Orgullo y perreo
La panameña Lorna celebró los 20 años del “Papi chulo” en la Sala López de Zaragoza
AVECES, la labor de los pioneros se ve recompensada con el favor (y el fervor) popular. Pero en otras ocasiones tarda más en llegar, si es que llega, el reconocimiento a esos artistas que se anticiparon a la llegada de fenómenos que más tarde se han hecho masivos. Es lo que, de forma claramente injusta, le ha sucedido a Lorna, que merece un reconocimiento mucho mayor del que tiene.
En 2002 lanzó el popular Papi chulo, una canción monumental que se convirtió en un hit interplanetario y, de paso, en el primer gran éxito del reguetón, un género musical menospreciado en su día por una mezcla de xenofobia, racismo y aporofobia, al ser un ritmo surgido de los guetos latinos. Y, sin embargo, posteriormente se ha convertido prácticamente en el canon del pop internacional. Justicia poética.
Hay que recordar que Bad Bunny lleva tres años consecutivos como el artista más escuchado en Spotify a nivel mundial y que este año la revista Time ha calificado su álbum Un verano sin ti como el mejor disco del año.
Los precedentes del reguetón se encuentran a comienzos de los años 90, cuando el panameño El General y el nuyorican Vico-C abanderaron el raggamuffin latino, un sonido que, desde la estética hispana, continuaba la vía iniciada por el dancehall jamaicano.
Unos años después llegaría el primer reguetonero reconocido, Tego Calderón, y la primera reguetonera, Ivy Queen. Y en 2002 la panameña Lorna lanzaría su célebre Papi chulo, años antes de que llegaran la Gasolina de Daddy Yankee, el Dale Don de Don Omar o el Atrévete, te, te de Calle 13, y de que el reguetón comenzara así su trayectoria ascendente, que, en todo caso, no ha alcanzado cierto reconocimiento “serio” hasta la llegada de J Balvin, Cardi B, Ozuna o Bad Bunny.
De todos los géneros musicales surgidos de la calle, es quizá al que más le ha costado conseguir la bendición de la crítica y de cierto público. Y aún así, todavía hay gente que dice aquello de “a mí me gusta toda la música, menos el reguetón”. En fin…
Después de haber participado en varias ciudades españolas en el festival “I love Reggaetón” y tras el empujón que ha recibido de Rosalía este verano -que ha bailado el Papi chulo a lo largo de su gira internacional-, llegaba el viernes Lorna a la Sala López de Zaragoza como estrella absoluta de una fiesta dedicada al reguetón, que dio comienzo con un animado set a cargo de Casa Spice, la marca actual de la ya veterana DJ zaragozana Ms. Von Disko, que ofició de suma sacerdotisa junto a la joven Drizzy Clare, alumna de su escuela de DJs.
Animaron muy bien la espera con su mezcla de trap, reguetón, pop urbano y dancehall, en el que tuvieron cabida de Bad Gyal a Bad Bunny, pasando por Rosalía y todo lo que cabe en medio.
Después, tomaron el relevo Mike Goldman (mánager de Lorna desde sus inicios) y The Boss, que ofrecieron una cálida y sabrosa sesión de reguetón antiguo, con jitazos de Wisin & Yandel, Don Omar, Juan Magán (rey catalán del electro latino), Henry Méndez o Daddy Yankee, entre otros muchos.
Pero el revuelo se armó cuando salió al escenario Lorna Zarina Aponte (ese es su verdadero nombre), acompañada de su hija, la corista y bailarina Issys Brianna, y de sus dos DJs, The Boss y Mike Goldman.
Sin más preámbulos, nada más comenzar, Lorna atacó directamente su gran zambombazo, el Papi chulo, que fue coreado por todo el público. A partir de allí, demostró que no es una ‘one hit wonder’ (artista de un solo hit), y fue enlazando temas llenos de energía y punch, como Trakatá (con un mensaje muy feminista sobre “mujeres que no se dejan pisar por los hombres”), Papito ven a mí (una suerte de remake del Papi chulo), Se me ha ido la voz (un tema más en la línea del rap latino) o Tu gatita, otro tema de empoderamiento feminista en el que canta “…yo no soy tu gatita…”.
Continuó con No te veo de Jowell & Randy, en cuyo remix participó Lorna, y con El baile del choque, para el que invitó a una parte del entregado público a perrear sobre el escenario.
Cerró su breve actuación (supo a poco) con el tema Hagamos el amor con la ropa, que grabó en su día junto al puertorriqueño Speedy, y se despidió definitivamente con, de nuevo, esa obra maestra del ritmo y la sensualidad que es el Papi chulo.
Podría haber seguido, sin duda, porque se dejó en el tintero otros temas como Toma dembow, Llueve, Ella baila reggaetón, Love you o Chiquito. Pero fue, en todo caso, una noche para el recuerdo. Una noche para celebrar el 20º aniversario de una canción inmarchitable. Una noche de orgullo latino y perreo. ●
Lorna
Reguetón
Sala López (Zaragoza)