La nación precipitada que se encontrará Feijóo
ESTE miércoles protagonizaba la sesión en el Congreso de los Diputados. Este viernes le tendremos recorriendo Polonia, Noruega e Irlanda. Dentro de cuatro días, en Eslovenia; a continuación, en el Consejo Europeo en Bruselas, para regresar a toda prisa a España para participar en la jornada de cierre de la campaña electoral vasca. De Pedro Sánchez se pueden decir, sin duda, muchas cosas, buenas, regulares y malas. Pero, desde luego, no que no se mueva. ¿Se mueve en la dirección correcta o más bien corre en todas las direcciones, de manera precipitada, sin fijar un rumbo concreto?
Yo pienso que la prioridad de Sánchez, hoy por hoy, es la electoral. Este mismo jueves ha convocado una ‘cumbre’ en La Moncloa para hablar de vivienda, que es tema recurrente, lo mismo que las promesas de creación de empleo o las fotos con dirigentes de otros países, en campaña electoral. Y conste que a mí eso que se llama ‘electoralismo’ me parece positivo, por entender que es lógico que las campañas electorales aviven las políticas constructivas y de bienestar... Cuando las promesas se cumplen, claro. Lo malo es que esas mismas campañas, ya se vio este miércoles en la sesión del Congreso de los Diputados, o el martes en el Senado, también enconan las ya pésimas relaciones entre las dos formaciones capitales para vertebrar España, PSOE y PP.
Sánchez aprovecha incluso sus desplazamientos oficiales para, de alguna manera, hacer campaña para las elecciones europeas, que los socialistas tienen muy comprometidas y, al mismo tiempo, en un alarde de ubicuidad, está transformando el país ‘a su modo’ sin hacer la más mínima
Cuando volvamos la vista atrás y hagamos balance, seremos plenamente consciente de que a este país no lo va a conocer ni la madre que lo parió