La Feria encendió Jerez
Acoso, Doma Vaquera, Enganches de exhibición y Morfológicos, en su programa
Con el caballo como protagonista
Mi “scusi, per favore. Sono un appas
sionato di cavalli, lo posso ottenere una foto con te?”. Es Paolo, un italiano de unos cuarenta años que ha visitado la Feria del Caballo por primera vez. El viernes tropezó con Álvaro Domecq Romero, “Alvarito”, en la puerta de la cantina de oficiales del Depósito de Sementales de Jerez, el límite físico para acceder al recinto militar los días de Feria. Paolo era turista, ahí estaba su barrera. Álvaro, no.
El ganadero más famoso de España pasaba por allí, buscaba el desahogado espacio del personal autorizado para ver la doma vaquera de caballos jóvenes. Álvaro no tiene prejuicios para mezclarse con anónimos, ni tampoco en aceptar la propuesta fotográfica de admiradores como Paolo. El jinete se queda en el centro de la imagen, sonriendo. Era Feria de Jerez y hacía una mañana soleada. Paolo se coloca a la izquierda y deja a su mujer en el otro extremo. La foto la hago yo. Intentó alargar el momento para gozo del turista y tras el segundo click, el italiano saca a relucir su educación. “Grazie. E’stato un grande piacere”. Se estrechan la mano y Alvarito continúa su camino bajo su sombrero de ala ancha.
Paolo aterrizó en Jerez el sábado 10 de mayo con la teoría aprendida. Jerez es la cuna del Caballo Español, la tierra que ha visto crecer al noble bruto y la ciudad en la que se exhibe el arte ecuestre. El caballo es para Jerez lo que el jazz es para Nueva Orleáns. O lo que la moda es para Milán. La Feria de Jerez no decepciona a “guiris” ni a profanos. Es normal. El contraste estético les sobrepasa.
Pero al jerezano hace años que su historia ecuestre no le conmueve, veamos los motivos. El programa hípico que reeditó el
La ciudad del caballo celebró su semana grande con un programa cargado, como es tradicional, de actos hípicos. El colofón lo pusieron las entregas del Caballo de Oro y del premio Campeón de Campeones.
alcalde Miguel Primo de Rivera en los años sesenta arrancó el día que Paolo llegó a Jerez en el Cortijo de Vicos con el concurso de Acoso y Derribo, la modalidad hípica en la que se prueba la casta y la bravura. La asociación de garrochistas de Jerez, presidida por el jinete Luis Erquicia Domecq, asumió la organización de un concurso carente de promoción y público. Todo lo demás fue un galope. Las vacas corrieron bien, los veinte garrochistas (más de la mitad que en otras ediciones) se pudieron lucir con fantásticos derribos, la pista estaba en óptimas condiciones, aunque hizo calor, mucho calor. Y hubo caídas, nada que no incluya el guión de un jinete de garrocha.
El Ayuntamiento de Jerez ha caído en la falta de ilusión en un concurso que ciertamente tiene una desventaja, la distancia con el centro de la ciudad, donde se aloja el turista y el aficionado al mundo del caballo durante la semana grande de Jerez. Pero también es verdad que se deben poner los medios adecuados para que el visitante no escape del atractivo local, el caballo, pues en ello se va riqueza, se esfuman posibles compraventas de ejemplares de pura raza que exporten la marca Jerez más allá del río Guadalete.
El concurso de Acoso y Derribo se desarrolla sobre el corredero militar del Cortijo de Vicos, quinientos metros de pradera desde donde se contemplan las históricas yeguas de Yeguada Militar, sangre de la que procede prácticamente toda la cabaña equina española. En este escenario, el amante del Caballo Español, cada vez más extranjero que nacional, habría empezado a rentabilizar su viaje a la ciudad gaditana, pero para eso tiene que llegar al kilómetro quince de la carretera de Arcos, una distancia que parece insalvable, de momento. Veinte colleras, la mitad de lo habitual en Vicos, pelearon el fin de semana el premio de un concurso que quiere ganar toda la afición a esta disciplina. Pero sólo uno estaba llamado y este año ha sido el onubense Javier Vázquez, amparado por el jerezano Manuel Carrera, después de desempatar con el garrochista sevillano Juan Fernández, que fue segundo, junto a su amparador Antonio Montes García. Los jerezanos Manuel Falcón y Antonio de la flor fueron terceros, y De la Flor fue el mejor amparador del concurso, según los jueces.
Vaquera en Sementales
La siguiente cita hípica de Feria fue otra imagen icónica de la ciudad, la Doma Vaquera. El concurso del Depósito de Sementales que se celebró durante el miércoles y el jueves de Feria goza de una salud de hierro. La calidad de caballos y jinetes va en aumento, los resultados son más reñidos
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