Diez Minutos

ICÍAR BOLLAÍN

- Por Rosa Villacastí­n Fotos: Diego Puerta Ayudante: Sara Giillén

Rosa Villacastí­n entrevista a la directora de cine Icíar Bollaín recién llegada de la Habana, donde ha presentado su última película “Yuli”. “Cuando tienes hijos y te vas a rodar es muy doloroso”, le confiesa.

Recién llegada del Festival de cine de la Habana, donde Icíar Bollaín ha presentado “Yuli”, película en la que narra la historia del bailarín negro cubano Carlos Acosta, una estrella de ballet clásico que se convirtió en primera figura del Royal Ballet de Londres, donde permaneció 15 años, hasta que decidió volver a reencontra­rse con sus raíces. Una historia de superación, esfuerzo, amor, en la que no faltan las críticas a la situación político social que atraviesa la isla.

-Suya es la frase que dice: el inconformi­smo siempre merece la pena.

-Claro, porque si todos obedecemos esto no avanza, por eso es necesario que alguien mire para el otro lado, ya que el poder económico, político, va a lo suyo. De ahí, la necesidad de que nosotros vayamos a lo nuestro. -Lo que no siempre resulta fácil. -No lo es. Hay una frase de Frederik Douglas, un líder antiesclav­ista, un hombre negro, que dijo: “El poder no concede nada sin que se lo exijan, nunca lo ha hecho”. Y eso se puede aplicar al feminismo, a cualquier cosa que quieras conseguir, porque si no lo haces, nadie te la va a regalar. -Usted lo ha aprendido muy bien. -Hago lo que puedo, pero también soy obediente, no te creas. Soy ordenada y muy disciplina­da.

-¿Es la razón por la que se implica tanto en lo que hace?.

-No lo hago de una manera evidente, ni como activismo, lo hago porque hay cosas que me llaman la atención, que me escandaliz­an, de las que merece la pena hablar. Yo no tengo soluciones, pero intento hacerlo lo mejor posible, tratando de que no sea en blanco y negro sino en tres dimensione­s, para que todo no sean estereotip­os.

-En “Yuli” mezcla su vida y la situación de Cuba.

-La vida de Carlos es muy excepciona­l, empieza cuando es un niño que no quiere bailar, y termina siendo uno de los mejores de su generación. Tiene ahora 45 años, su vida va en paralelo con la vida de la isla, su familia sufre y vive como tantos otros cubanos.

-¿Es cierto que desciende de esclavos?

-Se lo cuenta su padre. Acosta viene de una plantación azucarera de esclavos: lo excepciona­l es que el biznieto de esclavos negros acabe bailando en el corazón de Londres, siendo el primer Romeo blanco. Es un viaje alucinante.

-El padre y la maestra tienen un papel relevante en su vida.

-Con el padre tiene una relación de amorodio intensa, pero él le dedica la película porque por encima de todo hay amor, y también dolor. La maestra, que tiene 80 años, sigue dirigiendo la escuela de ballet en La Habana.

-Decisiva en la vida de este bailarín.

-Sí, porque Carlos se podía haber desviado, tirado la toalla, pero ella le dio un empujón y le lanzó. Después está el esfuerzo de él.

-Titánico para llegar donde llegó.

-En la película cuento cómo siendo un niño que no quiere bailar, de repente, estando en el internado, van un día los bailarines del Ballet Nacional, y al verlos dice: ¡Ah! pero era esto, saltan como tigres. Y se lanza a bailar.

-¿Cómo llega esta historia a sus manos?

-A través de una productora británica que intentaba levantar este proyecto con Carlos desde hacía tiempo. Se lo proponen a Paul Laverty (pareja de Icíar y padre de sus tres hijos), y antes de aceptar les dice que había quedado conmigo para hacer la siguiente película juntos, de manera que si entra él, entramos los dos y les pareció bien.

-Un caso único, triunfa fuera y vuelve para fundar una escuela de ballet.

-Eso también nos pareció bonito, que habiendo hecho toda su carrera internacio­nal en Reino Unido, a la hora de formar una compañía, la funda en Cuba, donde tiene una Fundación en la que los alumnos están becados, porque quiere darles la oportunida­d que le dieron a él.

-¿Tiene hijos?

-Tres niñas que viven en Londres, mientras él vive a caballo entre Cuba y el Reino Unido.

-¿Cómo es Carlos en la distancia corta?

-Muy llano, muy sensible, quiere mucho a su tierra. Ahora que hemos estado en La Habana presentand­o la película, ha sido todo un acontecimi­ento, porque allí es como una estrella del rock and roll.

-¿Cómo reacciona el público cuando ve las críticas al régimen?

-Con un silencio sepulcral, estaban muy impresiona­dos con lo que veían porque aunque las viven, no las ven ni en una pantalla ni en prensa. Al chico que hace de Carlos cuando éste tenía 15 años, le mostramos imágenes de balseros huyendo de Cuba y lloró desconsola­damente, estaba en shock.

-¿Se han acostumbra­do a vivir sin libertad?

-Se han acostumbra­do, pero al mismo tiempo estaban contentos porque Carlos, con esta película, hace una declaració­n de amor a Cuba. Él se lo dice a su padre: yo pertenezco a esta tierra, soy tu hijo. Eso a los cubanos les enorgullec­e. Y aunque en la película se cuenta el exilio a Miami en los años 80, también pone luz sobre una parte de Cuba.

-¿La solidarida­d, la cultura, la resignació­n?

-El arte que hay en todos los campos es increíble, en un contexto con muchos problemas económicos y de todo tipo.

-Usted tiene un talento especial para abordar problemas que otros no quieren ver.

-En películas en las que hice el guión como en “Te doy mis ojos”, es una realidad que está ahí. Yo no entiendo por qué un hombre que dice que quiere a una mujer, la machaca y la llega a matar. Y por qué una mujer puede estar con un hombre así una media de 15 años.

-Incomprens­ible.

-De esa pregunta nació la película, aunque yo no he vivido nada que se le parezca porque éramos cinco hermanos: las dos chicas hemos estudiado carreras menos convencion­ales y, de hecho, nunca me planteé que ser mujer fuera un hándicap, sólo cuando empezaron a preguntarm­e qué tal llevaba ser directora.

-Se ha educado en un clima de igualdad.

-Si esto me lo preguntas a los 25, era muy ingenua, ahora sé lo que ocurre porque los periódicos están llenos de noticias de este tipo. Y no parece que haya retorno, se nota en que en el IBEX no hay mujeres y las directoras somos un 7% de promedio.

-¿Cómo luchar contra el machismo?

-No tengo soluciones, porque no tenemos modelos en los que mirarnos. A mí me abrió los ojos ver a Chus Gutiérrez dirigir cuando tenía más o menos mi edad: y pensé que eso podía hacerlo una mujer.

-¿Tener una pareja con su misma profesión, le ha ayudado?

-Antes de Paul, estuve con Santiago García de Leaniz, con quien fundé una productora.

-¿Qué ve una directora y no ve un director?

-Cómo se retrata la violencia de género. Hay una asociación de directoras que fundamos hace años y lo primero que hicimos fue encargar un estudio sobre el reflejo de la mujer en el cine.

-¿Qué descubrier­on?

-Hay una constante: la violencia de género, cuando la directora es mujer, nunca se refleja en plan de broma. Cuando es un hombre, siempre lo hacen en plan de broma, quitándole hierro. La explicació­n es sencilla: la mujer lo vive en propia carne y no tiene ninguna gracia, es un drama.

-Con la sentencia de La manada mucha gente ha despertado.

-Muchos hombres también. Lo de La manada ha sido una sacudida para la sociedad, porque esa chica puede ser tu hermana, tu hija, una vecina.

-¿A qué dificultad­es se ha enfrentado para sacar adelante a sus tres hijos?

-La conciliaci­ón ha sido muy complicada, porque cuando te vas a rodar, te vas y es muy doloroso. Hay que luchar contra el sentimient­o de culpa, porque al final faltas en casa, una ausencia que tratas de suplir cuando estás, dedicándol­es mucho más tiempo. Lo único positivo de esa situación es que cuando yo no estoy está su padre.

-¿Les educan en igualdad?

-Sí, claro, afortunada­mente hay un discurso de igualdad que antes no había, pero luego hay una realidad y es que muchos niños siguen viendo a sus madres solas en casa. Les puedes decir que somos iguales pero quienes se dejan la piel son las mujeres, aunque cada vez hay más hombres que participan en la educación, en las tareas del hogar. - ¿ Se da poca i mpor t a nci a a la enseñanza?

-Porque se desprecia la experienci­a: nuestros hijos pasan la mayor parte de su tiempo en los institutos y colegios, son los hombres de mañana y resulta que los profesores, quienes tienen que formarlos, no están valorados, están mal pagados.

-¿Se da más importanci­a a la juventud, a la belleza?

-En detrimento de la edad: por ejemplo, yo tengo 51, y a esta edad estás en lo mejor de tu vida, porque tienes experienci­a, sabes lo que quieres. ¿Por qué castigar a quienes cumplen años? No lo sé.

- ¿ Cómo f ue el s alt o de actriz a directora?

-Fue grande pero no dejé de estar en el mismo lugar, sólo que en vez de estar delante de la cámara, me puse detrás. Yo estaba en esa productora que fundamos un grupo de socios haciendo mis cortos, escribiend­o, como ayudante de producción, compaginab­a lo de actriz con lo de directora.

-Hispanoamé­rica es un escenario que utiliza mucho.

-Me interesa el mundo e Hispanoamé­rica en general: encuentras una energía, una gente con una pasión por hacer cosas, que es muy reconforta­nte.

-¿Le gustaría que alguno de sus hijos siguiera sus pasos?

-Que hagan lo que quieran, me encantaría que hicieran un trabajo creativo, pero no me gustaría que se sintieran ni obligados ni en la sombra.

-¿Tener una pareja que le apoya, es un reto para usted?

-Claro, hay una cosa muy buena, los dos queremos hacer una carrera profesiona­l y, para conseguirl­o, conciliamo­s. No sería justo que sólo uno lo hiciera. Paul escribe unos guiones muy bonitos que me han obligado a salir de donde yo me encontraba y eso es muy enriqueced­or.

-No debe ser fácil trabajar y convivir.

-La primera etapa no lo fue porque él tenía su carrera y yo la mía, y no queríamos que se estropeara al vivir juntos, pero nos ha ido muy bien. Yo le respeto mucho porque me gusta lo que hace, y él tiene mucho respeto con mis decisiones, tiene mucha confianza en mí.

-¿No sienten la tentación de llevarse el trabajo a casa?

-A veces hay que cortar, ya que nuestros hijos tienen 18, 15 y 11. Están abriéndose al mundo y hay que dejarles que lo hagan. Siento que los chavales de ahora tienen un futuro más incierto que nosotros. Hoy estudian una carrera y no tienen garantía ninguna de que van a poder ejercerla, ni siquiera si van a tener un trabajo, sobre todo aquí en España.

-Donde el paro juvenil es alarmante.

-Es una barbaridad, estudiar con ese panorama por delante es tremendo. Por eso muchos de ellos se preguntan para qué voy a estudiar si no voy a tener trabajo, no me voy a poder independiz­ar...

-El cine español, ¿goza de buena salud?

-Hay mucho trabajo con las plataforma­s y las series, y eso es una buenísima noticia; en cambio, TVE está financiand­o pocos proyectos y el Ministerio de Cultura, que da apoyo con dinero público, tiene poco dinero: 30 millones para el cine es muy poco, en Alemania dan 200 y, en Francia, 300.

-Pese a ello se hace muy buen cine.

-Porque hacemos mucho con muy poco y porque hay unos técnicos y unos actores magníficos. -¿Algún proyecto nuevo?

-Estoy con una comedia dramática de mujeres y con otra sobre una historia madura, más de la política reciente de nuestro país, muy potente.

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Icíar y Rosa se citaron en el restaurant­e “Ahoraenel1­6”, de Madrid.
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Bollaín narra en “Yuli”, la vida del bailarín cubano Carlos Acosta.
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Icíar reconoce que nunca se planteó que ser mujer fuera un hándicap “hasta que empezaron a preguntarm­e qué tal llevaba ser directora”.

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