TrECE DE quINCE. LOS NúMErOS DE GaLLEGO
n o podía acabar mejor el campeonato que con una nueva victoria. Esta vez, en San Mamés; para finalizar la etapa de un David Gallego que no se sabe cuál será su futuro en el club. Pero puede sentirse muy satisfecho por lo hecho en los cinco partidos que ha estado en el banquillo. Cuatro victorias, un empate y lo más importante, el giro del equipo dado en el juego. Todo ello da buena muestra del gran cambio experimentado por un equipo que ha decepcionado a lo largo de la temporada cuando las expectativas que se habían creado al principio eran de estar, al menos, al mismo nivel del ejercicio pasado y que acabó con el cese de Quique.
Visto el juego desplegado en la primera mitad contra el Athletic Club, y pese a que no había nada en juego, el Espanyol quiso llevarse los tres puntos demostrando estar muy firme atrás con buena salida de balón. Un esférico que transitó por el medio con buena circulación para llegar arriba con velocidad, creando el desconcierto a una defensa de tres centrales que no defendían con autoridad y que, prueba de ello, fue el desastroso marcaje en la salida de un córner que David López remató totalmente solo para marcar.
Lo difícil se había conseguido, solo quedaba tener paciencia en las transiciones y dar muchos pases para encontrar el espacio definitivo para aumentar el marcador. Habría sido lo normal por las ocasiones creadas, pero solo se cumplió la primera premisa. La falta de acierto en los metros finales no permitió que el resultado final fuese más amplio y que nadie de los que acudieron al campo lo hubiesen encontrado injusto, pues el juego desarrollado por el Athletic en este curso ha sido muy decepcionante. Tal es así, que los de Ziganda han cuajado una muy mala temporada y no encontraron la fórmula para perforar la portería perica defendida por Diego López.