Velas y música
Con humor y sonrisas ofició la ceremonia civil el actor y cantante Albert Martínez; junto a él, el “padrinet” Roberto, hermano de Gustavo, encendiendo el cirio (foto superior). Debajo, Gustavo y su hija, en la fiesta, durante la actuación posterior de Alb
EN EL MOMENTO DE ECHAR EL AGUA A MIA, SUS HERMANAS SE AYUDARON DE PISTOLAS DE JUGUETE PARA RESPETAR LA DISTANCIA INTERPERSONAL
Han pasado 5 meses desde el nacimiento de Mia, hija de María Pasqual y Gustavo González. La pareja decidió no bautizarla por el rito cristiano. Sin embargo, querían hacer una fiesta de bienvenida en la que los “padrinets” de la pequeña recibieran el título que tiene tanta transcendencia en Cataluña. La tía paterna de María, su “tieta María”, fue la elegida para tal honor. Por parte de Gustavo el “padrinet” de Mia fue su hermano Roberto.
Ante el empeoramiento de las circunstancias sanitarias, María y Gustavo decidieron extremar las precauciones, respetando las normas que marcan las autoridades sanitarias, limitar los asistentes y poder ofrecer esa merecida fiesta a su pequeña.
El lugar elegido fue “Vila Minerva”, una bonita masía del Maresme; y la fiesta la organizó “Fiestas coquetas”. La ceremonia la ofició el polifacético artista “Albert Martínez”, que ha participado como cantante en musicales como “Grease”,
“Notre-Dame”, “40 el musical”… y que llevó a cabo el divertido acto como “Mossèn Albert”. Acompañado al piano por el virtuoso pianista “Enric Colomer”, ofició una ceremonia pagana, en catalán y castellano, plagado de guiños a los familiares fallecidos y a los que no pudieron asistir. Albert supo combinar los distintos momentos del bautizo tradicional, con gags de humor, canciones tradicionales de la cultura catalana y otras en castellano e inglés que los asistentes corearon. Hubo tres momentos especialmente significativos: cuando los “Padrinets” María y Roberto aceptaron la responsabilidad, el del bautismo; en el que las otras hijas de María, Carlota y Martina, ayudaron al Mossèn a echar agua a Mia, ayudadas por pistolas de agua para respetar la distancia; y el momento en el que entre las tradicionales preguntas a los padres, el Mossèn, con una bufanda del Barcelona y culé como toda la familia materna de la niña, pidió que Mia fuera aficionada del Barcelona.