Diez Minutos

ROSA VILLACASTÍ­N

- Por Rosa Villacastí­n Fotos: Beatriz Velasco

TOÑI MORENO

Luchadora infatigabl­e, Toñi Moreno disfruta de un momento dulce desde que Mediaset le ofreció presentar “Viva la vida” las tardes de los fines de semana en Tele 5, en sustitució­n de Teresa Campos. Ahí se ha hecho en hueco en la parrilla, tratándose como se trata de una profesiona­l que pone toda la carne en el asador cuando está delante de una cámara.

Simpática, natural, amiga de sus amigos, Toñi ha dado un paso importante a nivel personal: está poniendo todos los medios para ser madre. Un sueño que espera hacer realidad muy pronto. -¿Es cierto que quiere ser madre? -Verás, Rosa, yo desde siempre he querido ser madre, lo he sido de mis amigas, de mis hermanas, de mi propia madre, madre monoparent­al, es mi asignatura pendiente. Lo intenté cuando tenía 35 años y varias veces después, pero no pudo ser porque se cruzaron proyectos profesiona­les en mi camino y lo aparqué. Y ahora que tengo 44 años o me doy prisa o ya será tarde. -¿Lo está intentando? -Quiero darme prisa, pero no sé lo que pasará, aunque no lo descarto, pese a que estoy pasada de edad.

-¿No será la razón por la que ha cambiado de look?

-No, no, yo llevaba toda la vida intentando no ponerme zapatos de tacón, hasta que por fin lo he logrado. Me gustan las zapatillas de deporte, con las que me siento muy cómoda, sobre todo ahora que las hay en todos los colores y modelos. -¿Por qué no le gustan los tacones? -Porque mi padre en vez de dejarme una buena finca de herencia, me ha dejado unos pies horrorosos y cuando me pongo zapatos, aunque tengan poco tacón, me duelen los pies.

- Las zapatillas for man parte de l a vida moderna.

-¡Con decirte que las llevan las ejecutivas en Nueva York! Es un calzado con el que me siento como si estuviera en mi casa. -¿Alguna vez ha dejado de sentirse usted misma en plató?

-Alguna vez sí, porque a las que no estamos buenas siempre hay una mente clarividen­te que te dice: te voy a cambiar la imagen, te vas a poner extensione­s y un estilo de ropa con el que no te reconoces, y eso a la hora de salir al plató, te influye porque no eres tú. -Lo dice por experienci­a. -Claro, en Televisión Española me pusieron unas extensione­s que me llegaban a la cintura y yo

“A las que no estamos buenas siempre hay una mente clarividen­te que te dice: te voy a cambiar la imagen… y no te reconoces” “Carmen Borrego es muy amiga mía, y como buenas amigas tenemos momentos. Ahora estamos en uno muy bueno”

me miraba al espejo, y no era yo, y eso me influyó mucho a la hora de trabajar. -¿Qué otras cosas necesita para sentirse en su propia piel?

-A nivel profesiona­l, entenderme con el equipo, creer en lo que hago y cómo lo hago, porque si no creo se me nota mucho. Y tener buena química con la persona que me dirige, porque tiene que ser alguien que sepa lo que siento en cada momento. -¿Lo ha conseguido?

-En “Viva la vida” sí, porque me llevo fenomenalm­ente con Silvia Fonseca, y en “Gente Maravillos­a”, que dirige Alberto del Pozo en Canal Sur, también porque es amigo de toda la vida. Estoy en un momento bonito.

-Es lo que transmite la cámara.

-Lo que no perdonan los espectador­es es que mientas. Te perdonan los defectos, que te equivoques, pero que mientas, eso nunca. Yo tengo la desgracia de que mi cara es el espejo de lo que estoy sintiendo. -No es de las que se muerde la lengua.

-Pues cada vez más, deben ser los años, y que hay gente con la que resulta muy difícil dialogar. -¿De qué se arrepiente?

-De algo que dije en televisión porque Kiko Matamoros hizo un comentario contra Carmen Borrego, y yo salí en su defensa, pero me salió una frase que no debía haber pronunciad­o.

-¿Tan terrible era?

-No, solo dije: “Yo no sé si ellas lo harían por mí pero yo sí voy a salir en defensa de Carmen”. Le di muchas vueltas después porque no debería haberlo dicho, ya que esa frase dio para que se hicieran muchos comentario­s. -¿Carmen se molestó?

-Carmen Borrego es muy amiga mía, tanto que lo sabe todo de mi vida, y yo de la suya, y como buenas amigas que somos tenemos momentos de todo tipo. Ahora estamos en uno muy bueno. Después de hacer ese comentario hemos quedado para comer y así poder aclararle lo que quise decir.

-¿Y con Teresa Campos tiene relación?

-Mi relación con Teresa está basada en la admiración que siento por ella. Y eso es lo que quizá me ha impedido tener una relación más cercana que la de discípula-jefa. Quienes nos dedicamos a esta profesión le debemos mucho a Teresa por todo lo que ha aportado al mundo de la comunicaci­ón. -¿Qué destacaría de ella?

-Su capacidad para medir los tiempos. Sabe cuándo tiene que cortar un tema porque ya no da para más. -¿Sintió vértigo el día que pisó su plató?

-Nunca tuve la sensación de que la sustituía. Sabía que me iban a observar y criticar porque la comparació­n era inevitable. Se lo dije a los del diario El País: ante la comparació­n, me siento perdedora. -Lo que dice mucho a su favor.

-Sería tonta si me quisiera comparar con Teresa Campos, porque yo estoy empezando aunque lleve muchos años en televisión. Ahora tengo la misma edad que ella cuando llegó a Madrid. A mí lo que me preocupa es no defraudar a la audiencia. -¿Cree que lo ha conseguido?

-Yo me pongo en el lugar del espectador y pienso: qué me gustaría ver un sábado o un domingo por la tarde. Mi objetivo es entretener a quienes nos están viendo, hacerles reír para que se olviden de sus problemas. -¿Se siente cómoda en Tele 5?

-Lo más difícil ha sido ponerme al día del universo Tele 5. Hasta que me di cuenta de que todos los personajes están dando parte de su vida en los programas en los que trabajan, y hay que tratarles como se merecen. -Vivimos momentos convulsos. ¿No le tienta la política?

-Últimament­e más que nunca, aunque no me voy a meter en eso porque no me sentiría cómoda, pero pienso que no hubiéramos llegado a la situación en la que nos encontramo­s si tuviéramos otros políticos. -¿Mejores o peores?

-Mejores. Yo tengo muchos amigos catalanes que están sufriendo, y con los que evitamos hablar de política porque la gente está muy enfadada. Lo decía mi padre, no hables nunca ni de política ni de religión. -En una ocasión me dijo: lo peor que me podría pasar es ir al paro.

-Te lo dije justo antes de quedarme en el paro. Yo lo he llevado mal y quienes se encuentran en esa situación me entenderán. Yo, como todos, necesito trabajar para pagar la hipoteca, ayudar a mi familia, comer, y si eso me falta, empezar de cero es muy duro. Yo tuve que hacerlo y salvé mi casa, pero hay que gente que no ha podido. -Le ha cambiado el gesto al recordarlo. -Porque conozco muchos artistas que están pasando hambre, porque al no tener

trabajo fijo no tienen prestacion­es. -¿Qué consejo les daría a esas personas?

-Yo después de tocar fondo, me presenté en una escuela de coaching para hacer un curso. Y me sirvió porque cuando uno está pasando un mal momento olvida quién es. Yo les diría que cojan un papel y apunten todas las cosas positivas que han logrado. -¿Así recobró la autoestima?

-Sí, porque es lo primero que pierdes. Yo pensé que no servía para presentar. Nunca hay que tirar la toalla porque aunque te digan muchas veces que no, siempre hay una puerta que se abre. -También me dijo que hubo días que no tenía para comer.

-Yo me siento muy orgullosa de mi familia. Mi padre era un trabajador del campo, honesto, y mi madre una luchadora, que llegó a tener tres trabajos para sacarnos adelante. Y como lo que he visto en mi casa es gente que se ha buscado la vida, para mí empezar a trabajar a los 14 era lo normal. -Siempre habla de su madre. ¿Tanto le ha marcado?

-Mucho, porque es un personaje que siempre me ha tratado como si fuera su colega, su amiga. Una mujer muy trabajador­a, que durante años estuvo cuidando de un hombre mayor. -¿Son los que le ayudan a perseverar?

-Sin duda. Hay gente que saca enseñanzas positivas de las dificultad­es y otros no. De todo hay que aprender, porque si no estás pasando por la vida sin que te cale. -¿Cómo le afectó la muerte de su padre?

-Fue un golpe duro que me enseñó a no preocuparm­e de las cosas sin importanci­a. Sin decírmelo, me enseñó el camino para ser feliz, para madurar. Ahora estoy pendiente de mi madre, de que no le falte de nada, que pueda viajar y disfrutar. -¿Se reconoce en ella?

-Mucho, tengo el mismo genio y, según pasa el tiempo, los mismos defectos. En cambio mi hermana Loli es un clon de mi padre, y María José me acaba de dar un sobrino y estoy feliz. -¿Qué ha aprendido de los fracasos? -Me han ayudado a crecer, porque soy muy autocrític­a, y si me equivoco lo asumo. -¿Es de bien nacida ser agradecida? -Yo lo soy, lo soy con Ana Rosa Quintana y con Mediasset, porque confiarán en mí. -¿Dónde le gustaría envejecer?

-En Sanlúcar de Barrameda, donde me he comprado un apartament­o mirando al coto de Doñana. -¿Es su lugar favorito?

-Sí, pero también soy una enamorada de Galicia. Si existe la reencarnac­ión yo en otra vida he nacido en Galicia, en Santiago.

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Toñi y Rosa, durante la entrevista realizada en Telecinco.

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