Encontrar el camino. Tres lámparas para curvas perfectas.
Montar con la vista hacia delante. Lo que has practicado antes en tierra (paso 1) ahora puedes aplicarlo montando. De nuevo la fantasía y el lenguaje corporal tienen un papel importante.
En el cuerpo están encendidas tres lámparas. Imagínate que montas a oscuras y quieres iluminar el camino. Para esto tienes una lámpara en la frente, una en el pecho (a la altura de los hombros) y una en el ombligo. En el giro a la izquierda la lámpara de la frente ilumina la dirección hacia donde te diriges, y no al cuello del caballo. Mira hacia la dirección del movimiento. La mano, como si montáramos en bici (ver arriba), se sitúa ligeramente hacia delante, pero sólo muy poquito hacia la dirección del giro. Durante el giro, la mano izquierda automáticamente va suavemente hacia la izquierda para que el ca- ballo pueda flexionar el cuello. Así evitas doblar la cadera.
El que se dobla, ilumina incorrectamente. La lámpara del ombligo ilumina hacia la dirección del movimiento. No obstante, si el jinete se dobla ilumina el lado equivocado. Si todas lámparas iluminan correctamente, tu caballo entiende sin problemas a dónde quieres ir, sin necesidad de tirar de las riendas.
después las tres lámparas se iluminan.
56 Dirigimos la mirada al objetivo,