Ensayo para el nacional
El Centro Ecuestre de Castilla y León recibió los campeonatos territoriales de ponis de Saltos y Completo, en un ensayo para el campeonato nacional, que volverá a esta sede. La competición en Saltos sólo tuvo una categoría.
Los días 8, 9 y 10 de junio se disputó en el Centro Ecuestre de Castilla y León, en Segovia, el Campeonato regional de Ponis 2018 de las disciplinas de Completo y Salto. Organizado por Amtuna- Cecyl y la Federación Hípica de Castilla y León, se realizó de forma conjunta con un CCT y un CSNP1, preparatorios del Campeonato de España que dos semanas después se correría en estas mismas instalaciones.
Los recorridos de salto en pista estuvieron a cargo de José Ramón Muñoz, mientras que el cross, con bastantes novedades en cuanto a obstáculos, fue fruto del trabajo de Juan Pedro Colucho Merino. Y en ambos casos acertados en cuanto a planteamiento y nivel de dificultades.
En Completo se hizo con el oro de Ponis A, la burgalesa del Centro Ecuestre Miraflores de Cortes, Blanca González Román, montando a “Lissa”. Blanca no pudo estar presente en la entrega de medallas de esta disciplina pues el sábado, en la primera calificativa de salto montando a “Cometa”, sufrió una fuerte caída que obligó a ingresarla. El domingo, tras ser dada de alta, acudió al Centro Ecuestre donde recibió en podio su medalla de Completo, en un bonito gesto de la organización. Las vallisoletanas Lucía Sanz, con “Melandro” (RSH de Valladolid) y Carla Rábano con “Marco Polo” (Soto Ocio), e Ponis B y C, y la salmantina de La Aldehuela Inés Franco de Dios con “Ald Juanita” en Ponis D completaron la nómina de campeones.
En cuanto a la disciplina de Salto, se disputó únicamente en la categoría de Ponis B:
aparte de los ciclos (niños que terminan en ponis y pasan a caballo por edad), la idea de subir este campeonato de categoría a Nivel 1 para poder clasificar para el de España no funcionó, y los niños optaron por correr la Copa, de menor nivel, dejando los ponis A, C y D sin número mínimo de participantes. Sin duda una pena pero que debería servir de llamada de atención a clubes y federaciones para plantear una reactivación de la disciplina de ponis, hacerla menos compleja en algunos aspectos (como mediciones), más asequible desde el punto de vista económico para así abrirla a un mayor número de participantes, y, en definitiva, más atractiva para clubes, padres y niños, potenciando el “espíritu poni”, base de la equitación en cualquier país que se precie de avanzado en este deporte.