La Voz de Galicia (Santiago) - El Comarcal Santiago
«Para a maioría de nós, a caza é unha actividade rural, non un deporte»
El presidente del tecor de Melide, Juan Manuel González, defiende el papel de los cazadores en la repoblación de un hábitat al que transformaron el abandono del campo y la contaminación ambiental
[natalia nOGUEROl] Juan Manuel González concibe la caza tal y como le enseñaron su abuelo y su padre, con los que se empezó a ir al monte siendo un niño. De eso hace más de cuarenta años, y, desde entonces, solo se mantiene indemne el concepto con el que este veterinario jubilado de Melide pone en evidencia una imagen de los cazadores cargada de prejuicios. «A caza, para min e para a maioría dos cazadores, é unha actividade rural, non un deporte», defiende. Y lo explica con un relato consistente y diáfano desde primera línea. Es presidente del tecor del municipio melidense, que, con sus peculiaridades, no escapa de la radiografía generalizada de la caza.
El progresivo abandono del campo «transformou o hábitat, e, se antes era propicio para a caza menor, agora éo para a maior», apunta este cazador, explicando al respecto que la proliferación del eucalipto, y una actividad agraria centrada en el monocultivo del maíz como alimento para el ganado que se cría en intensivo mermaron la población de especies cinegéticas como la perdiz y el conejo. A recuperar esa fauna contribuyen las sociedades de caza como la que preside Juan Manuel González en Melide, con un tecor con 328 socios que abarca el conjunto de las parroquias del municipio, salvo la de Campos, y la de Maceda y Orois, integradas, estas dos últimas, en el tecor de Boimorto. «O 30 por cento do presuposto váisenos na repoboación da caza menor con perdiz e coello», indica. Las cuotas de los socios y subvenciones públicas sostienen las sociedades de caza, que también asumen tareas de mantenimiento de los terrenos cinegéticos, así como el control de la población de jabalíes, incluso fuera de la temporada, con batidas autorizadas. Cada temporada se cazan entre 15.000 y 25.000 jabalíes, según indica para incidir en los daños que causan, tanto en las cosechas como en la carretera.
Precisamente por el papel que desempeñan en el equilibrio del ecosistema, este veterinario melidense que trabajó como inspector de Sanidade reivindica al colectivo de cazadores. «Nós tamén somos ecoloxistas. Coidamos o monte, e repoboamos con especies que, de non ser así, estarían extinguidas por falta de hábitat. Non se nos pode botar a culpa aos cazadores da desaparición de especies, como tampouco aos troiteiros da falta de troitas nos ríos», defiende González. «É máis — añade— botamos trigo e cereal polos camiños para que teñan alimento, e, se sabemos que nunha zona hai unha banda de perdices, mátanse dúas ou tres, e xa non se volve».
En esa línea, el presidente del tecor de Melide insiste en que «non estamos en contra das asociacións ecoloxistas, senón todo o contrario; son necesarias, pero nós non somos os culpables nin do abandono do agro, nin de que o medio ambiente estea como está pola contaminación». También rechaza este cazador de perdiz, sobre todo, y de conejo las voces que los señalan como autores de incendios forestales, ya que «somos os primeiros aos que non nos interesa que arda o monte, porque, ademais dos danos que os lumes lles causan ás especies, temos que estar tres anos sen poder cazar na zona que devastan», explica. Juan Manuel González también pone el acento sobre las peculiaridades del tecor que preside. «Temos un problema moi gordo», afirma para explicar que «a maior extensión que temos para cazar atópase dentro do LIC do Careón», una zona protegida por la existencia de una flora endémica «á que non lle facemos ningún dano», defiende para plantear a Medio Ambiente una revisión de las restricciones que también afectan a la caza.
«Se non repoboáramos o monte, especies como o coello e a perdiz estarían extinguidas»