“Espero contribuir a que no se pierdan las palabras en grausino”
Tras 12 años de intenso trabajo, José Antonio Betato presenta un diccionario en esta lengua, con tres tomos de 400 páginas
GRAUS.- José Antonio Betato acaba de terminar, después de 12 años de intenso trabajo, un completísimo Diccionario de Grausino, compuesto por tres tomos de 400 páginas, una gramática introductoria y un anexo final. Este diccionario castellano- grausino, que cederá al Museo de Historia y Tradición de Graus en “Casa Paco” para que cualquiera pueda consultarlo, es una pieza totalmente artesanal, manuscrita y acompañada de fotografías ilustrativas tomadas en Graus. Paralelamente, Betato ha digitalizado cada una de las páginas para facilitar su consulta. Sin embargo, y pese a su cariño y esmero por mantener el grausino, su lengua materna, este estudioso se muestra pesimista respecto a la supervivencia de la lengua.
“Lo ves negro porque, aparte de que queda poca gente que lo hable, encima te van a poner el aragonés por encima. Yo lo veo más negro que hace 20 años. Hace 15 o 20 años hubo un subidón, pero ahora, progresivamente, va a la baja. Para hacer una lengua materna a nivel regional, tienes que hacer perder las 200 o 300 auténticas que han emanado de la madre de cada uno “, lamenta.
Al menos, satisfecho con su trabajo, considera que así contribuye “a que no se pierdan palabras” porque hay algunas “muy majas”. “En Graus, ‘sillón’ significa botijo, ‘cocho’ es perro y ‘tocho’, palo”, enumera por destacar alguna de las miles de voces que componen su recién concluido Diccionario de Grausino.
En los bajos de su Casa del Barrichós, en pleno corazón de Graus, José Antonio Betato ha instalado su despacho. Abarrotado, pero muy ordenado, este espacio dedicado a Graus recoge publicaciones, propias y ajenas; millares de fotografías, algunas en las paredes y hasta 3.000 archivadas y catalogadas; y ahora, este Diccionario de Grausino.
En el entorno del Día de la Lengua Materna, lo ha hecho público como contribución al legado lingüístico de Graus. Este exhaustivo trabajo, aunque confiesa que “nadie puede decir que estén todas las palabras, porque es posible haberse dejado alguna”, se compone de tres voluminosos tomos repartidos por letras. El primero abarca de la A a la D; el segundo entre la D y la R; y el tercero, de la S a la Z. Se complementa, además, con una gramática introductoria del grausino y un anexo final porque “hay palabras que no tienen traducción literal”, explica. Todo el diccionario está manuscrito, con una letra clara y angulosa, perfectamente legible, e incluye la palabra, una frase para contextualizarla y la fotografía alusiva.
“Lo que es diccionario está, pero aún sigo apuntando algunas palabras que me he dejado. Completo del todo no se puede decir, siempre me puede faltar alguna”, comenta todavía completándolo con un léxico tan amplio como en desuso. Entre las palabras que destaca, figuran ‘jauto’, que es soso; aconortar (cansar), bafuroso (sucio), vago (patio interior), bailadera (peonza), bombolonear (hablar entre dientes), batalero (abierto de par en par), chuntamanetas (mantis religiosa) o cruixinón (golpe en la cabeza).
“Dentro de 20 años, no habrá nadie que pueda llevarte la contraria, porque se habrán ido todos. En ciertas cosas, he pedido consejo a gente mayor, pero ahora la gente de 80 años que podía darte explicaciones, ha desaparecido”, lamenta, agradeciendo su colaboración con este diccionario que, avanza, irá a “Casa Paco”.
Igual de interesante que el Diccionario de Grausino, a su juicio, es la recopilación de cientos de textos en grausino que ha realizado de autores como Luisón de Fierro o Baldomera y otros más antiguos. “Hay escritos desde el siglo XVIII y los he recogido todos a mano para que puedas buscarlos más fácilmente y no los tengas que ir a buscar por los ‘Llibrez’ de las fiestas o en colecciones particulares”, explica, agregando que in
cluye también fotografía de todos los autores de los textos. En cuanto a documentación, conserva también todas las Revistas de El Fogaril, editadas en grausino hace ya varios años.
En paralelo, Betato ha archivado hasta 3.000 imágenes antiguas de Graus, “solo en las que he podido identificar a la gente que sale”. Algunas de ellas adornan las paredes de su despacho, junto con los reconocimientos que le han concedido por su labor de conservación del patrimonio cultural grausino.
El Ayuntamiento de Graus le otorgó el Premio Esteban de Esmir en 2016 por el Fomento de la Cultura, mientras que previamente, en 2010, recibió un homenaje por parte de la Comarca de Ribagorza por conservar las tradiciones grausinas. También el Grupo de Dances y Albadas de Graus le hizo un reconocimiento por su labor como gaitero, ya que, junto con José Antonio Bernabeu, Betato tomó el relevo cuando el último gaitero emigró a Barcelona a mediados del pasado siglo. ●