regalo de reyes
Era una final y las finales están para ganarlas y no para brillar. No fue un mal partido. El Espanyol dominó en varios momentos del partido y cuando no lo hizo, no sufrió. El Leganés sólo remató dos veces a portería y tiene mucho mérito la solidez defensiva mostrada. Recuperar la portería a cero es poner los cimientos de los buenos resultados futuros. Tres puntos que dan un salto en la clasificación. De mirarla hacia abajo a volver a mirar hacia arriba. Esta es la locura del fútbol. Borja volvió a enchufarla pero esta vez por listo. El chutazo desde medio campo de David sólo fue imaginado por el ‘Panda’ dónde podría acabar y ahí estaba él para fusilar el rechace del travesaño. Una victoria que podría haber sido más amplia si Leo Baptistao no hubiese fallado ocasiones tan claras. No está siendo la temporada de Leo que lleva un gol de penalti de veintinueve remates, el segundo rematador del equipo después de Borja. Tan solo un cuatro por ciento de acierto. Un Leo que acabó llorando de impotencia en el banquillo al ser substituido. Un jugador que debemos proteger y que su entrega es innegable. Siempre da su máximo pero carece de acierto delante del gol. Sus lágrimas son de sufrimiento y a este tipo de jugadores hay que ayudarles a salir de este maleficio. Si en el futuro Leo vuelve a ver portería, todos seremos más felices pero sobre todo él que es lo más importante.