Diez Minutos

JAIME CANTIZANO

‘‘Antes de esto ya compartía muchas horas con mi hijo, Leo, ahora son con mayor detalle y pausa’

- ROSA VILLACASTÍ­N

Lo reconozco, de Jaime Cantizano me cautiva su sonrisa, amplia y generosa, su profesiona­lidad, el amor que siente por su familia, de quienes ha heredado unos genes que forman parte de su personalid­ad y que son la envidia de quienes aspiran a hacerse un hueco en televisión. No sólo eso, admiro su valentía por haber seguido los dictados de su corazón, y dar el paso más importante de su vida: convertirs­e en padre de un precioso niño, Leo, que está a punto de cumplir cuatro años y que le ha dado estabilida­d y felicidad. Sin embargo, no es sólo de eso de lo que quiero hablar con él, aunque también, sino de cómo está viviendo, desde su atalaya de los fines de semana en Onda Cero donde presenta “Por fin no es lunes”, las circunstan­cias de un virus que le ha cambiado la forma de trabajar y de conectarse con la gente.

-Jaime, ¿cómo ha vivido profesiona­lmente una pandemia que ha puesto patas arriba el mundo?

-Nuestra realidad ha cambiado radicalmen­te porque todos nos hemos visto obligados a vivir y trabajar bajo una serie de nuevas condicione­s. La radio ha tenido y está teniendo un papel fundamenta­l durante el confinamie­nto y en nuestro trabajo, porque lo hemos realizado desde casa, aunque yo decidí estar presente en el estudio los días de emisión de “Por fin es lunes”, en Onda Cero Radio.

“En España hay miles de familias monoparent­ales y no sería justo que yo me quejara”

El pulso de la realidad, aunque esté solo en un estudio, se gestiona mucho mejor estando sentado en nuestro medio habitual.

-¿Y en lo personal?

-En el día a día, he descubiert­o que el teletrabaj­o con niños es un juego de malabares, diría que estoy trabajando mucho más porque a lo largo de las 24 horas del día conviven en el mismo espacio tu vida familiar y laboral. Reuniones de trabajo interrumpi­das por el enano, mensajeros que llaman a la puerta justo cuando estás atendiendo una entrevista o a tu jefe, clases online con el ruido de fondo de una casa un día cualquiera. Y si hablamos de algo más profundo, he tenido algunos días de honda preocupaci­ón y tristeza.

-¿Qué le preocupaba más?

-La generación que más ha luchado y que está en la etapa final de su vida, es la generación más castigada por el virus. La forma en la que han fallecido y están falleciend­o nos obliga a replantear todo lo que tiene que ver con la atención a las personas mayores. Pero antes de todo eso, debemos saber qué ha pasado realmente con ellos, exigir responsabi­lidades y disculparn­os como sociedad. Disculparn­os ante los que ya no están y los millones de mayores de nuestro país que viven esta situación asustados.

-Dicen los sociólogos que ya nada será igual.

-En mi programa “Por fin no es lunes” hemos realizado numerosos análisis durante todas estas semanas. El mundo, –relaciones personales, sociales, economía, transporte­s… – vive un proceso de cambio importante pero vamos casi a oscuras porque todavía no tenemos respuestas a muchas de nuestras dudas. No tenemos respuestas porque estamos recibiendo una lección de humildad que nos ha dejado desconcert­ados.

-Pese a todo, la gente intentar pasar página.

-Sabemos que en septiembre se vivirá una segunda crisis, la relacionad­a con la salud mental. Los problemas surgidos de estos meses de confinamie­nto y sus consecuenc­ias laborales o económicas nos obligarán a pedir ayuda. Sabemos que tardaremos tiempo en volver a hacer las cosas que habitualme­nte hacíamos con absoluta libertad. Y sobre el ser humano…

no soy tan optimista. Esta semana decía en mi programa de radio que “la cabra siempre tira al monte” y cuando pase el tiempo y esto se diluya, la mayoría de nosotros volverá por sus fueros.

-¿Qué le da más miedo de lo que pueda venir?

-Que vuelvan a sufrir los mismos que siempre sufren estas crisis históricas. Los mayores y los niños, especialme­nte. La gente que intenta construir un proyecto de familia y vida y vuelven a encontrars­e con el obstáculo de la economía o la discrimina­ción.

-¿Cree que la sociedad está preparada para aceptar esos cambios?

-No es que estemos preparados, es que nos hemos visto obligados a cumplir y estar listos por narices. Creo que en general, hemos respondido a aquello que requería esta grave situación. La inmensa mayoría de españoles ha entendido cuál era su papel y sólo falta que la clase política entienda el suyo: dialogar y hablarnos con honradez además de actuar. Tenemos la peor clase política de los últimos cuarenta años, en la peor crisis de los últimos cuarenta años.

-¿A qué no le gustaría renunciar?

-A la vida y al mundo, que quiero para que crezca mi hijo.

-¿Cómo le ha explicado a Leo que no puede hacer determinad­as cosas?

-Nunca he tratado a los pequeños como si fueran tontos. Tenemos una relación muy honesta y me gusta que tenga claro cuáles son las normas básicas en la relación con el mundo y las personas. Sabe que no se puede salir porque existe un “bichito” y debemos permanecer en casa, que tardaremos en ir al colegio y en jugar con otros niños pero que en casa se le quiere mucho y hay muchas cosas por hacer.

-¿Cómo es su día a día con Leo?

-Es uno de esos regalos que te ofrece el confinamie­nto. Antes de todo esto, ya compartía muchas horas con él pero ahora son con mayor detalle y pausa.

-¿Cree que debido al covid19 hemos recuperado el sabor por las pequeñas cosas?

-Diría que de pronto hemos redescubie­rto el espacio en el que vivíamos, que pueden pasar los días y no necesitar ciertas cosas que considerab­as necesarias.

Y que hay otras personas que tienen miedo como tú, o que estás hecho un manitas y te atreves con un huerto.

-¿A qué le da importanci­a ahora que no le diera antes?

-A que no somos superhéroe­s y necesitamo­s mucho más de lo que pensábamos, a quienes te han acompañado estos años y que te quieren con lealtad.

-Los medios se han visto obligados a dar un giro. ¿También los oyentes?

-Este drama ha reforzado el vínculo íntimo del oyente con la radio. La radio se escucha más que nunca y yo estoy obsesionad­o con descubrir las pequeñas historias. La de las personas que no tienen cargo en su tarjeta de visita.

-¿Hay demasiada crispación en la Política y en el Periodismo?

-Hay demasiadas trincheras y la verdad, ha dejado de ser un valor para muchos. Sólo importa colar el mensaje o eslogan aunque no se ajuste a la verdad. Y lo peor es que el hartazgo y la desesperac­ión nos lleve a buscar soluciones basadas en la radicalida­d. En todo lo contrario a lo que hemos construido durante años. Tras el coronaviru­s, no puede crecer la epidemia del odio.

-¿Qué intenta transmitir a sus oyentes?

- Naturalida­d y cercanía. Ser transparen­tes.

- Ha vuelto a l a radio por l a puerta grande.

-Estoy seguro de que éstos van a ser unos años apasionant­es. La sensación de volver a casa ha sido real, lo mismo que el disfrute que ofrece la experienci­a y madurez.

-¿Qué tiene la radio que no tiene la televisión?

-Hace unos años, una oyente invidente que me seguía desde mis comienzos en la SER de Jerez me dijo “En la radio, te veo. En la televisión, sólo te escucho”

-Gabilondo la compara con el caviar.

-Porque es directa, franca, natural, íntima… elementos para una buena combinació­n.

-“DEC” le dio fama, experienci­a y seguridad. ¿Y la radio?

-La radio me hace más transparen­te y el contacto directo con los oyentes me hace crecer. El equipo sabe que cuando entro en contacto visual o telefónico con el oyente, sufre una transforma­ción mi manera de comunicar. Son tiempos para bajar del púlpito y hablar con ellos.

-¿Por qué eligió este oficio y no otro?

-Simplement­e… para contar cosas y sobre todo escuchar.

-Tiene una larga trayectori­a, ganada paso a paso, ¿es buscado o pura casualidad?

-En este oficio se busca, se sueña, se persiste, se trabaja muchísimo. También la suerte se trabaja.

-¿A qué dedica su tiempo libre?

-No tengo y menos ahora. Tengo tres libros abiertos al mismo tiempo y la mayoría de las veces acaban sobre mi pecho porque me caigo de sueño.

-¿Leo llegó a su vida en el momento oportuno?

-Porque es la mejor decisión que he tomado en mi vida.

-¿Ser padre era una necesidad para usted?

-La palabra no sería “necesidad” porque no buscaba una satisfacci­ón. Tiene que ver con sentirte pleno y ofrecer lo más íntimo y lo mejor que tenemos a esa persona que llega a tu vida. Todo se puede resumir en amor.

-¿Qué le ha aportado Leo?

-Vida y alegría.

-La crianza de un niño en solitario no debe ser fácil.

-No lo es. En España hay miles de familia monoparent­ales y no sería justo que yo me quejara. Muchas mujeres y hombres están criando a sus familias solos… y sin ningún tipo de apoyo.

-¿Qué diría a quienes están en contra de la gestación subrogada?

- I nformarse es f undamental para todo.

-¿Qué impide su legalizaci­ón en España?

-Un debate serio y no politizado.

-¿Ha pensado en aumentar la familia?

“En este oficio se sueña, se persiste , se trabaja y la suerte también se trabaja”

-No. Aún.

“La fama tuve que masticarla y gestionarl­a porque no era el objetivo al empezar este camino”

-¿Cómo lleva la conciliaci­ón?

-Soy un afortunado y puedo pasar muchas horas a la semana con mi familia. Mi empresa lo entendió y lo facilitó.

- ¿ Para c uándo l a vuelt a a televisión?

-Te puedo responder con un sí y no. Depende de tantas cosas… y de yo sentirme cómodo.

-“Dónde estás corazón” le dio fama y reconocimi­ento.

-Hay que poner en valor el tipo de televisión que se hacía en ese momento, las cientos de horas de entretenim­iento que ofrecimos a millones de espectador­es, con unos límites muy marcados.

-¿Le resultó fácil acostumbra­rse a la fama?

-En absoluto. Tuve que masticarla y gestionarl­a y pasaron muchos años porque no era el principal objetivo al empezar este camino.

-¿Cuál es el piropo más osado que le han echado?

-Hace tiempo me descolocó la historia de una persona que me habló de ser madre y que había pensado en mí. Iba muy en serio, pero supe explicarle las razones de mi negativa.

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Jaime se sincera con Rosa sobre su situación personal y laboral.
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Jaime desea que “no vuelvan a sufrir los mismos que siempre sufren estas crisis históricas”.
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“No quiero renunciar a la vida y al mundo, que quiero que crezca para mi hijo”.
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Jaime Cantizano dice que conocer la televisión depende de “muchas cosas... y de yo sentirme cómodo”.

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