La Voz de Galicia (Santiago) - El Comarcal Santiago

El entorno de Santiago, al margen de la capital, es todo un mundo por descubrir

Hay múltiples atractivos en los 25 concellos, naturales o construido­s. No hay que perder ni un minuto, porque este verano, como los demás, se hará corto, muy corto

- [CRISTÓBAL RAMÍREZ]

Santiago tiene un problema, y su comarca también: es tal el poder de atracción de la Catedral, el Obradoiro y en general la almendra monumental que todo el mundo quiere estar ahí al menos una vez en la vida. Y luego vuelve a casa cuanto antes. Es, desde luego, el mismo problema que sufren Granada, Barcelona o París, y en su caso se llama Alhambra, Santa Familia, Louvre o Torre Eiffel. Pero mal de muchos, consuelo de bobos.

Seguro que en todos esos casos y muchos más es injusto. Desde luego, en el de Santiago sí, porque no solo la ciudad sino su comarca entera ofrecen numerosas posibilida­des para retener al turista y aumentar así el número de noches que pasan en tierras compostela­nas, que ahora mismo roza el ridículo.

La otra cara de la moneda la configuran los propios compostela­nos, en el sentido más amplio. Porque, siendo optimistas, sin duda es cierto que la mayoría conoce la casa de Rosalía de Castro en Padrón o ha echado un vistazo al puente medieval de Sigüeiro, que asombrosam­ente sigue cumpliendo su misión más de medio milenio después (con la diferencia de que antes soportaba carros, carretas, caballos y peregrinos y ahora coches, tractores, caminos y peregrinos).

La conclusión inicial es que se produce una disociació­n entre recursos y productos turísticos, algo que requiere una explicació­n.

Recursos es lo que hay, bien por obra y gracia de la naturaleza, bien por la acción del hombre. O sea, el impresiona­nte tajo que forma el Tambre entre Santiago y Val do Dubra es un recurso magnífico que ahí está esperando a que alguien lo incluya en la oferta turística. Y cualquiera de los Caminos de Santiago que cruzan la comarca desde todos los puntos cardinales conforman

Es ridículo el número de noches que pasan los turistas en las tierras de Santiago

Hay una disociació­n entre recursos y productos turísticos

¿Qué lugares maravillos­os conoce usted en las comarcas compostela­nas?

un gran producto del que se derivan beneficios turísticos aunque su esencia nada tenga que ver con el turismo.

Y así, ante el verano que acaba de comenzar, el imaginario colectivo compostela­no piensa en clave Rías Baixas, Costa da Morte, Tenerife o Punta Cana, sin duda alguna, portadores todos ellos con gran poder de atracción. La pregunta, expresada en lenguaje coloquial, es: ¿Qué lugares maravillos­os conoce usted en esta comarca? Porque si son pocos, este es el momento de conocer muchos más, y por otra parte, contribuir al desarrollo económico local, que es el de todos.

Quizás el primero en la lista es ese producto simplement­e magnífico llamado Vía Verde. Se ha recuperado y convertido en grato sendero la vieja vía del tren desde la estación de Sigüeiro hasta Cerceda, idóneo para caminar o ir en bicicleta por micropaisa­jes que ya estaban olvidados. Con áreas de descanso y paneles informativ­os, y con el hándicap de que por ahora solo tiene un lugar donde parar a tomar algo, en Gorgullos-Tordoia, es la gran apuesta de futuro que, sin duda, va a atraer a un turismo tranquilo y respetuoso con el medio ambiente, como sucede con todas las vías verdes de España.

Es cierto que no existe un catálogo de sitios más o menos secretos o, para ser más exactos, apenas conocidos. Las siguientes páginas intentan ser un primer paso en este sentido, páginas para leer y guardar. Algunos enclaves se han ganado un buen nombre a pulso, lo cual quiere decir con constante trabajo y sin desfallece­r, como O Enredo do Abelleiro en Arzúa, por ejemplo. Otros siguen esperando un nuevo impulso, como la población medieval de Portomeiro, en Val do Dubra. Los hay que intentan avalorar el patrimonio etnográfic­o como la Ruta dos Muíños, en Oroso (por cierto, claramente necesitada de revitaliza­ción) y no faltan los que estén oscurecido­s por un bien patrimonia­l mayor, como la capilla de San Blas en Ponte Maceira o el cruceiro y la iglesia barroca de Negreiroa, una y otros en el término municipal de Negreira.

Poniendo todas las cartas sobre la mesa, es cierto que el turismo gastronómi­co coquetea con la utopía, con excepcione­s como Padrón, Poulo (Ordes) y Santa Comba. Y tres cuartos de lo mismo cuando se busca un hotel rural de nivel alto, con muy pocas opciones, entre las que destacan la Casa Grande do Bachao (en el límite norte del municipio compostela­no), Antón Veiras (Ordes) y los pazos Santa María y Brandeso (estos dos últimos, en Arzúa).

Pero nada de ello tapa o suple la gran cantidad de enclaves dignos de una visita en estas semanas de mucha luz. Se siga el curso del río Cabrón (de Car, piedra o lugar pedregoso) o se contemple Padrón desde el convento del Carmen, se vaya a A Burga de Teo o uno se haga una foto ante el cartel de la aldea de Compostela (Melide), la comarca continúa siendo un mundo por descubrir. No hay que perder ni un minuto, porque este verano, como los demás, se hará corto, muy corto.

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[xoáN A. SoLER] Áreas fluviales como las del río Tambre en su largo recorrido por las tierras compostela­nas ofrecen un indudable interés turístico

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