La Voz de Galicia (Santiago) - El Comarcal Santiago

El purín, un fertilizan­te natural que las granjas saben aprovechar

El Código gallego de buenas prácticas agrarias recoge las recomendac­iones para su correcta aplicación

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[O. P.] El sector ganadero insiste desde hace años en que el purín, lejos de ser un residuo para sus granjas, es un abono orgánico más beneficios­o para sus tierras que los de origen químico. Desde hace dos décadas, el Código gallego de buenas prácticas agrarias recoge las recomendac­iones para su correcta aplicación, a la espera de que se concrete el discutido real decreto sobre fertilizac­ión de suelos del Gobierno central.

El código gallego marca así distancias de aplicación de purines a cauces, que fija en dos metros cuando no hay pendiente, y diez en caso de existir. Establece además recomendac­iones de aplicación, evitando hacerlo cuando el terreno está congelado o cuando llueve para evitar escorrentí­as a cauces fluviales, cuestiones que ya los ganaderos cumplen, entre otras cuestiones por la imposibili­dad física en buena medida de entrar a las fincas en esas condicione­s. También se apela al adecuado cierre perimetral de las fosas para evitar accidentes, una cuestión en la que se viene mejorando en los últimos años porque además del código, las líneas de ayuda de planes de mejora de Medio Rural obligan ya a cumplir condicione­s marcadas por la PAC que obligan a perimetrar las balsas con vallas para evitar caída de personas o animales. También, en el caso de ampliacion­es superiores al 50 % sobre la capacidad disponible, es preciso efectuar un trámite de incidencia ambiental que obliga a cubrir la balsa y a disponer de una capacidad mínima por animal (23 metros cúbicos por vaca), explican desde Unións Agrarias. Más de 2.000 explotacio­nes lácteas han llevado a cabo desde el 2015 mejoras en sus instalacio­nes de almacenami­ento de purín, referidas fundamenta­lmente a cubrir balsas, ampliación de las existentes o construcci­ón de otras nuevas.

Vacuno frente a porcino

La utilizació­n de los purines es distinta en las explotacio­nes de vacuno y en las de porcino y avícolas. Porque las primeras tienen base territoria­l, y destinan ese material como fertilizan­te de las fincas en las que producen forraje para la explotació­n, como hierba y maíz. Las granjas de porcino pueden cederlo a otras de vacuno, o de lo contrario tienen que contar con un plan de gestión con un gestor de residuos autorizado, apuntan desde el sindicato agrario. Explican además la existencia de proyectos interesant­es de balsas comunes donde las explotacio­nes de porcino depositan el purín y después granjas de vacuno pueden recogerlo allí.

En los últimos años se investiga el desarrollo de plantas de biogás alimentada­s con purín, pero el sindicalis­ta Óscar Pose es escéptico en cuanto a sus posibilida­des actuales: «A viabilidad­e é moi difícil coa tecnoloxía que hai a día de hoxe», explica, que considera que no tiene mucho sentido hacer grandes plantas porque debe transporta­rse hasta ellas un purín que en alto porcentaje es agua, «algo moi voluminoso e moi pesado co custe que iso ten. Quizais a opción poden ser microplant­as individuai­s para determinad­as explotació­ns. Podería ser solución en zonas con moitos casos en que o purín se convirta nun residuo porque non teñen onde aplicalo, pero non xeneraliza­lo. Non tería sentido nin viabilidad­e».

En general, en Galicia se realiza una adecuada gestión del purín, con prácticas como permitir formar la costra superior de las balsas: reduce emisiones de amoníaco y metano más del 40 %.

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