¿QUÉ MáS NECESITAS, LEO?
Primer partido del año y con sabor a final. Paradójico pero cierto. Ilógico pero real y muy típico en Can Perico. Estas malas rachas pueden darse, pese a ser demasiado larga y preocupante, pero el buen arranque de curso protagonizado por los de Rubi nos hizo perder el norte y la perspectiva. Nos creíamos algo que, por desgracia, todavía no somos. Titulábamos en la previa que había que ganar par poder conciliar el sueño y se logró, pero tal y como fue, las pesadillas todavía no acabarán de desaparecer. Se lograron tres puntos como regalo de Reyes, algo que necesitábamos como el comer, pero ahora hay que seguir. No vale eso de portarse bien solo un día para recibir los regalos y luego volver a las andadas. Este Espanyol debe seguir portándose bien.
Había muchas expectativas puestas en este duelo ante el Leganés, y eso se notó desde el primer minuto. Presión muy alta del Espanyol de inicio y empanada inicial en defensa, que estuvo tres minutos tratando de repeler el balón de su área de forma desafortunada. Se sufrió, no lo negaremos. ¡Ostia David! ¡Qué trallazo! Se merecía ese gol el central de Sant Cugat, pero también el Panda para recuperar sensaciones gracias a haber recuperado su instinto asesino dentro del área, lo que se le pide a un delantero de sus características. La empujó, sí, pero hay que estar ahí para meterla. Pero además de la importancia del gol para dar tranquilidad, me quedo con la nueva demostración de la nobleza de Borja en la celebración de su gol. En vez de volverse loco y festejarlo como si todo el mérito fuera suyo, optó por ir a por David López, pues medio gol era suyo. Solo el travesaño lo evitó. Bonito gesto del gallego, que una vez más demostró que es un buen tío. Como otro bonito gesto captaron las televisiones cuando Sergio García fue sustituido. Víctor Sánchez, otro de los capitanes, ejerció como tal interrumpiendo su calentamiento y acercándose al área técnica para esperar al de Bon Pastor y consolarle tras tener que ser sustituido por un inoportuno pinchazo. Una de las peores noticias por el hecho de ser la segunda lesión muscular en muy poco tiempo y justo cuando el calendario será más exigente por el volumen de partidos que deberá afrontar el equipo este mes de enero.
Pero si me disculpan, además de eso, hay otro fenómeno mucho más preocupante en el equipo. Los problemas por ‘matar’ o encarrilar todavía más el partido pese a ser muy superiores a su rival. Gozó el equipo de varias ocasiones claras para marcar un gol que hiciera justicia y diera la tranquilidad suficiente para espantar fantasmas, pero este se resistió y al final, como siempre, acabamos deseando que el colegiado señalara el final del primer tiempo, pues el Leganés apretó. Y es en este escenario, ante todo lo que se falla, donde es inevitable hablar de la situación de un delantero que hace ya demasiado que no puede ayudar al equipo. Lo suyo ya es preocupante No hay forma de que Baptistao puede frenar su alarmante sequía goleadora. Ni gozando de claras ocasiones, como la de la primera parte con todo a su favor de cabeza, es capaz de ver puerta. Y es que desde el 2 de septiembre en la derrota ante el Alavés en Mendizorroza, hace ya cuatro meses, no ha logrado mandar el balón al fondo de las mallas pese a gozar de titularidades y minutos suficientes para hacerlo. En el inicio de la segunda mitad, más de lo mismo. Nueva acción clarísima y otro fallo garrafal del brasileño. A este chico le pasa algo, pues hace muchas cosas bien, menos lo que más se le pide a un delantero, que son goles. Superada la hora de juego nueva demostración de negación y frustración. Por sus botas pasaron las ocasiones más claras para finiquitar el duelo, pero cuando más se le necesitaba no estuvo a la altura. Una pena, porque tocó sufrir.
No soy de las que les guste poner el dedo en la llaga, pero es imposible pasar por alto lo que le está sucediendo al ‘11’. Así que más que carbón, sería demasiado cruel, esperemos que los Reyes le traigan un buen cargamento de confianza y acierto para que vuelva a recuperar la sonrisa. Pues ayer, una vez sustituido, fue un tanto impactante ver cómo lloraba de frustración en el banquillo y sus compañeros trataban de consolarle. Él es el primero que sabe de lo duro que es fallar tanto ante puerta. Confiemos en que todo cambiará Leo, ánimo.
No vale eso de portarse bien solo un día para recibir los regalos y luego volver a las andadas. Este Espanyol debe seguir siendo bueno