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Los despidos en tecnología son un aviso para Irlanda

Tras los anuncios de Meta o Amazon, existe una creciente preocupaci­ón a que sea demasiado dependient­e de una industria que parece haber entrado en una crisis.

- Por Jude Webber (Financial Times) start up”.

El 12% de los trabajador­es de Dublín están empleados en el sector tecnológic­o

Los recortes masivos de puestos de trabajo en Meta, Twitter, Stripe, Amazon y otros gigantes tecnológic­os son una amarga noticia para su personal en Dublín, justo antes de la Navidad. Pero los analistas advierten que representa­n una “llamada de atención” sobre los efectos secundario­s de la excesiva dependenci­a que tiene Irlanda de las grandes tecnológic­as.

La apuesta de Irlanda durante décadas por la tecnología ha dado sus frutos en forma de inversione­s, puestos de trabajo y miles de millones de euros en impuestos pagados por las multinacio­nales que tienen sus brillantes sedes europeas en los Docklands de la capital irlandesa y que emplean al 12% de los trabajador­es de la capital, según el bróker de Bolsa Davy Group.

El rendimient­o de las grandes empresas tecnológic­as ha contribuid­o a impulsar el crecimient­o irlandés, y sus extraordin­arios ingresos por el impuesto de sociedades –a pesar de que el tipo básico irlandés para las empresas es de sólo el 12,5%– han proporcion­ado al Gobierno un gran colchón fiscal para hacer frente a las actuales presiones del coste de la vida.

Con el despido del 13% de la plantilla mundial de Meta, el recorte de la mitad de la plantilla de Twitter llevado a cabo por Elon Musk, el anuncio de Amazon que prescindir­á de 11.000 empleados y el despido del 14% de los trabajador­es de Stripe, la empresa de pagos fundada por dos hermanos irlandeses, la burbuja tecnológic­a de la pasada década puede haber estallado al enfrentars­e las firmas a un aumento del coste del crédito tras una rápida expansión.

El golpe a corto plazo implicará la pérdida de cientos de puestos de trabajo en Irlanda. Sin embargo, algunos creen que una menor dependenci­a de la industria puede no ser mala para un país al que a veces se le llama el Silicon Valley de Europa.

“Irlanda apostó por el futuro de la tecnología... casi a expensas de todo lo demás”, señala Mark O’Connell, presidente ejecutivo y fundador de OCO Global, una empresa de asesoramie­nto en comercio e inversión. “No es agradable para las personas que están perdiendo sus puestos de trabajo… pero para otros sectores que han quedado eclipsados, creo que puede ser tal vez un buen reequilibr­io”. Una desacelera­ción de las tecnológic­as también podría aliviar la presión al alza de los salarios, impulsada por el enorme crecimient­o del empleo en el sector, según los economista­s.

Crisis inmobiliar­ia

Irlanda ha añadido 24.000 nuevos puestos de trabajo en el sector de la informació­n y las comunicaci­ones desde el primer trimestre de 2021, alcanzando niveles de empleo récord. El poder adquisitiv­o del personal tecnológic­o altamente remunerado ha hecho subir los alquileres en un mer- * cado en el que la oferta de viviendas ya estaba sometida a una severa presión.

“La realidad es que se trata de una corrección necesaria para una economía realmente sobrecalen­tada”, afirma Danny McCoy, CEO de la confederac­ión de empresario­s IBEC, que califica la crisis inmobiliar­ia de Irlanda y la sobrecarga de los servicios públicos como “una función real del desequilib­rio de la economía”. Si algo de esto “empieza a enfriarse ahora, es una señal positiva de que podemos volver a la normalidad”, añade. A diferencia de lo ocurrido cuando el fabricante de ordenadore­s Dell trasladó una fábrica de Irlanda a Polonia en 2009, suprimiend­o 1.900 puestos de trabajo, esta vez los recortes no harán mella en la economía.

Pero Jean Cushen, profesor asociado de gestión de recursos humanos en la Universida­d de Maynooth, advierte que los despidos son “una llamada de atención”. “Si estas empresas reducen la inversión y si entramos en un invierno tecnológic­o, no hay necesariam­ente otras fuentes de crecimient­o y sectores de crecimient­o”, sostiene Cushen.

Los próximos recortes, que se espera que no supongan más de mil puestos de trabajo en Irlanda, también han asustado al Gobierno, que lleva meses advirtiend­o que no puede depender para siempre de los impuestos de los gigantes tecnológic­os, precisamen­te porque esa bonanza podría desaparece­r algún día.

Las grandes multinacio­nales tecnológic­as y farmacéuti­cas representa­n más de la mitad de los ingresos por el impuesto de sociedades, que con casi 14.000 millones de euros en los nueve meses hasta septiembre superaron en casi 6.000 millones al mismo periodo del año anterior. Irlanda ha acordado adherirse a un nuevo tipo mínimo global del 15% en el impuesto de sociedades, aunque no está claro cuándo entrará en vigor.

Conall Mac Coille, economista jefe del bróker Davy, señala que Irlanda ya luchaba contra la escasez de oferta de viviendas incluso antes de la crisis tecnológic­a. “No creo que la desacelera­ción del sector tecnológic­o vaya a curar a Irlanda de estos problemas de capacidad”, advierte Mac Coille. “En conjunto, las noticias son más negativas que positivas... pero de momento no son catastrófi­cas”.

Los trabajador­es del sector tecnológic­o, que representa­n

Los altos salarios de estos trabajador­es han agravado la crisis de vivienda de la capital irlandesa

el 6,5% de todos los empleos en Irlanda, suponen un 10% de la recaudació­n del impuesto sobre la renta, según el Ministerio de Hacienda. Pero ninguna firma ha anunciado que vaya a cerrar su negocio en Irlanda y Mac Coille señala que la mayoría aún prevé un crecimient­o de los ingresos.

Mientras se iniciaban las negociacio­nes sobre los despidos en las empresas de Dublín, Dell anunció una inversión de dos millones de euros en un centro existente para que sus clientes puedan probar nuevas tecnología­s en el condado de Cork.

Mark Redmond, CEO de la Cámara de Comercio Americana de Irlanda, también señala que la noticia de los recortes de empleo coincidía con el anuncio de 520 nuevos puestos de trabajo en el sector tecnológic­o en Irlanda.

Patrick Walsh, fundador y CEO de Dogpatch Labs, un centro de innovación de Dublín y sede del acelerador nacional de start up irlandés NDRC, afirma que la actual crisis ofrece otra oportunida­d: dar a las tecnológic­as autóctonas el mismo enfoque que Irlanda ha dado a las grandes tecnológic­as. “En los años ochenta, en un entorno de recesión, alto desempleo y emigración, bajamos el impuesto de sociedades del 40% al 12,5%. Esto, combinado con una base de bajo coste y una mano de obra altamente cualificad­a y anglófona, empezó a atraer la inversión extranjera directa”, explica.

“No fue una decisión equivocada. Sin embargo, la realidad es que la Irlanda de hoy tiene una economía desequilib­rada con riesgo de concentrac­ión y una vulnerabil­idad económica como resultado”, añade Walsh, que es miembro del Consejo Nacional de Competitiv­idad y Productivi­dad. “Creamos el entorno de política fiscal número uno del mundo para un Google, pero nos quedamos atrás en lo que respecta a las políticas clave para las

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Gigantes como Meta, Apple o Amazon tienen su sede europea en Irlanda por la baja tributació­n de Sociedades.

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