La Voz de Galicia (Santiago) - El Comarcal Santiago
Touro custodia la tradición artesanal de hacer cestos
El artesano Manuel Rilo, de 72 años, imparte desde hace 9 un curso municipal
Manuel Rilo se quita méritos. Y los tiene todos. Porque si en Touro todavía se mantiene viva la tradición de hacer cestos de manera artesanal es gracias a él. Desde hace nueve años, este vecino del lugar de Mourelos de Arriba imparte el curso de cestería organizado por el Concello, una actividad que despierta, sobre todo, el interés de las mujeres. «Son moitas», apunta, las alumnas a las que transmitió un viejo oficio que aprendió de joven de un tío para el que, al igual que él, hacer cestos nunca fue un medio de vida. «Facíaos para casa e para regalar», cuenta el hombre, que tampoco «vendín nunca ningún». «Gústame moito telos e nada máis», añade.
Manuel Rilo también perdió la cuenta del número de cestos que lleva hecho en su vida. La semana pasada, «aínda fixen un porque me sobrou do curso», comenta este cesteiro de 72 años que aprovecha mimbre, y restos de carballo, castaño o de mimosas para confeccionar recipientes con tantas formas y tamaños como usos tienen. Asegura que hacer cestos «é facilísimo. Se lle pos atención, aprenden nun tempo de nada». Y ante la insistente duda de que así sea, admite que «para tecer as latas é máis complicado, hai que ter algo de arte».
A él, desde luego, mano no le falta. E innata. Cuenta este vecino de Touro que cuando nació su única hija «fíxenlle o berce, que se interesaron por ela nunha moblería, e a súa primeira cama, que aínda está no faiado». Es un carpintero de vocación. «Quería ir para a Escola de Arte e Oficios da Coruña a estudar, pero non me deixaron», recuerda. Corrían tiempos difíciles, así que hubo que ponerse a trabajar, «de tantas cousas que xa nin as dou contado», afirma. «Traballei coa química», dice, en la mina de Touro, primero, y en la de Vimianzo, después; luego empezó en una empresa de obra pública y se jubiló en una cantera. Con el descanso, llegó lo de maestro de cestería.