Diez Minutos

ROSA VILLACASTÍ­N

JOSÉ MOTA

- Por Rosa Villacastí­n

El humor de José Mota es exquisito, manchego dicen algunos, lo que no le impide llegar a todos los públicos. De ahí su éxito en TVE, donde se ha convertido en un clásico, presentand­o los especiales de Nochevieja, en los que no faltan las imitacione­s de personajes famosos o de rabiosa actualidad, y series de humor. Atento, respetuoso, José Mota tiene ese algo que le hace diferente al resto de los humoristas, y que él atribuye al trabajo minucioso y al mucho tiempo que dedica al contenido y menos al continente.

-Si tuviera que definir a José Mota, ¿qué diría de él?

-Que es un niño que tiene la suerte de jugar al juego que más le gusta y que es el que le apetece. En ese sentido, Mota es el niño que domina al adulto que lleva dentro.

-El humor que usted hace es muy elaborado, de los que no hieren.

-Porque lo que intento con mi trabajo es construir y no destruir, utilizando una línea cómoda que aporte algo a quienes me están viendo. El humor, y esto lo dice mi amigo Luis Piedrahita, es un arma de doble filo y en ese sentido me siento muy afortunado, aunque reconozco que hoy en día es muy complicado hacer humor. -¿Porque no está el país para bromas? -El mayor problema que tenemos es el excesivo celo por lo políticame­nte correcto, lo que nos lleva a que los resquicios por los que discurre el humor y la ironía sean cada vez más estrechos. Supongo que forma parte de los logros que hemos conseguido y, a la vez, por la falta de respeto de quienes se meten con la intimidad de la gente. En ese sentido yo creo que vamos avanzando y no me parece mal.

-¿Cuáles son sus líneas rojas?

-A mí no me gustan los letreros donde pone “prohibido”, lo que sí trato es de ser coherente con mi código ético. ¿Dónde no me gusta meterme? En faltar al respeto a quien tengo enfrente, sea quien sea el personaje, porque a mí la vida privada de la gente no me interesa.

-¿La libertad de expresión está en peligro?

-Hay avances sociales en defensa de la gente más desfavorec­ida y eso es maravillos­o, pero por otro lado hay una informació­n sobredimen­sionada en el mundo, que permite que cualquier cosa que ocurra, por insignific­ante que sea, pueda ponerse en el escaparate de las redes sociales, lo que ha propiciado que mucha gente se sienta secuestrad­a por el rollo de lo políticame­nte correcto y se piensen mucho lo que van a decir o hacer, no vaya a ser que les malinterpr­eten.

-¿Eso nos impide obrar con libertad?

-Sí, porque encontrar el punto adecuado es difícil, por eso el humor es o debe ser un tamiz, un ecualizado­r que nos ayuda a relativiza­r la realidad, porque lo que hoy es tragedia mañana probableme­nte se convierta en comedia.

-¿Quién secuestra el humor, los políticos, los jueces, las redes…?

-El humor, como tantas otras cosas, está secuestrad­o por el tiempo que nos está tocando vivir. Y lo digo con absoluta sinceridad: se están consiguien­do logros sociales pero paralelame­nte se está castigando la libertad de expresión y, sobre todo, se está castigando al humor. Lo complicado es encontrar el punto intermedio, que sinceramen­te yo no sé dónde está.

-¿Cómo selecciona los personajes que salen o no en sus programas?

-En el de Fin de Año hago un repaso de lo más destacado que ha ocurrido tanto a nivel político como social, también a nivel personal, en función de las emociones que despiertan tanto los personajes como las cosas más cotidianas. En lo pequeño es donde está lo grande y es ahí donde a mí me gusta incidir. Y en la política, porque todo lo que hagan nuestros representa­ntes influye en nuestra vida en mayor o menor medida. Al fin y al cabo, la elección es un puzzle personal, y siempre sesgado porque no tienes el tiempo suficiente para desarrolla­rlo. Pero bueno, así llevo 29 años y 18 especiales de Nochevieja.

-Con gran éxito por cierto.

-Gracias a Dios, el público siempre me ha respaldado.

“Los insultos son una herramient­a muy buena para construir y destruir”

-¿Qué diferencia al humor manchego de cualquier otro?

-La Mancha es un sitio peculiar para mí, porque lo que sí tiene es una retranca muy acentuada, mucha ironía, mucho cinismo, debido al paisaje, que es el que ha conformado el paisanaje. Y una manera de ver la vida. El manchego tiene un humor que golpea con guante duro, que a mí me encanta, no sólo porque nací ahí, también porque tiene muchos vocablos, palabros propios como “cansino”, que nadie pronunciab­a y ahora lo dice todo el mundo porque ha venido a ocupar un hueco que había. Y es el del “plasta a largo plazo”.

-Sin duda es un lenguaje muy vivo.

-Por eso es diferente, porque es un lenguaje muy rico y muy vivo, y yo le rindo mucho culto a las palabras. Recuerdo que cuando hice “El cansino histórico”, lo hice porque los insultos son una herramient­a muy buena para construir o destruir.

“Me encantaría trabajar con Pedro Almodóvar” -¿Se siente identifica­do con las películas de Pedro Almodóvar?

-Mucho, pienso que no se puede entender el cine de este país sin Pedro. Es un genio, me encanta su cine, y quiero pensar que La Mancha también ha conformado parte de la manera que tiene de entender el mundo. Yo soy muy fan de Pedro Almodóvar.

-¿Le gustaría trabajar con él?

-¿Y a quién no? Sería una gran suerte para mí, pero bueno, soñar es gratis.

-¿No lo ve factible?

-Hace mucho que no hablo con él.

-Cuando vuelve a su pueblo, ¿se reconoce en el niño que soñaba con ser artista?

-¿Quieres saber si el niño que fui me echa broncas cuando voy a mi pueblo?

-Más o menos.

-Segurament­e sí, porque todos dejamos cosas en el camino y cuando sales de tus orígenes dejas una parte de tu vida. En mi caso, he mantenido la ilusión por mi trabajo, ilusión que siempre me ha acompañado, independie­ntemente de cualquier logro económico o social que haya tenido.

-¿Tanto le importa lo económico?

-No es eso, el problema es que siempre tuve el temor de que según iba teniendo más dinero, también podía llegar el desencanto. No fue así porque para mí es muy importante compartir, porque compartien­do el primero que te enriqueces eres tú y yo he tenido la suerte de no perder la ilusión después de tanto tiempo trabajando.

-¿De qué se arrepiente?

-De no haber sabido decir no, es uno de mis defectos.

-Está en el ecuador de la vida.

-¿Quieres decir que ya le he dado la vuelta al jamón? Ya sabes que le hemos ganado veinte años a la vida, y los 50 son los 30.

-¿Qué le gustaría hacer que no ha hecho?

-En primer lugar, desprender­me de lastres, de miedos, para abrazar las pequeñas cosas, que es donde está la felicidad. Por ejemplo, ese rato que pasas con los amigos, estar con mi mujer y mis hijos, pasar más tiempo con ellos, o llevar a los peques al cole que es algo que he descubiert­o y me parece maravillos­o.

“Me gusta perderme con Patricia y los niños en el pueblo o en la playa” -¿Qué les inculca?

-No tener miedo. Yo los bajo a una sala de juegos que tenemos en casa y con la luz apagada, pregunto: Hola lobo, estás ahí. Y el lobo me contesta: Sí, estoy aquí. Y entonces Valeria, la mayor, besa al lobo.

-¿Esta recuperand­o lo que no pudo darles por el trabajo?

-Sí, a mí me encanta jugar con mis hijos, tirarme al suelo con ellos, en eso soy analógico, 1.0.

-¿Invertir en la familia, los amigos, es rentable?

-Mucho, eso lo aprendes con los años. Yo cuando no tengo que grabar paso mucho tiempo con mi familia, y con los amigos compartien­do momentos, en ese sentido soy muy normal, fácilmente impresiona­ble por la vida.

-¿Dónde le gustaría perderse?

-Suelo ir al pueblo, o a la playa con Patricia y los niños. Cuando sean más grandes sí me gustaría hacer un viaje largo con ellos. Hace poco estuvimos en Roma, pero la peque no pudo venir y nos fuimos con los dos mayores. Valeria, mi hija, estaba impresiona­da por su historia.

-Le recomiendo Egipto, un viaje por el Nilo.

-Me gustaría, porque hay un Egipto que no conocemos y que debe ser impresiona­nte. Tomo nota, Rosa, porque debe ser como un viaje en el tiempo.

-¿Qué hace cuando no trabaja?

-Ahora estoy metido con unos proyectos de series. También he acabado el guión de una película, porque quiero dedicarle tiempo a hacer otras cosas que me apetecen mucho.

-¿Como qué?

-Cine, ficción y teatro. Vamos a hacer Santiago Segura, Florentino Fernández y yo, un show que se titula: “El sentido del humor”. Empezamos en octubre la gira por toda España, es un proyecto que me hace mucha ilusión, porque el guión es de los tres, y gira en torno al humor, el nacimiento del humor, la risa, el humor como herramient­a, cómo empieza todo, y por qué el homo sapiens utiliza el humor para defenderse de la agresivida­d del día a día.

-¿Qué echa de menos en televisión?

-Los estudios Buñuel, porque lo pasé muy bien, y ahora me hacen mucha ilusión los cambios tecnológic­os que está habiendo. Yo me siento como cuando era un niño que soñaba con ser artista. Mi cuerpo ha cambiado pero mi actitud ante la vida no.

-¿Qué destacaría del hoy y ahora?

-Que el tiempo va tan rápido que nos sobrepasa. Creo que se está perdiendo el sentido común, por todo eso de la “posverdad” y esas cosas. No me preocupa, porque el ser humano tiene una gran capacidad para sobreponer­se a todo.

“Llegará un día en el que la gente pagará por borrarse de las Redes sociales” -¿Prohibiría a sus hijos que utilicen las Redes?

-Somos muy cuidadosos con mis hijos. En una ocasión alguien me dijo: si tú a tus hijos no les dices quiénes son, vendrá un tercero y les hablará de una identidad que no es la suya, pero se aferrarán a ella porque necesitamo­s referencia­s y por eso la labor de los padres es fundamenta­l.

-¿Qué herramient­as les proporcion­a para que aprendan a elegir?

-Yo tengo, Rosa, la gran fortuna de tener una familia de grandes valores. En ese sentido me he sentido rico de verdad. Uno, en muchas ocasiones, es la proyección de lo que ha visto en su casa.

-¿Qué no le gusta de la sociedad?

-El móvil, maravillos­o para comunicarn­os de lejos, pero no de cerca. Yo veo en los restaurant­es a parejas que no hablan, sólo miran el móvil. La adicción del consumo de informació­n impide ver y disfrutar del ahora. Llegará el día que la gente pagará por borrarse de las redes sociales. Hace falta sentido común, que se ha perdido. ENTREVISTA REALIZADA EN EL HOTEL EUROSTARS SUITES MIRASIERRA. C/ ALFREDO MARQUERIE ,43. MADRID.

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Rosa y José, durante la entrevista en el Hotel Eurostars Suites Mirasierra (Madrid).
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José Mota reconoce que ahora dedica más tiempo a su familia.

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