La Voz de Galicia (Santiago) - El Comarcal Santiago
«Todas as xeracións viñan ao río»
Oroso Aventura revitaliza el ocio fluvial de vecinos y peregrinos en el Tambre
[IRIA R. MesíA, I. C.] Carlos Castro, «Piro», y su buen amigo Lorenzo Veiga son los fundadores de Oroso Aventura, una recién creada empresa de actividades recreativas en el entorno del río Tambre a su paso por Sigüeiro.
Castro, aficionado al piragüismo y vecino de la localidad de Oroso, tuvo la idea original del proyecto y, al poco tiempo, pensó en Veiga, una persona que se dedica, igual que su familia, a la cría y doma de caballos desde hace años. «Eu díxenlle a Lorenzo: “Mira, eu creo que a túa actividade no que teño eu na miña cabeza pode ir adiante, queres acompañarme nesta aventura?” E díxome que para diante», relata Castro.
La empresa de ambos ofrece la posibilidad de descender un tramo del Tambre y de hacer una ruta a caballo a orillas del río. «A idea está deseñada para que ti baixes en canoa, collas o cabalo na meta e subas ata aquí», explica Castro. Quienes no se atrevan con una u otra actividad pueden escoger entre las dos, o incluso quedarse a disfrutar de la zona de chiringuito y juegos que también han habilitado en un lado del río.
El enclave se encuentra a la altura del puente de Sigüeiro, que a su vez es zona de paso del Camino Inglés, y constituye una parada interesante para los peregrinos. «Veñen nenos, familias, peregrinos, os avós cos nenos... de verdade que vén todo tipo de público», señala el propietario.
Hay algo que a Carlos Castro le hace ilusión por encima de todo: «Estase volvendo a xente a acostumar a ir ao río». Hace más de cuarenta años, la zona de baño en la que opera su empresa se llenaba de gente del pueblo. «No meu caso foi igual, pasaba todas as tardes do verán aquí metido», relata. Sin embargo, con la apertura de la piscina municipal a principios de siglo, los vecinos fueron dejando de ir a bañarse al Tambre.
La idea al completo, explica Castro, le surgió pensando precisamente en la diversión de aquellos años, y no dudó del tirón que tendría el proyecto entre la gente del pueblo: «Todos nos vamos sentir identificados porque fixemos todos o mesmo», sostiene.
De hecho, hace no mucho, un vecino le facilitó una fotografía del lugar hace treinta años en la que se distingue el área del chiringuito que hoy regenta Castro ocupada por decenas de personas. Él la muestra con orgullo, satisfecho, como el vecino que tenía la instantánea, por volver a ver el entorno fluvial lleno de gente disfrutando del verano.
De cara al futuro, Castro se plantea «aumentar a empresa, dar máis servizos; algo ambientado no inverno, porque daquela estamos moi parados». Rutas en quads, barranquismo o ciclismo son algunas de las ideas que baraja este joven emprendedor.