Diez Minutos

ROSA VILLACASTÍ­N

‘‘Todavía me puedo mirar al espejo cuando me afeito y no me asusto’’

- RAMÓN GARCÍA

Es difícil encontrar un hueco en la apretada agenda de Ramón García, pese a su buena voluntad, pero finalmente lo conseguimo­s para hablar de su nuevo programa, “Un año de tu vida”, que tanto éxito ha tenido en Canal Sur y que ha empezado a emitirse en Castilla la Mancha, donde Ramontxu lleva años presentand­o “En compañía” o “Gente maravillos­a”. Un reto que afronta con naturalida­d, acostumbra­do como está a lidiar con todo tipo de formatos televisivo­s.

-Ramón, ¿qué aporta a su larga carrera “Un Año de tu vida”?

-La experienci­a de poder hacer un programa de televisión que, como bien dices, viene de haber obtenido un buen éxito en Canal Sur. Y que me va a permitir recordar con los espectador­es un año de su vida a través de nuestros invitados.

-¿Le preocupa que el público andaluz sea diferente al castellano-manchego?

-No, ya que llevo cuatro años trabajando en Castilla-La Mancha, conozco cómo es la gente de esta tierra y creo que un programa basado en la nostalgia y los recuerdos, une a la gente, sea de dónde sea.

-¿Le quita presión trabajar en terreno conocido?

-Ayuda, porque son muchos años presentand­o “En Compañía” en Castilla-La Mancha. Además, voy a contar con invitados muy conocidos, que van a facilitar mucho las cosas para que el espectador retroceda con nosotros en el tiempo.

-Está a punto de cumplir los 1.000 programas con “En Compañía”.

-Sí, cuatro años de éxito ininterrum­pido es casi milagroso en televisión. La finalidad es entretener ayudando a personas que sufren de soledad y que nos piden ayuda. Y es reconforta­rte comprobar que, tras pasar por el programa, cientos de estas personas ya no están solas porque han conseguido un compañero o una compañera que ha mejorado sus días.

“Mi época dorada en la televisión la viví en los 90 presentand­o

“¿Qué apostamos?” con Ana Obregón”

-Y a usted, ¿ qué l e aportan estas personas?

-Me han hecho mejor persona porque ahora valoro más las cosas importante­s de la vida. Ellos confían en nosotros y nosotros intentamos devolvérse­lo con nuestro trabajo, nuestro esfuerzo y una dedicación plena para que tengan posibilida­d de acabar con su soledad.

-Con Ana García Obregón presentó “Qué apostamos”. ¿Qué recuerda de aquella época?

-Fue una época dorada en mi vida profesiona­l y también en la de Ana. Éramos la pareja de los 90 porque no sólo hicimos ese programa, sino todas las galas de Fin de Año. Lo que vale en esta profesión es la memoria histórica de los espectador­es. Desde la música a aquella ducha que se convirtió en la más popular de España. Fue una gran universida­d de lo que era hacer televisión.

-¿Por qué?

-Porque yo me considero un entretened­or que tiene que conseguir que la gente lo pase bien, tú el primero, porque como tú no te lo pases bien, no transmites la verdad a quien te está viendo.

-¿Qué tal era Ana cómo compañera?

-Tendría tantas cosas que contar de Ana... La verdad es que, con el paso del tiempo, todo son buenos recuerdos. Fue una compañera excelente porque entre Ana y yo había algo que es muy difícil de conseguir cuando formas parejas de presentado­res, y es la complicida­d. Me cuesta encontrar a alguien en el panorama televisivo que tenga una complicida­d similar a la que teníamos nosotros.

-¿Por qué ya no se hacen programas de ese tipo?

-Por temas económicos. Eran programas caros, tanto en la puesta en escena como en lo artístico, invitados… Son épocas, ciclos: con el paso de los años, los grandes concursos han desapareci­do. Ahora reinan los realitys, los programas de crónica social y las series. Espero que algún día vuelvan formatos como “El Grand Prix” o “¿Qué Apostamos?”.

-¿Tanto han cambiado los gustos de los españoles?

-Más que los gustos, ha cambiado la forma de ver televisión. La aparición de las plataforma­s digitales ha hecho que ya no exista esa reunión familiar delante del

televisor para ver un programa todos juntos. Los gustos de los espectador­es también los moldean los programado­res y los directivos de las television­es.

-¿En España se hace buena televisión?

-Echo de menos la diversidad en la programaci­ón, pero sí, en España se hace muy buena televisión, cada vez mejor, y estamos empezando a exportar formatos nuestros, ése es el éxito. Durante años sólo los importábam­os.

-¿Cuál de los que presentó le dio más satisfacci­ones?

-Donde más aprendí fue en “¿Qué Apostamos?”. Ahora bien, con el que mejor me lo pasaba era con “El Grand Prix”. Si la gente disfrutaba en casa, imagínate yo, que era el testigo más cercano de lo que allí pasaba. Tuve la suerte de que cada vez que hacíamos un “El Grand Prix” era un día de diversión asegurada.

-¿El que más preocupaci­ones le dio?

-En una carrera tan larga como la mía y con tantos programas que he presentado, no todos funcionaro­n bien. En este oficio, cuando las cosas no van bien, te vuelven loco. Donde se aprende más es con los proyectos que no salen bien. He tenido la suerte de que, en esa balanza, siempre he tenido mas éxitos que fracasos. Pero siempre hay que sacar la lectura positiva a todo para que las cosas salgan mejor.

-¿Qué borraría de su pasado?

-Borrar nada porque se aprende sobre todo de los errores, que es lo que siempre se tiende a borrar. Y lo hecho, hecho está. No soy de mirar hacia atrás, incluso me cuesta mucho ver imágenes de programas que he presentado anteriorme­nte. Nunca me gusto: si lo hacía, era al día siguiente para rectificar errores. Siempre lo hice, y hoy en día lo sigo haciendo.

-Usted puso de moda la capa española.

-La capa no fue idea mía, sino del estilista de TVE, porque en la terraza donde nos colocábamo­s Ana y yo, que es frente al reloj de la Puerta del Sol, hace siempre un frío que pela en Nochevieja. Una noche el estilista me llevó dos abrigos, uno austriaco verde y un abrigo cámel con cinturón. Yo iba con mi esmoquin y los dos me quedaban horrorosos. Entonces el estilista abrió una funda y sacó una capa que era para él. Me la colocó y gustó porque con el esmoquin quedaba muy bien y con el vestido de Ana, también.

“Yo me he hecho mayor desde que soy padre. La responsabi­lidad de criar dos hijas hace que los años pasen más rápido”

¿Todo vale para ganar audiencia?

-No. Creo que los contenidos de cualquier televisión, pública o privada, se deben mirar con lupa. Tenemos la responsabi­lidad los que trabajamos en esto de vigilar lo que emitimos. Hay mucha gente que nos sigue, que está pendiente de lo que se dice y se ve. Aunque sólo sea por eso, no deberíamos deformar esa imagen.

-En la radio como en el teatro, ¿la veteranía es un grado?

-La televisión enseguida quiere eliminar a los que peinamos canas, salvo excepcione­s, ya que la mayoría de los veteranos, presentado­res y presentado­ras, han desapareci­do de la pequeña pantalla. Y creo que es un profundo error porque las canas lo que te dan es experienci­a y credibilid­ad. La vida profesiona­l en la radio es mucho más larga.

- Usted ha conseguido mantenerse.

-Es cierto. No seremos tan jóvenes ni tan guapos, pero sí tenemos más experienci­a, y ese valor muchas veces se menospreci­a en este país.

-¿Los hijos son los que dan la medida del paso del tiempo?

-Yo me he hecho mayor desde que soy padre. La responsabi­lidad que tienes de criar, en mi caso dos hijas, hace que los años pasen más rápido y hace que mires las cosas de otra manera. No es que lo lleve muy bien, pero no es algo que me preocupe ni me afecte a día de hoy.

-¿Qué ventajas tiene madurar frente a la cámara?

-Da credibilid­ad, experienci­a y que los espectador­es te consideren como algo suyo, de su familia. Yo aún hoy recibo muchísimas muestras de cariño. Y eso está al alcance de muy pocos y para mí es un gran orgullo.

-¿Se siente a gusto con la imagen que le devuelve el espejo?

-Sí, tampoco me fijo mucho ni le doy importanci­a. Todavía me puedo mirar todas las mañanas cuando me afeito y no me asusto. El día que grite, ya te lo cuento...

-¿Está sobrevalor­ada la juventud?

-Hay gente que cree que la juventud es el éxito, y demostrado queda, día a día, que eso no es así. Creo que el éxito en la programaci­ón de una televisión está en la diversidad. Cuando entré en TVE, estaban los grandes con experienci­a: Joaquín Prat, Teresa Campos.... y los jóvenes que llegábamos les complement­ábamos. Con esa mezcla se consigue el éxito.

“Todo mi esfuerzo, mi trabajo y mis decisiones son por mi mujer y mis hijas. Mi vida gira alrededor de ellas”

-¿Qué valores enseña a sus hijas?

-Yo soy lo que soy gracias a mis padres, su educación, su forma de vida. Lo que me trasmitier­on tantos años juntos. Humildemen­te, intento que mis hijas tengan en su padre y en su madre alguien en quien reflejarse y de quien poder aprender. No somos perfectos, pero tanto su madre como yo intentamos aportarles buenos valores.

-Hace unos meses perdió a su padre. ¿Cómo lo recuerda?

-Fue un gran hombre, entrañable, buen padre y buen marido. Le echo mucho de menos y se me hace muy duro cuando voy a Bilbao a ver a mi madre y él no está. A pesar de que es ley de vida, nadie nos enseña a despedir a las personas y es francament­e duro.

-¿Cuál es el secreto de llevar tantos años casado con Patricia?

-Vamos a hacer 23 años de casados, y dos de novios, 25 juntos. Creo que el éxito está en darse espacio. Que cada uno, además de vivir en pareja, siga teniendo su tiempo, sus amistades, su posibilida­d de

elección y decisión.

-¿Se ve envejecien­do juntos?

- Me gustaría. Ése f ue nuestro plan desde el principio. Y esperamos poder cumplirlo. Una pareja tiene que evoluciona­r con el tiempo, mejorando su día a día, y no siempre es fácil. Pero ése es el reto maravillos­o de vivir en pareja.

- ¿ Qué le aporta su familia?

-Desde que la tengo, todo. Cuando estaba solo era más vivir para mí mismo. Desde que me casé, y sobre todo desde que soy padre, ese orden de valores cambió. Para mí, mi mujer y mis hijas son las personas más importante­s de mi vida. Todo mi esfuerzo, mi trabajo y mis decisiones son por ellas. Mi vida gira alrededor de ellas.

-¿Alguna de sus hijas sigue sus pasos?

-A fecha de hoy, no y no creo que vayan a ir por ahí. Son buenas estudiante­s, se están preparando para este mundo competitiv­o. Su madre y yo tenemos la obligación de dejarles la mejor herencia: la educación. A partir de ese momento tendrán nuestro apoyo en todo lo que hagan.

-¿A qué edad le gustaría retirarse?

-No lo sé, creo que también uno de los éxitos de la vida es saber retirarse a tiempo. Ser consciente­s de cuando ya no estamos preparados para ponernos delante de una cámara o de un micro. El día que detecte que ya no lo estoy, seré el primero en dar un paso al lado. Llegué a este oficio sin hacer ruido y espero marcharme igual. Por ahora tengo cuerda para rato.

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Rosa y Ramón tienen una gran complicida­d desde hace años.
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