CRISTINA SORIA
“En casa no hablamos de “Sálvame”
Casada con uno de los directores del magazine vespertino de Telecinco, se ha hecho popular por su trabajo en este programa y en su versión “Deluxe”. Pero ella es mucho más: tiene su despacho de coaching, da clases, publica su quinto libro… Y suma y sigue.
Nos citamos con ella muy cerca de su casa, en El Retiro, el parque madrileño donde el 3 de junio, de 12 a 14 h, firmará ejemplares de “No son las dietas, son los hábitos”, en la caseta 226 de Espasa, en la Feria del Libro. Allí nos habló de su faceta de escritora y de su trabajo de coach, con el que la hemos conocido en “Sálvame” y el “Deluxe”, en Telecinco. -Ya vas por tu quinto libro. -Nunca imaginé algo así, y encima un manual de autoayuda. -Pero eres periodista.
-Sí. De pequeña soñaba con escribir y hace poco mi madre me recordó que de niña quería escribir de una amiga de mi abuela con una vida muy trágica. -Así que, el próximo podría ser de ficción.
-No lo descarto, pero escribir una novela me parece tan complicado, requiere un tiempo que yo no tengo… Al fin y al cabo, ahora escribo sobre situaciones con las que trabajo a diario como coach y he aprendido a vivir el momento. En eso estamos. -¿Por qué hablas ahora de alimentación?
-Todos nos pasamos la vida cuidándonos, pero la mayoría no damos con la fórmula para equilibrar la alimentación con nuestras rutinas diarias. Y muchas veces comemos de manera errónea porque no sabemos gestionar nuestras emociones. Es cuestión de inteligencia emocional. -¿A ti te preocupa?
-Como a todos. Yo puedo hablar del tema no como especialista, porque no lo soy, pero voy teniendo conocimientos. Es más, voy a una nutricionista que me ha enseñado a comer. -¿Tu relación con la comida? -
Durante años pasé de ella. Comía lo que me daba la gana, estaba en 48 kilos, y encantada de la vida; hasta los veintitantos conseguí estar así. Pero al hacerme mayor (tiene 43 años) y ser madre (tiene dos hijos, Gonzalo y Jimena, de 13 y 9 años respectivamente), el cuerpo me cambió y empezó la lucha. -¿Cocinas?.
-Sí. Llevo desde los 18 años fuera de casa, cuando dejé Zaragoza y me fui a Madrid a estudiar Periodismo, y no me ha quedado más remedio. En casa nos gusta comer mucho, imagina con dos niños a los que alimentar… Y encima tengo un padre que es muy buen cocinero, que está en un nivel muy “top”. Suelo organizar el menú semanal, y hay platos que adapto a los niños y a mi marido (Alberto Díaz, uno de los directores de “Sálvame”), porque yo no como tanta pasta y tanto arroz. -¿Tu plato estrella?
-Hago muchos guisos, cocina muy tradicional; vamos, la de las abuelas. Y, de momento, los míos no protestan. Mi hijo ya come en casa y está mejor físicamente que cuando lo hacía en el colegio. Que nadie se dé por aludido, por favor, pero es que la comida de casa es más sana. - ¿ Qué t al c omen l os de “Sálvame”?
-Mejor de lo que a algunos les pueda parecer. Siguen dietas equilibradas, y así lo demostraron cuando hicimos una prueba en el programa. -¿Te llevas mejor con alguno?
-No tengo problema con ninguno, y mira que hay veces que les he dicho cosas que no querían escuchar. Supongo que alguna cara me han puesto, pero no tengo queja. Y conmigo se han portado siempre bien, han dado cobertura a mis libros, los han subido a sus redes… Tengo buena relación con todos. Pasamos tantas horas juntos… -¿Qué tal es trabajar con tu marido? -Normal, en la tele no estamos en “modo pareja”. -¿Comentáis el programa antes y después de cada emisión?
-Nada, en casa no hablamos de “Sálvame”. Ahí cada uno es libre e independiente. -Fue él quien te animó a pasar de periodista a coach.
-Sí, pensó que el coaching podía ayudarme, y yo siempre digo que me da buenos consejos.
-¿Y por qué el coaching? ¿Te ve especialmente empática?
-A lo mejor, es posible. Tal vez pensó que yo sabía escuchar. La verdad es que no lo sé, nunca le he preguntado. Es verdad que soy una persona que está a la duras y a la maduras, y cuando ha pasado algo malo en mi grupo de amigas, espero haber estado siempre ahí.
-En tu caso fue un proceso duro (dejó la comunicación y el marketing en una multinacional para cuidar a su hija, que nació con problemas de salud, ya superados).
-Sí, fue fruto de algo personal, un momento de catarsis. Yo creía que estaba ya todo programado, pero a veces la vida te sorprende y cuando menos te lo esperas, da un vuelco. Yo conseguí cambiar la perspectiva de las cosas y estoy súper orgullosa de ello. Y llevo ya siete años de coach, con mis clientes, dando clases y en televisión. -¿Aplicas el coaching en casa? -Lo que uno puede y le dejan. Y tratando con los hijos, cuesta. -¿Cómo desconectas?
-Aprendes. No me machaco como antes, que era muy perfeccionista, y procuro no llevarme las historias a casa. -¿Concilias?
-Más que conciliar, sobrevivo gracias, en parte, a llevar una agenda personal y otra laboral. Siempre tienes que tirar de ayuda, eso está claro, y hay que ir dejando que los niños sean más independientes y responsables. Y en casa colaboramos todos. -¿Que harás este verano?
-Me voy a hacer el Camino de Santiago. Es un proyecto con la agencia Pangea, que organiza viajes de autor. La idea es hacer cuatro días de ruta con 10 o 15 personas.