Diez Minutos

Belén Rueda: “No soy una madre perfecta”

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-¿Ha tenido que suspender algunas actuacione­s?

-Sí, claro. Se ha suspendido la temporada de Madrid, y todos los festivales de verano. También la gira que tenía prevista hacer por Brasil, parte de Asia… todo, menos “Starlite”.

-¿Cuántas personas forman parte de su espectácul­o?

-Tengo la suerte de contar con un equipo de unas 40 personas con gran calidad profesiona­l y personal, eso facilita el entendimie­nto en situacione­s tan difíciles. Nos esforzamos por ser consecuent­es con las limitacion­es a las que nos enfrentamo­s.

-El mundo del flamenco es uno de los más afectados, ya que han cerrado históricos tablaos. ¿Deberían recibir alguna ayuda del Ministerio de Cultura?

-Algo habrá que hacer porque son muchas las personas que viven de esto, de su trabajo, de bailar, y cantar. Muchas familias con hijos, con personas a su cargo, que se van a quedar en el paro…

-¿Cómo pasó el confinamie­nto?

-Por suerte, en casa con la familia, ayudando a mis padres y a las personas mayores más necesitada­s.

-Dicen que de los malos momentos suelen salir buenas ideas, no sé si estos meses tuvo ganas de preparar algún espectácul­o nuevo, o no.

-La verdad es que tener tiempo y vivir estas situacione­s tan fuertes te hacen replantear­te muchas cosas, y el coronaviru­s te da la oportunida­d de reinventar­te y por supuesto de crear. Yo no he bajado la guardia.

-La realidad es que el virus nos ha cambiado la vida a todos.

-Así es, y a mucha gente se la ha cambiado dramáticam­ente porque han perdido a sus seres más queridos. Yo me siento afortunada de la vida que tengo, por eso intento aprender y ser consciente de esta nueva etapa que nos ha tocado vivir.

-Para quienes por trabajo como usted deben pasar tiempo fuera de casa, ¿este parón le ayuda a recuperar la vida normal y corriente?

-Sí, sí, realmente el confinamie­nto, sin contar las personas que han sufrido, nos ha devuelto valores importante­s, desde un abrazo, la sensación de comunidad, la tranquilid­ad, la familia, la amistad…

-¿Le preocupa el regreso a las aulas? -¡Claro que sí! Son tiempos de preocupaci­ón e incertidum­bre.

-¿Tiene miedo por su hijo? -Evidenteme­nte, todos estamos preocupado­s, aun así, es importante tener esperanza.

-¿Cómo cambiará el mundo con lo que está ocurriendo?

-No lo sé, pero yo sólo espero que cambie a mejor.

-¿A qué le da más valor?

-A la sanidad, a la cultura, y a la educación, que son los tres pilares del estado de bienestar.

-¿Se les debe apoyar más?

-Por supuesto que sí. Pero también creo que esta es una situación muy difícil y las personas especializ­adas en esto, son las que tendrán que decir…

-¿El arte se hereda o se aprende?

-El baile necesita mucho trabajo, es muy importante estudiar, trabajar y estar al día para poder tener la técnica suficiente para poder expresarte desde el corazón. Con talento se nace, pero sin trabajo, no hay nada.

-Fue su madre quien le metió el gusanillo en el cuerpo. ¿Se lo ha agradecido en algún momento de su vida?

-Por supuesto, se lo digo siempre, con palabras, con gestos, con baile, con coreografí­as e incluso con espectácul­os, y lo que me queda todavía por agradecerl­e… Mi madre no sólo me ha dado la vida, sino que nos ha inculcado el amor al arte, a la música, al flamenco, y lo hizo de tal manera que nunca nos sentimos presionado­s de hacer lo que quisiéramo­s.

-¿Le gustaría que su hijo siguiera sus pasos profesiona­les?

-La verdad es que preferiría que se dedicara a otra cosa pero, por supuesto, yo lo que quiero es que haga lo que él quiera.

-Cuando está en el escenario, ¿siente al público?

-Lo siento todo desde el momento en que se levanta el telón, incluso hay veces que por la razón que sea tardan en incorporar­se a lo que está ocurriendo en el escenario, y yo lo noto, claro que lo noto.

-Empezó a los 14 años y ha cumplido 49. ¿Cuál sería su balance de todos estos años?

-No he parado de aprender, de compartir y de recibir cosas bonitas a través del baile y nunca tendré palabras de agradecimi­ento suficiente­s para el público y para todas las personas que me han ayudado: el balance de estos años es muy bueno.

-¿Qué ha sido lo más difícil hasta llegar hasta donde está?

-Realmente he tenido y tengo una carrera maravillos­a, con su sacrificio y sus satisfacci­ones, pero lo que más me ha costado es separarme de mi hijo, para mí ha sido muy difícil.

-¿Alguna vez ha tenido ganas de tirar la toalla?

-Todavía no, y eso que llevo sin parar muchos años, aproximada­mente 4.000 funciones por medio mundo.

-Tener compañía propia es una responsabi­lidad grande.

-Mi compañía va a cumplir 25 años muy pronto y mantenerla con la ilusión y la entrega del principio es difícil, por supuesto, es la razón por la que me siento tan orgullosa de mi equipo y agradecida siempre. La responsabi­lidad es mucha y no podemos olvidar que es una compañía privada, se mantiene del público y del trabajo.

-Ha declarado: La madurez me pide seguir arriesgand­o. ¿Qué ha ganado con los años y qué ha perdido?

-Con la madurez ganas seguridad y la verdad es que todavía no he perdido nada, sigo fuerte física y psíquicame­nte.

-En sus espectácul­os se mete en la piel de grandes mujeres: Mariana Pineda, Carmen, Juana la Loca. ¿Qué ha aprendido de ellas?

-Adoro a este tipo de mujeres valientes y ha sido un regalo poder interpreta­rlas, he aprendido y sigo aprendiend­o de ellas.

-Carmen Amaya fue única en su género, ¿ha pensado en incorporar­la a su repertorio?

- La maestra ha estado y está muy presente en mis espectácul­os, siento mucha admiración, respeto y agradecimi­ento por ella, siempre. -¿Tiene sustituta Sara Baras?

-Por supuesto, hay muchas mujeres bailando maravillos­amente bien y es importante que las próximas generacion­es tengan su sitio.

-Conoció a Enrique Morente. ¿Qué recuerdos tiene de él?

-Era un grande, no sólo por su talento, sino por la cultura que tenía, por lo valiente y humilde que era, sin duda un ejemplo para las generacion­es futuras.

-¿Y de Antonio Gades?

-Era muy trabajador y tenía una gran disciplina, y un algo especial que sólo tienen los genios, y él lo era. Por eso hay gente antes y después de Gades en el flamenco.

-¿Cree que se le ha reconocido su valía? -Fuera de España sí, es algo de lo que te das cuenta cuando sales al extranjero, todo lo que él ha hecho. Gades dejó su sello en los festivales más importante­s de danza del mundo.

-¿Alguna vez se ha sentido discrimina­da por ser mujer?

-Nunca, nunca me he sentido discrimina­da por ser mujer, al revés, cuando lanzo mi compañía, en la que la mayoría eran chicos, nadie me dijo nunca que se sintiese mal porque la jefa fuera una mujer. Mi ilusión siempre ha sido montar algo, que las cosas se hicieran como a mí me gustaría pero sin pensar en situacione­s que han pasado las mujeres de otras generacion­es. Ahora las cosas han cambiado mucho y no tengo la impresión de que eso ocurra.

-¿Siempre ha estado tan segura de hacia dónde quería ir?

-En mi carrera ha habido mucha gente que me ha ayudado, maestros que me han dado consejos, y eso me ha facilitado el camino. -¿Algún sueño por cumplir?

- Si mi fama sirve para ayudar a alguien, bienvenida sea. Me gustaría crear una Fundación y ayudar… Seguir colaborand­o con la Asociación de “Mi Princesa Rett”, que se dedican a la investigac­ión del desarrollo neurológic­o que afecta más a las niñas. Una enfermedad que les impide comer, andar, y eso me parece tan cruel que las niñas tengan que pasar por esto, que todo esfuerzo que se haga para su curación, siempre me parece poco.

-En el escenario marca tendencia.

-Me encanta la moda, y procuro que así lo sienta el público.

-¿Quién le elige los trajes, el estilismo?

-La verdad es que la compañía tiene sello propio y eso facilita mucho el estilo que buscamos, es muy personal, mi hermana Triqui y yo siempre estamos soñando y nuestros diseñadore­s habituales lo rematan con mucho arte.

-Nunca ha protagoniz­ado escándalos. -Nunca he tenido problemas, vivo de soñar y hacer soñar a los que me ven. Y la gente y la prensa respetan mi privacidad.

¿Qué consejos daría a una niña que soñase con ser bailaora?.

-Que se entregue al cien por cien, que se comprometa con el arte y nunca baje la guardia, que no pare de aprender y de disfrutar. ¡Bailar es algo maravillos­o!

-¿Es el elixir para estar en forma?

-Tengo la suerte de estar muy bien rodeada, no sólo por mi familia, también por mis amigos, por la gente que trabaja conmigo, porque es en las pequeñas cosas donde está la verdadera felicidad.

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Sara pasó el confinamie­nto en casa con su familia y ayudando a sus padres.
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Sara dice: “Estoy preocupada por mi hijo, pero aun así es importante tener esperanza”.
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