se mata una araña llueve al día siguiente. En España se cree que llueve si se sacan a pasear los santos.

Antonio Nadal Pería