Diario del Alto Aragón

Iguácel: “Desde que pasé el testigo sabía que íbamos a ganar”

El atleta de Bielsa cuenta sus impresione­s mientras todavía asimila el haberse proclamado campeón del mundo

- Alfonso Herrán

HUESCA.- El atleta altoaragon­és Christian Iguácel seguía asimilando este lunes la medalla de oro que se colgó al cuello el domingo por la noche en el Campeonato del Mundo de Pista Cubierta de Atletismo. Con la doble nacionalid­ad hispano-belga, el deportista de Javierre de Bielsa fue una parte determinan­te para que el relevo 4x400 de Bélgica se impusiera en una vibrante carrera y en una cerrada lucha con la gran favorita, Estados Unidos.

“Sabíamos que teníamos un relevo fuerte. En mi caso, cuando me anunciaron que estaba en el relevo, tenía claro que había que aportar el máximo posible para llegar lejos”, arrancaba el espigado atleta altoaragon­és.

Y es que en Bélgica hay muchísimo nivel en el 400, y de hecho en Glasgow su compañero Alejandro Doom se hizo con el título individual de la prueba. “Hay mucha tradición del relevo 4x4, y se pelea a muerte por estar en el equipo. Eso siempre hace que el nivel siempre suba, porque hay mucha competenci­a”.

Canalizar la rabia

Su Mundial arrancó con una semifinal en la que fueron segundos y se quedaron con un regusto amargo. “La primera posta fue bien, y cuando mi compañero fue a pasarme el testigo hubo una acción con un juez, que me chocó. Al menos logramos el objetivo de pasar a la final y con buena marca, pero sabiendo que se podía mejorar. Yo especialme­nte tenía cierta rabia por lo que había pasado. En el hotel hablamos de que no había que gastar energía en algo malo, en ese empujón, y centrarnos en hacer una buena carrera en la final. La verdad es que la hicimos y eso nos dio el oro”.

Ya metidos en la final del domingo, le tocó correr la tercera posta, en la que se vio las caras con el estadounid­ense Noah Lyles, vigente campeón del mundo de 100 y 200 al aire libre y subcampeón en Glasgow de 60. Un cohete.

Con la carrera ya en cosa de dos, Bélgica y Estados Unidos, Iguácel no solo plantó cara a una superestre­lla como Lyles, sino que además consiguió limar algunos metros en las dos vueltas.

De tú a tú al más rápido del mundo

“Cuando supe que me tocaba correr contra Lyles sabía que me iba a tocar un rival rapidísimo. Tenía la duda de si iba a salir a tope o si iría a tirones. A los cinco metros de salir ya noté que su ritmo se podía aguantar, y a partir de ahí gané confianza. Se trataba de que cada cien metros, tratar de recortarle uno. El objetivo era entregar el testigo con la menor desventaja posible porque en el último relevo teníamos al Campeón del Mundo, y eso te da confianza”.

Y en la última posta, le tocó ver en primera fila como llegaba el triunfo. “Desde el momento que le di el testigo, con la diferencia que había, sabía que le iba a pasar. En la final individual atacó de más atrás para ganar, pero esta vez le puso emoción y se lo dejó para la última recta. También era su cuarta carrera en un fin de semana. Estábamos los tres allí esperando, y como no veo demasiado bien y fue una llegada apretada, me enteré más por los saltos de mis compañeros. Entonces supe que habíamos ganado”.

Un oro mundial. Salvo un oro olímpico, lo más grande. “Mi filosofía es la de trabajar duro, ir pasito a pasito para llegar al objetivo. Este año los objetivos estaban sobre todo en la temporada de aire libre, en el Mundial de relevos en Bahamas, en lograr clasificar­nos para los Juegos y en el Europeo. La pista cubierta no era tan importante, era más para ir entrando en competició­n este año, pero cuando ya te pones, y más en un Mundial, vas a dar lo máximo, y ha llegado ese gran resultado”.

Tras la carrera tocó un momento siempre especial como es el podio. “Todos los podios, aunque sean de una competició­n regional, hacen ilusión, porque significan que el trabajo se ha hecho bien, que no te has rendido. Y esta vez, junto a mis compañeros, da más emoción. Fue algo indescript­ible”.

Una noche corta y un día para responder a todos

Después, una corta celebració­n y una noche todavía más corta. “Estoy afónico. Llegamos al hotel después de todo el protocolo, eran como las once de la noche y a las tres teníamos que salir para el aeropuerto. En esas pocas horas no duermes porque la adrenalina está disparada y tienes que descomprim­ir. Estuve hablando con unos y con otros”.

El móvil le echa humo, y de hecho este lunes ha dedicado varias horas a responder mensajes. “Creo que no he leído ni un quinto de todos los mensajes que tengo. He estado ya tres horas respondien­do. Es lo que hay, lo normal, y quiero responder a todos. Los importante­s, familia y amigos, fueron los primeros, pero lo agradezco a todos y no me quiero olvidar de nadie”.

Entre esos centenares de mensajes, le hicieron especial ilusión los del grupo de whatssapp de su club, el Intec Zoiti. “Es uno de los dos grupos que me dio más emoción al leer mensajes. Somos como una familia, hemos peleado mucho juntos y hay una conexión especial, que es en la pista pero también fuera. Me emocioné mucho y casi lloro leyéndolos”.

Tras este mundial llega como decimos el aire libre y grandes objetivos bien marcados. “Lo primero es el Mundial de Relevos en Bahamas. Nos jugamos el pase a los Juegos Olímpicos. Si hacemos lo que sabemos y como sabemos somos capaces, pero hay que correr y no hay que fallar, que es algo que puede ocurrir en un relevo. No nos podemos confiar. Luego estará el Europeo, que también es algo importante, y esperemos que el gran final de la temporada en París”.

Por el camino llegará también la Liga de Clubes de División de Honor con Zoiti, aunque tiene complicado el poder echar una mano este año. “La segunda jornada es seguro que no estaré porque coincide con Bahamas en mayo. La primera está al cincuenta por ciento, porque estamos planifican­do una concentrac­ión del relevo antes del Mundial. Si es cerca podría ir a Huesca, pero si es en la otra punta del mundo será imposible. Lo que sí espero estar es en la final”. ●

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Iguácel, con gafas, en lo más alto del podio de Glasgow.
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Celebració­n nada más terminar la carrera.

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