Un eclecticismo radical
Casasnovas presentó su proyecto Zambra en el Centro Cívico Delicias de Zaragoza
El diccionario de la RAE define zambra como la fiesta que usaban los moriscos, con bulla, regocijo y baile. O también, como una algazara. En definitiva, lo que mucha gente conoce como sarao. Y Zambra es también el nombre que el músico zaragozano Jorge Martínez Casasnovas -artísticamente conocido como Casasnovasle puso al proyecto que el sábado presentó en el Centro Cívico Delicias de la capital aragonesa. Un nombre muy adecuado ya que este jovencísimo guitarrista reunió a un numeroso grupo de músicos, que constituyen una parte importante de la escena del folk zaragozano (y más allá), para montar una gran fiesta llena de invitados. En esta Zambra que presentó Casasnovas también es válida la acepción de algazara que tiene la palabra, en el sentido de que su propuesta se asemejó a veces a una suerte de torre de Babel llena de lenguas musicales diferentes. Una valiente apuesta por un eclecticismo radical que por momentos dio una cierta impresión de batiburrillo, de dispersión o rompecabezas. Algo a lo que contribuye, sin duda, la gran variedad de sus referentes, que el propio Casasnovas confiesa que van de Sabicas a Four Tet, y de Alice Coltrane a Joaquín Díaz. Difícil, desde luego, poder conjugar tan dispares elementos sonoros sin que sobrevuele el fantasma del pastiche. Pero este joven músico aragonés tiene madera de creador inquieto y lo ha demostrado sobradamente con su EP de 2021, el magnífico Agua menudita, sin duda uno de los mejores discos editados en nuestra Comunidad Autónoma en mucho tiempo.
La noche dio comienzo con un sugerente tema envuelto en drones y sostenido por el armazón electrónico de Guarda y Toromecánico, el saxo de Carlos Sagaste y el clarinete de Paula Silvestre. Siguió una bonita melodía interpretada en gallego por Olalla Lux, cantante zaragozana de pop electrónico, que sonó un poco en la onda del dúo LaMontagne & PicoAmperio, que actuó en el Periferias de 2021. Dando un giro de 180 grados, Casasnovas articuló después un dueto con el guitarrista Enrique Cossío para enhebrar juntos una delicada chacarera con leves aires de landó peruano. A continuación llamó al escenario a dos veteranos del folk aragonés, Luismi Bajén (Biella
Nuei) y Eugenio Gracia (Ixo Rai!), que, con dulzaina y gaita respectivamente, se marcaron un típico y tradicional Villano”con arreglos contemporáneos. Cambio de tercio de nuevo para descolocar al personal interpretando una original versión con ecos de afrojazz de un tema del proyecto electrónico británico Four Tet, para el que convocó a la sección rítmica (Israel Tubilleja en la batería y Jesús Martí en el bajo) y al cantante-chamán Gustavo Giménez.
La velada continuó con Gozos a la Virgen del Bario, un tema de su EP basado en una melodía de Bestué, en la que el grupo pasó del jazz-folk a ciertos momentos free, pasajes a lo John Surman y gotas de funk torrencial. Quizá la parte más deslavazada y confusa del concierto la marcaron un tema electrónico nuevo construido sobre base breakbeat y una insólita y extraña versión del clásico espiritual negro Sinner man”, que popularizaron The Weavers y Nina Simone, y que cantó/recitó con aires de predicador Rodrigo Mabuse, del grupo Mabuse y los Compayos. Una rara mezcolanza difícil de describir, con apuntes dub y ecos minimalistas. Ya con toda la banda al completo, la noche llegó a su fin con el momento de mayor lucimiento de los músicos (especialmente del saxofonista Carlos Sagaste, muy aplaudido) y con el ainsetano Joaquín Pardinilla sobre el escenario, interpretando una versión de Guatizalema del Sexteto de Pardinilla, cuya evocación mudéjar sonó con pulsión funk y aromas de afrobeat, dejando al público realmente satisfecho.
Y en la propina fue cuando surgió la magia de forma más clara, con la interpretación del tema que cierra su EP Agua menudita, el sutil El marinero Sambi, casi una nana cósmica. Allí fue donde brilló especialmente Casasnovas con su guitarra, cálidamente respaldado por la electrónica y el toque sereno del saxo. Un momento precioso que puso la rúbrica a un concierto que, al margen de una cierta dispersión en parte motivada por la extremada juventud del creador de esta Zambra, confirmó que estamos ante un gran músico con talento y ambición, del que habrá que esperar mucho y bueno en el futuro. De momento, se va una temporada a Boston para estudiar en el prestigioso Berklee College of Music. Esperemos que vuelva de allí con la misma mente abierta que ha demostrado tener. ●
Casasnovas
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Centro Cívico Delicias de Zaragoza