EL RECIÉN ESTRENADO MATRIMONIO SALUDÓ A LOS MILES DE INGLESES QUE LES ESPERABAN EN LA CALLE. LA PAREJA ESTABA CONMOVIDA.
Ya son marido y mujer. Harry y Meghan Markel se juraron amor eterno el pasado 19 de mayo en la capilla de San Jorge, situada dentro del Castillo de Windsor. Estaban de lo más emocionados, signo inequívoco del amor que sienten el uno por el otro. Sus miradas lo decían todo, sus gestos les delataban, su historia de amor no podía acabar de otra manera… Harry y Meghan abandonaron la iglesia de la mano y protagonizaron el momento más deseado por los 160 millones de espectadores que siguieron la boda: un beso de película, de los que se dan con los ojos cerrados.
Meghan eligió para el día más importante de su vida un diseño de la británica Clare Waight Keller, directora creativa de Givenchy. Un modelo súper sencillo, tal y como deseaba la ex actriz. Confeccionado en cadi de seda, con escote barco y un largo velo de cinco metros sujeto por la tiara modelo bandeau con motivos geométricos de l a reina Mary, le sentaba como un guante. La nueva duquesa de Sussex también lució pendientes Galanterie y brazalete Reflection de Cartier. Lo acompañó de su anillo de compromiso diseñado por el príncipe Harry. Él decidió ceder todo el protagonismo a la novia y eligió, siguiendo la tradición familiar, un traje militar, tal y como hicieron su abuelo, su padre y su hermano Guillermo.
La novia se decantó por una tiara de la reina Mary, de 1932, con formas geométricas