Carta a los Reyes
Queridos Reyes Magos:
Me llaman Maite, soy vecina de Biescas, villa situada en el Alto Gállego, comarca con poca población fija pero de espectacular belleza por sus montañas y sus valles.
Es la zona alta muy apropiada para la cría de ganado vacuno, caprino y lanar, y el llano para el cultivo del cereal.
Los que aquí vivimos estamos en armonía con nuestro entorno, con nuestra fauna y nuestra flora. Por eso, simplemente, queremos que nos dejen vivir así, sencilla y naturalmente.
No queremos que nos invadan de más ladrillos y cementos, ni de placas ni pilonas, ni remontes que matan nuestro medio natural.
Nosotros, los que aquí vivimos cada día, al hacerlo, cuidamos de nuestro entorno. Es nuestro ganado el que limpia los montes y los campos, evitando entre otros males, la propagación de los incendios.
Andamos hacia un futuro incierto provocado por la especie humana que solo busca su propio bienestar. Hace falta mucha magia para que este ser que está llegando al sumun de la barbarie vuelva a su estado natural. Un estado en el que sea capaz de adaptarse a lo que le ofrece el medio que es mucho, sin destruirlo y respetando todas las demás especies que viven a su alrededor.
Por todo esto, queridos Reyes, solo pido dos cosas. La primera que nos ayudéis a escuchar porque la tierra ya no habla, grita, y sus quejidos dolorosos por el maltrato que le estamos ocasionando nos va a llevar a nuestra propia destrucción.
Y la segunda, que os llevéis a “Don dinero” y “Don poder” a un sitio donde no puedan jamás volver, porque es sin ellos donde el hombre saca lo mejor de su ser.
Maite Coti Cajal