XXXIV FESTIVAL INTERNACIONAL CASTILLO DE AÍNSA
y actividades, y no tiene sentido hacer el festival, mientras que en julio, la primera semana se trabaja con la Escuela de Verano, la segunda es la fuerte, en la tercera se colabora con Boltaña, y la cuarta es la que va dirigida al público familiar. Y en septiembre, como funcionó bien la exposición, se va a hacer otra”. En este sentido reitera que “llegar a esto ha sido un proceso largo, en el que la desestacionalización está presente”, no así en la organización “que se hace con gente de Sobrarbe o de la provincia de Huesca (el equipo de sonido es de Sabiñánigo, la venta online son empresas de Aínsa, el diseño también…) lo que permite hacer una producción cien por cien rural”, apunta Joaquín Pardinilla; es decir “un festival de kilómetro cero”, refrenda el alcalde de Aínsa-Sobarbe, Enrique Pueyo.
Exceptuando a los artistas que vienen de fuera, todo el presupuesto del festival, este año algo más de 100.000 euros, “repercute de manera directa en la comarca, a lo que hay que sumar las pernoctas. Lo que contribuye a que las empresas se relacionen entre sí y, además, se mantenga y genere empleo”.
Idiosincrasia
El Festival Castillo de Aínsa quiere seguir creciendo y haciéndose más fuerte en el territorio, y sin cambiar su idiosincrasia sí que tiene en su lista artistas que las limitaciones presupuestarias o las fechas, no permiten contar con ellos. “Lo que sí es cierto, afirma Pardinilla, es que contratamos muchos grupos tanto de teatro como de música, y todos de una calidad excepcional, porque en el ecosistema artístico en el que convergen grandes figuras con artistas emergentes, hay nombres que se ponen a tiro, y los traemos”.
El público, en general, “quiere artistas más mediáticos, pero en nuestro caso hay cantantes o grupos que, al margen de tener un caché muy alto que es inasumible, tampoco responden ni a los criterios musicales ni artísticos del Festival Castillo de Aínsa”, asevera Pardinilla, que reconoce que ellos tienen “esa labor cultural de ofrecer cosas excepcionales que podemos traer y lo hacemos, algo para lo que contamos con la curiosidad y complicidad del público por querer conocer cosas”.
“El festival tiene 34 años, y en Aínsa y el Sobrarbe hay mucha movida musical, por eso tenemos que escuchar al público porque no todo lo podemos pagar pero no todo vale para este festival, que ha contribuido a que toda esa movida musical viva un momento álgido. Ver y escuchar una cosa buena te hace crecer como músico y como artista”, afirma Paco Paricio, que apuesta por hacer el festival que se quiere y no el que quieren ya que a lo que nunca van a renunciar es a “escuchar al país, saber en dónde estamos y lo que hacemos”. Esa es la idiosincrasia de Festival Internacional Castillo de Aínsa, en el que, sin tener cerrada la 34 edición, la música de raíz de María Mazzotti, el espectáculo Rematadera de Miguel Ángel Berna y las danzas de Sobrarbe, convivirán con el rock and roll de Los Zigarros y el hip hop y el rap de Sharif, La cara B de Uesca, Lassi.0 y Bewis de la Rosa. ●