La Voz de Galicia (Santiago) - El Comarcal Santiago
Piedra y verde para perderse a un paso de Santiago
El concello de Val do Dubra ofrece opciones de ocio con esencia natural
[LeiLa Fernández, i. C.] A las afueras de Santiago la diversión continúa, y los puntos turísticos de interés no escatiman, aunque no sean tan conocidos. Val do Dubra es un buen ejemplo de ello, pues ofrece variedad de planes que invitan a visitar el concello con la intención de conectar con la naturaleza y la historia.
Sin alejarse del núcleo urbano se encuentra un «oasis dentro de Bembibre»: el área recreativa al lado del río Dubra. La piscina municipal para refrescarse en los momentos de más calor, el parque infantil para los más pequeños y la espectacular carballeira de alrededor hacen de este un lugar ideal para pasar el día.
El senderismo se ha convertido en una de las opciones de ocio favoritas, y el alto tránsito de personas en la Ruta dos Roxedoiros durante el fin de semana lo confirma. Trece kilómetros de itinerario, que arrancan del área recreativa, bordeando el río para pasar por la Fervenza do Roxedoiro antes de regresar a Bembibre, se presentan como la opción idónea para los más activos. En cambio, si lo que se quiere es disfrutar de vistas, el mirador de O Picoto
es parada obligada. En el punto más alto de Val do Dubra (525 metros) se construyó una pasarela de madera que permite visualizar casi la totalidad del concello desde una posición privilegiada.
La naturaleza no siempre es del agrado de todos, en tal caso hay mucha historia contada y por descubrir en Val do Dubra. Mientras que la iglesia de Paramos ejemplifica a la perfección el estilo románico rural gallego, el recinto arqueológico del Castelo de Portomeiro promete ser una importante edificación del siglo IX en donde se producía metal, según investigaciones de la USC. Todo ello sin olvidarse de las tumbas antropomórficas en Portomouro, conocidas como Pedra do Home. Son tres las que se pueden visitar, pero se cree que llegaron a ser doce. El paradero de las restantes sigue siendo un misterio, pero las leyendas culpan a los mouros de dinamitarlas en busca de oro.