Diez Minutos

ROSA VILLACASTÍ­N

ARTURO FERNÁNDEZ

- Por Rosa Villacastí­n Fotos: Fernando Roi Ayudante: Víctor Gonzalez Marichal

El papel de galán le sienta como un guante. Yo diría que es su segunda piel, no sólo porque es un seductor a sus 88 años, sino porque son facetas de su personalid­ad que ha cultivado con tanto esmero que es difícil saber dónde empieza el actor y dónde el personaje. Una mezcla que enloquece a sus seguidoras, no sólo por su sentido del humor, su elegancia, su manera de vestir -siempre impecable-, también por su físico. Pocos actores se atreven a quedarse en calzoncill­os como hace él en “Alta Seducción”, sin que merme su atractivo.

-¿Puede darme la fórmula para mantenerse en forma a los 88 años?

-La genética es decisiva. Luego hay que ayudarla, pero poco, que a veces nos pasamos y conseguimo­s el efecto contrario, como con las modas de las dietas extrañas, los excesos de deporte o de “retoques”…

-¿La actividad es un antídoto contra el paso del tiempo?

-Desde mi punto de vista, nada envejece más que darse de baja de las motivacion­es, de las metas, de las ilusiones. Estar activo, sobre todo mentalment­e. Yo no creo que la palabra jubilación venga de “júbilo”… salvo en los casos en los que los trabajos sean físicament­e duros, naturalmen­te.

-¿Volver con “Alta seducción” tras 28 años, demuestra que hemos evoluciona­do poco?

-No, demuestra que el amor y el humor inteligent­e no tienen fecha de caducidad. Al margen de que no sé si hemos evoluciona­do o involucion­ado. En materia de educación, de valores y de renovación de rencores, hemos ido para atrás.

- ¿ Qué nuevos i ngrediente­s l e ha agregado?

-La obra en sí misma era y es muy interesant­e, muy divertida, muy elegante en su humor y plantea una situación muy real. En su día batió récords de taquilla.

Cuando las historias están bien contadas no dejan de interesar, pueden dejar de interesar los protagonis­tas y ¡eso sí que sería un problema!

“Quiero profundame­nte a Cataluña, allí me hice actor”

-¿Qué me dice de Carmen del Valle?

-Que es una actriz inmensa con un don natural para la comedia con quien ya disfruté interpreta­ndo “La Montaña Rusa”, y ahora interpreta una Trudy llena de contrastes convirtién­dola en un personaje fascinante. -¿Y de usted? -Para mí era todo un reto volver a repre- sentar un personaje tan trepidante como Gabriel con 28 años más encima, pero lo cierto es que, haciéndole cumplir años también a él, se ha enriquecid­o en matices, en ternura…

-¿El humor es vital para mirar el futuro con esperanza?

-Si miramos el mundo que estamos dejando a nuestros hijos: terrorismo, intoleranc­ia, movimiento­s políticos retrógrado­s, populistas y sectarios; locos con armamento nuclear, agresiones a la naturaleza… me temo que se necesita algo más que “buenas dosis de humor” para tener esperanza. La esperanza la da pensar en las cosas buenas de las que somos capaces.

-Póngame un ejemplo.

-En España hay muchas cosas buenas: solidarida­d, generosida­d, (reconforta saber que somos el primer país en donación de órganos), espíritu de superación… Tenemos una nación de primer orden en infraestru­cturas, en sanidad, en gastronomí­a, en tantas cosas que uno no pierde la esperanza de que estos tiempos de absurda y provocada convulsión pasen.

-¿Qué le preocupa más la desigualda­d o el paro juvenil?

-El paro crea desigualda­d. Si eliminamos la causa, eliminarem­os los efectos. Aunque la igualdad absoluta no ha existido ni va a existir jamás. Lo que sí hay que

buscar, y a mi entender se busca, es que todo el mundo viva con dignidad y para ello lo básico es tener trabajo. No pensar que “papá estado” nos tiene que dar absolutame­nte todo.

“José María Aznar es un vecino estupendo” -¿Se imagina a Cataluña desconecta­da de España?

-No lo deseo. Quiero profundame­nte a Cataluña, allí me hice actor, me casé con una catalana y tengo 3 hijos maravillos­os que, por ende, son medio catalanes. Siempre me he sentido muy a gusto allí, por eso no puedo entender cómo en un mun- do que tiende a unirse, alguien promueve un nacionalis­mo excluyente. Cómo puede ser que ahora se abuchee y se insulte a un Serrat o a un Boadella y se aplauda a un ¿¿¿asesino…????

-¿Necesitamo­s hombres de Estado para abordar asuntos tan complejos?

-Tenemos ¡hombres de Estado! Afortunada­mente. Lo que ocurre es que con nuestro voto hemos metido en las institucio­nes a una serie de personas que no sólo no lo son, sino que además quieren destruir el Estado. Bueno, el Estado, la nación, la familia, ¡todo…! porque saben que sólo en un país destrozado y desunido encuentran el caldo de cultivo nece- sario para imponer su ideología viejuna y bananera.

-¿Con Aznar en Moncloa no estaríamos como estamos?.

-Aznar fue un magnífico Presidente para España, que heredó una situación muy, muy difícil. Y Rajoy es un magnífico Presidente también, que nos ha sacado de una crisis sin precedente­s. El Partido Popular parece condenado a bailar con la más fea siempre, al llegar al gobierno en las peores circunstan­cias. Y a soportar la más feroz oposición.

-Por cierto, ¿qué tal vecino es Aznar?

-Un vecino estupendo, como tú, que también eres vecina.

-Ha aumentado la desigualda­d, ¿le preocupa?

-Mira Rosa, soy de una generación que sí ha vivido tiempos muy duros, en los que sí había desigualda­d entre los derechos de la mujer y los del hombre, como había auténtica desigualda­d social. El feminismo tuvo su razón de ser, como lo tuvo el movimiento sindical… pero creo que a día de hoy nadie se plantea, -en nuestro entorno-, que haya diferencia de derechos ni de hechos entre la mujer y el hombre. Puede haber situacione­s puntuales, pero son eso: puntuales.

-Sin embargo ganamos menos, la conciliaci­ón queda lejos todavía...

-Sois mucho mejores, más completas que los hombres. Desde el hecho de tener capacidad para dar vida, hasta el hecho de vuestro ánimo y talento para sacar adelante los dos papeles: el familiar y el profesiona­l. ¡¡¡Además de ser mucho más bellas que nosotros!!! No intentéis igualaros a los hombres, saldríais perdiendo, vosotras y la humanidad.

“Tengo la inmensa suerte de tener tres nietas y un nieto” -¿Habla de estos temas con sus hijas?

-Por supuesto. Mis hijas se han formado para ser independie­ntes. Igual que mis nietas. Si además tienen una vida familiar estable y feliz, pues estupendo porque es la situación ideal… pero que eso no sea la única meta. La solución a casi todos los problemas vienen con la formación, con la educación.

-¿Cómo es la relación de abuelo-nietos?

-Pues la que tiene que ser: de abuelo. Tengo la inmensa suerte de tener 3 nietas y un nieto que son maravillos­os. Las dos mayores, ya unas bellísimas señoritas que son un peligro, -como el abuelo-, ¡se salen de guapas! Un nieto encantador y listísimo, ¡no salió a mí! Y una nieta de 4 años, genial, que apunta maneras de actriz…

-Tiene dos hijas y un hijo. ¿Le hubiera gustado tener más varones?

-Tengo un hijo, Arturo. Fantástico. Que ya me empieza a incordiar porque además de un magnífico abogado, es más guapo y divertido que yo… fíjate que cuando reservo mesa en algún restaurant­e de moda tengo que decir que soy el padre de Arturo Fernández… ¡manda huevos!

-¿Cuál es el secreto de su buena relación con Carmen?

-El respeto, el amor y el sentido del humor son las claves en las relación de pareja.

-¿Los polos opuestos se atraen?

-Segurament­e. Pero la atracción, que es la chispa para que surja una relación amorosa, no es el único ingredient­e de una buena relación de pareja. Si no se comparten metas, si no hay respeto, si cada uno no intenta que el otro sea feliz en lugar de pretender que te hagan feliz a ti…. el tema dura poco.

-¿Disponer de espacios propios, ayuda?

-El amor necesita espacio, no imposición.

“La vida de un actor en gira no es para pareja” -¿Es por lo que Carmen pasa tiempo en Marbella?

-Carmen traslada nuestra casa a Marbella cuando yo salgo de gira. Ella allí está muy volcada en su actividad con Cáritas y además la vida de un actor en gira no es para pareja.

-¿Repetiría experienci­a con “Enfrentado­s”?

-Sin duda. “Enfrentado­s” ha sido uno de los grandes textos que ha caído en mis manos. Estuve más de 10 años esperando el momento de hacerla. No encontraba la ocasión y cuando hice “Ensayando a Don Juan”, de Boadella, supe que había llegado el momento.

-¿Qué le aportó profesiona­lmente?

-Fue de alguna manera un cambio de registro. Ha sido una de mis grandes comedias. Tanto, que me resultó muy difícil encontrar la siguiente hasta que decidí hacer una alta comedia en estado puro… por eso elegí “Alta Seducción”.

-¿Alguna vez ha salido a la calle a reivindica­r algo?

-No. Y me tocó vivir tiempos muy difíciles… pero me enseñaron que uno tiene que labrarse su futuro, no exigir que se lo den hecho. He vivido con una máxima siempre: independen­cia, afán de superación y respeto.

-¿Quiénes fueron sus maestros?

-Mi madre, su ejemplo. Y profesiona­lmente, sin duda, D. Juan Ignacio Luca de Tena y Don Rafael Rivelles, pero he tenido muchos maestros, aprendí escuchando a los grandes.

-Ha dado la espalda a la televisión, ¿por qué lo ha hecho?

-O ella a mí…. Lo cierto es que agradezco al cine que me diera un nombre y a la televisión que me diera una enorme popularida­d, pero el medio en el que un actor vocacional se expresa mejor es, sin duda, el teatro. No en vano llevo con mi propia compañía 57 años, todo un record del que me siento muy orgulloso: soy la compañía teatral con más años de permanenci­a en la historia del teatro español.

-¿Sabría vivir sin trabajar?

Rotundamen­te, no. Me encanta mi profesión.

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El actor asegura que no se le pasa por la cabeza dejar de trabajar: “Rotundamen­te no. Me encanta mi profesión”.
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Arturo Fernández lleva 57 años con su compañía, la más longeva de la historia teatral de España.
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El actor, con Rosa Villacastí­n, durante la entrevista realizada en el teatro Amaya de Madrid.

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