Gente con Estilo: Elsa Anka
La presentadora, embajadora de la firma de belleza Silvia Moreno, inicia una nueva etapa de su vida ilusionada y feliz. Se muda a vivir con su novio, puede que pronto suenen campanas de boda.
Aunque hace algunos años que no la vemos en una televisión nacional, no nos olvidamos de Elsa Anka, de su simpatía, su sonrisa fresca, sus piernas interminables y su espontaneidad. Difícil olvidarla teniendo además como digna sucesora a su hija, Lidia Torrent, en “First Dates”. Ahora, Elsa vuelve a la actualidad como embajadora de los centros de belleza Silvia Moreno y la cosmética coreana Ovaco, y nos habla de su vida pasada y sus maravillosos planes personales futuros.
-¿Qué has hecho en los últimos tiempos?
-He pasado 8 años trabajando en comunicación en el mundo de la belleza y he tenido la fortuna de conocer grandes cirujanos plásticos, como el doctor Iván Mañero. Ha sido una experiencia maravillosa, que en muchos casos viví desde el quirófano,
grabando intervenciones... y en otras tratando con los pacientes, acompañándolos cuando se enfrentaban con miedo a la intervención. Ahora me siento un poquito asesora de muchas mujeres de mi edad, que me tienen como referente y recurren a mí. El mundo de la estética en esta sociedad es muy criticado, pero hay mucha gente que necesita pasar por ese proceso y necesita acompañamiento y consejo. -¿Absolutamente a favor de la cirugía? -Por supuesto. He visto mucha gente que se ha librado de auténticos traumas. Pero hay que ponerse en buenas manos y encontrar el equilibrio en lo que se hace. Hay quien no lo encuentra y se excede y otras que están a gusto sin hacerse nada, y tan respetable es una cosa como la otra.
-No puedes recurrir a la estética para cambiar una vida que no te gusta...
-Por supuesto. Operarte no va a hacer que tu ex marido vuelva porque se ha ido con una veinte años más joven, que algunas piensan así, pero sí he visto gente que se escondía detrás de un complejo muy importante y cuando se han visto nuevas han resurgido.
-¿Tú te has operado?
-Claro, el pecho fue lo primero y la nariz también me la operé porque tenía una fractura. Pero lo que no me he tocado son los pómulos, que dicen que los tengo mal hechos. Y son míos, lo aseguro. Antes me molestaba que lo dijeran, pero a esta edad me importan menos las críticas. Han dicho también que me había hecho un estiramiento, y confieso que aún no, pero no lo descarto en un futuro y me preocupa el cuello, aunque de momento tampoco está en la agenda. -No has vuelto a hacer televisión.
-No, y eso que yo veo una cámara y me vengo arriba. Durante un tiempo hice televisiones locales pero a nivel nacional no. Bueno, ahora mi hija Lidia me ha hecho resurgir un poquito.
-Tienes otro hijo, Miquel, de 20 años.
-Sí. Es más tímido, introvertido y discreto, más artista, aprendió a tocar el piano de oído y durante la cuarentena se destapó con la guitarra. Le encanta la música.
-Dices que la edad te ha hecho más comprensiva, ¿en qué más te ha cambiado?
-Yo tengo un lado oscuro, entendiendo por lado oscuro el que de vez en cuando suelte un grito por algo que no sé gestionar bien, pero cada vez son menos esos momentos. Me siento serena y tranquila. Sólo quiero respetar y que me respeten. Hay que estar con quien te sume.
-¿Te afectó el confinamiento?
-Fue un ejercicio fantástico de introspección. Volvimos a entrelazarnos, entendernos, escucharnos… Al principio pasé miedo y angustia, luego di un giro y fue un regalo convivir con mis dos hijos a la vez, que hacía mucho tiempo que no pasaba, disfrutar de mi casa... Ahora estoy en un momento de mi vida tranquilo, hay un cambio importante, un reinicio… un momento pleno. -¿Reinicio sentimental?
-Sí, después de dos matrimonios, me he comprometido por primera vez. Estoy muy feliz. De momento nos unimos, nos vamos a vivir juntos y a tirar para adelante. Cuesta, pero estoy muy animada.
-¿A qué se dedica él?
-A las finanzas. No vive en España pero la distancia no es problema, va y viene. -¿Cómo os conocísteis?
-En una boda. Pensé que era el hombre más atractivo del mundo y él debió pensarlo también. Dicen que de una boda sale otra y no lo sé, pero de momento el compromiso está ahí. Pasamos una velada maravillosa... y hasta hoy. Ha sido un largo camino porque todavía teníamos que cerrar muchas puertas, los dos salíamos de separaciones, tenemos hijos, pero ahí estamos. -A los 50, ¿cómo se vive el amor?
-Es un amor más calmado. Lo de la montaña rusa de los 20 es maravilloso, que no es que ahora no haya ilusión, es que se vive con más serenidad. Sabes lo que no quieres, estamos juntos porque queremos, no tenemos nada que nos ate ni obligaciones comunes, es un amor elegido en libertad. -¿Cómo te planteas el verano? -Tranquilo, con mi pareja, mis hijos... -¿Cómo está tu hija Lidia?
-Feliz. hace 5 años que vive en Madrid y está encantada. Yo la echo de menos pero es su vida. Como madre tienes el deber de educarles, de protegerles hasta que sean independientes, pero también revierte en que ellos han sido mis maestros en muchas cosas porque me aportan otras perspectivas. De los hijos también se aprende.
Esperanza Jiménez Ayudante fotografía: Fotos: Cristina Pablo Martínez Sarabia Estilista: Maribel Dorado Peluquería y maquillaje: Álvaro Lauroba de Alberto Cerdán.
Agradecimientos: Restaurante La Cúpula de los Peñotes (lacupuladelospenotes.com).