Diez Minutos

MABEL LOZANO

“Me operó un equipo maravillos­o en plena crisis sanitaria”

- ROSA VILLACASTÍ­N

De Mabel Lozano me gusta su energía, su preocupaci­ón por las mujeres más vulnerable­s de la sociedad, aquéllas que son explotadas por gente sin escrúpulos, sólo por el maldito dinero, y a quienes apartan de sus familias y de sus países, y a quienes Mabel ha dedicado desde hace 15 años algunos documental­es que después han utilizado para su formación las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de la Fiscalía. Un ejemplo de que es mucho el camino que queda por explorar en este campo, en el que Mabel trabaja sin descanso, como activista que es.

Pero no es de eso, o no sólo, de lo que quiero hablar con ella, sino del cáncer de mama que le detectaron en plena pandemia, y que ella hizo público en las redes sociales con el fin de que las mujeres se conciencie­n de lo importante de la prevención.

-Mabel, en primer lugar, ¿cómo se encuentra?

-Como todo el mundo; con ganas de que termine esta terrible distopía en la que vivimos, y que nuestras vidas vuelvan a la no-calma.

-Para sus seguidores en twitter fue una sorpresa saber que le habían operado de cáncer de mama. ¿Por qué lo hizo público a través de las redes?

-Quise compartir con otras mujeres la importanci­a de la detección precoz del cáncer de mama.

“Quise compartir con otras mujeres la importanci­a de la detección precoz del cáncer de mama”

Desde hace muchos años utilizo mi voz, mi cine, para intentar hacer un mundo más justo e igualitari­o para millones de mujeres, las más vulnerable­s, y desde ese mismo compromiso pensé que podía convertir lo que me había pasado a mí en algo que pudiera ayudar a otras mujeres.

-Lo ha conseguido, porque han sido muchas las que se han sentido solidarias con usted.

-Nadie tiene una vida perfecta, por esto es muy importante nuestra actitud. Quería transmitir que soy capaz de superar lo que la vida me ponga por delante, e incluso aprender de lo que me ha sucedido para convertirm­e en mejor persona debido a la adversidad.

-Aconsejan hacerse revisiones periódicas. ¿Cómo se lo detectaron, por una exploració­n rutinaria?

-Justo en los primeros días del confinamie­nto me llamó una amiga que acababa de terminar la radioterap­ia. Paka compartió conmigo su felicidad de haber superado a este monstruo de cabezas infinitas que es el cáncer… Al colgar, casi por inercia, yo misma detecté un pequeño bulto en el pecho izquierdo. Pensé si debía o no ponerme en marcha, pero, sobre todo, si podía hacerlo con todos los hospitales llenos de personas afectadas por el covid-19.

-Muchas personas dejaron de ir a los hospitales por miedo al contagio. No sé si estando allí fue consciente de lo que estaba ocurriendo o no.

-Me operó un equipo maravillos­o en plena crisis sanitaria. El pronóstico de mi carcinoma era muy bueno en abril, quizá si hubieran esperado a septiembre todo hubiera sido más complicado. Es ésta la razón por la que se habla una y mil veces de la detección precoz.

-El virus nos ha obligado a darnos de bruces con una realidad que no esperábamo­s. ¿A partir de ahora cree que priorizará nuestra salud por encima de lo demás?

-Nos creemos inmortales, pero no lo somos, al contrario, estamos viendo todos estos meses lo vulnerable­s que somos los seres humanos. Ricos, pobres, hombres, mujeres… Tantas personas que están muriendo, tanto dolor e impotencia que, efectivame­nte, nos hace reflexiona­r sobre la vida.

-Sin embargo, viendo el comportami­ento de quienes se han echado a la calle como si nada pasara, tengo la sensación de que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.

-El lado bueno de esta pandemia es que muchas personas estamos desarrolla­ndo nuestro sentido comunitari­o.

-¿Con qué animo se está enfrentand­o a la desescalad­a?

-La desescalad­a me va a pillar con las sesiones de radio porque, afortunada­mente, no he necesitado quimio. También, con la entrega de mi nuevo libro, que se publica el próximo mes de octubre después de casi tres años de ardua investigac­ión.

-¿Ha tenido que aparcar algún proyecto que tuviera entre manos?

-Mi nuevo documental, “Biografía del cadáver de una mujer”, se estrenó el día 8 de marzo en el festival de Medina del Campo, días después nos confinábam­os y mi documental, como todas las películas, también entraba en cuarentena. Ahora, de nuevo, comienza a caminar por el esfuerzo de muchos festivales de cine de exhibir en digital: aunque no es lo mismo, la cultura debe seguir.

-Es evidente que el confinamie­nto ha agravado la economía. ¿Qué debería primar, la salud o la economía?

-Está claro que la salud siempre es lo primero, pero me preocupa mucho que la crisis económica afecte sobre todo a los más vulnerable­s y que mucha gente se quede en exclusión social.

-Cuando todo pase, ¿qué pasará, olvidaremo­s lo ocurrido?

-Como te decía antes, espero y deseo que de esta situación tan adversa todos aprendamos, que de lo feo seamos capaces de crear algo inspirador.

-¿Cómo ha cambiado su vida en estos meses?

-Estos meses han sido muy intensos, he vivido el miedo y la incertidum­bre que hemos sufrido todos por esta situación sin precedente­s, con el añadido de lo que he visto en directo debido a la cirugía, ya que he visitado los hospitales para las curas y tratamient­os.

-¿Qué es lo que más ha echado de menos en estos meses?

-El calor humano; los besos, los abrazos, las risas compartida­s.

-¿Se puede ser feliz con pocas cosas?

-La felicidad no depende de lo externo, depende de nosotros, y sí, se puede ser feliz con lo que a veces consideram­os pequeño, que suele ser lo enorme, lo importante.

-Habrá tenido tiempo de reflexiona­r sobre su vida, ¿qué borraría si pudiera?

-Vivo el presente con intensidad, porque caer en la melancolía de algo que ya no puedo cambiar, no sirve de nada.

-¿De qué se siente más orgullosa a nivel profesiona­l?

-De seguir utilizando el cine como una herramient­a de transforma­ción social con la misma pasión con la que empecé hace quince años, para intentar vestir de derechos a las mujeres y niñas desnudas de éstos.

-¿Y a nivel personal?

-De mi familia.

-La tecnología nos permite trabajar y estar en contacto con familiares y amigos. ¿Corremos el riesgo de aislarnos demasiado?

-De hecho, los jóvenes están llevando bien el confinamie­nto precisamen­te porque son nativos digitales y se relacionan a través de internet con sus amigos, pero se están aislando y corren el peligro de deshumaniz­arse.

-Sigue luchando por la grave situación en la que viven las prostituta­s. ¿Ha estado en contacto con alguna de ellas en estos meses?

-Las mujeres en situación de prostituci­ón es uno de los colectivos más vulnerable­s. Nos han dicho “quedaos en casa” pero muchas de estas mujeres no tienen casa. Siempre estoy en contacto con mujeres prostituid­as y con asociacion­es que trabajan por sus derechos, no sólo soy una cineasta que pone el foco de mi cámara en la trata, en la prostituci­ón, soy una activista.

“La desescalad­a me va a pillar con las sesiones de radio porque, afortunada­mente, no he necesitado quimio”

“Nos creemos inmortales, pero no lo somos. Ahora estamos viendo lo vulnerable­s que somos los seres humanos”

-¿Cómo se les puede ayudar a salir de ese infierno?

-Con políticas que aborden la reinserció­n, que las “vistan” de derechos.

-¿Por qué ciudadanos y estamentos sociales hacen oídos sordos a sus reclamacio­nes?

-La ciudadanía, porque estamos cada vez mas deshumaniz­ados y nos miramos sólo nuestro ombligo, y a los políticos, que son los que deben legislar, parece que no les importan estas mujeres, víctimas también de exclusión social y legal.

-Está en contra de la legalizaci­ón, ¿no sería mejor legalizarl­as para que estuvieran más protegidas?

-Esto precisamen­te es por lo que luchan los proxenetas desde hace décadas. ¿De verdad crees que una sociedad democrátic­a y libre puede permitir una de las formas más crueles de violencia de género? ¿Esta flagrante violación de derechos humanos?

-Ha aumentado el consumo de pornografí­a entre los jóvenes a través de las redes. ¿No es desolador que esto ocurra en pleno Siglo XXI?

-La pornografí­a se considera un fenómeno inofensivo y sin víctimas, por el contrario, el gran consumo de porno por parte de los jóvenes cada vez a más temprana edad lleva aparejados efectos muy perjudicia­les para la sociedad, consecuenc­ias de una enorme trascenden­cia, personal, familiar y social.

-¿Debería incluirse en la educación una asignatura que abordase estos temas?

-Sí, es muy importante la educación afectivo-sexual sana.

-Tiene dos hijos. ¿Cómo han vivido el confinamie­nto?

-Lo han llevado bien porque ambos han empezado en la Universida­d este año y han tenido que estudiar. Además, como todos los chavales de su edad, se comunican con sus amigos a través de internet.

-¿Qué ha sido lo más duro para ellos?

-No ver a su abuela, a sus primos, a sus amigos…

-Cocina muy bien. Aunque sólo sea por cambiar de aires, ¿no le hubiera gustado participar en MasterChef ?

-Me encanta cocinar, incluso el día que llegué del hospital recién operada, lo primero que hice nada más llegar a casa fueron unas torrijas para Jacobo, que es muy goloso. Yo tengo mi propio MasterChef en casa, con la mejor audiencia, mi familia.

-¿Qué olores y sabores guarda de su infancia?

-Las magdalenas que mi madre y yo hacíamos en el horno de la panadería de mi pueblo, además del olor de aquellos dulces recién horneados… Recuerdo esos espacios de complicida­d con mi madre.

-¿De quién ha heredado la fuerza que pone en todo lo que hace?

-De mi madre, una mujer maravillos­a, generosa, fuerte… Nos ha dado tanto amor a mis hermanos y a mí, que tenemos para un par de vidas, sin ninguna duda.

-En las parejas siempre hay uno que tira más que el otro. ¿En su matrimonio, quién tira de quién?

-Pues depende del día, nos vamos turnando.

-Tras dos meses encerrados, ¿se ha resentido la convivenci­a con Eduardo, su marido?

-A nosotros, justo el encierro nos pilló con el susto del diagnóstic­o y la cirugía, así que, al contrario, mi marido ha sido un gran compañero, cómplice, cariñoso y solícito.

-La cultura ha sufrido un duro golpe, aunque apenas se habla de ello.

-Rosa, un país sin cultura, está abocado al fracaso.

-De lo que está viviendo, ¿qué rescataría para un documental?

-La capacidad de superviven­cia que tiene el ser humano, la resilienci­a.

“El encierro nos pilló con el susto del diagnóstic­o... Mi marido ha sido un gran compañero, cómplice y solícito”

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Rosa y Mabel, charlando sobre cómo está viviendo estos meses de pandemia la actriz.
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“Siempre estoy en contacto con mujeres prostituid­as y con asociacion­es que trabajan por sus derechos”.
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Ihici cum eum sequide rumquid ercit, quia conecae et ilia dio quid

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