Sánchez no insulta, pero sí ofende
Sánchez se ha dolido amarga‐ mente —sí, el presidente del Gobierno tiene sentimientos compungidos— de los insultos que sus adversarios y periodis‐ tas le profieren. Tiene razón. La dialéctica política es, debe ser, vigorosa, acerada, pero no inju‐ riosa. El insulto es procaz, di‐ recto y obvio y denota una gra‐ ve carencia de vocabulario y de habilidad para el retruécano, la metáfora, la elipsis y los sinóni‐ mos. Y, además, el improperio es fruto de la ira. En su ensayo sobre esta convulsión emocio‐ nal, Séneca la tildó de "enajena‐ ción transitoria", un descontrol del juicio. Nada bueno dice del que insulta
y mucho de aquel
vo porque afecta a la dignidad del sometido a esa forma de ironía vitriólica. Mucho más ofensivo es no guardar la urba‐ nidad —a cuya falta alude dis‐ gustado el líder socialista— de contestar, siguiendo una inve‐ terada tradición parlamentaria, al discurso del presidente del PP en su debate de investidura. Alcanza mayores cotas de ofensa que la respuesta se de‐ legue en un diputado que sí in‐ sulta, una mediación que es un modo especialmente torticero de indignidad.
Es ofensivo que se pacte con un partido como EH Bildu, con exterroristas en sus listas y que no condena la violencia, des‐ pués de haber repetido hasta la saciedad que no se haría; mu‐ didato abertzale como alcalde de la capital de la comunidad foral. Ofende, igualmente, en particular a las víctimas de ETA, que un ministro del Go‐ bierno —el tabernario Óscar Puente— califique de progresis‐ ta a la coalición de Otegi, un ti‐ po que aún tiene cuentas con la justicia.
Vayamos a otros comporta‐ mientos ofensivos porque, le‐ jos de ser normales en política, por líquida y volátil que sea, de‐ muestran sin palabras despre‐ cio, desaire y desconsideración hacia la sociedad y las institu‐ ciones. Me refiero, claro está, a la negociación del Gobierno de España con un prófugo de la justicia y fuera del territorio na‐ cional, luego de la visita reve‐ solo: es hiriente atribuir al parti‐ do del prófugo connotaciones también progresistas cuando, en realidad, representa a una organización reaccionaria que en su momento protagonizó un golpe constitucional. Sí, todo esto es ofensivo y no requiere insulto alguno.
Las calles arden contra la am‐ nistía: la tensión política dispa‐ ra las protestas a cifras récord
José María Olmo El número de movilizaciones celebradas en la Comunidad de Madrid en los primeros 11 meses de 2023 se dispara por la polarización polí‐ tica y amenaza con superar el total de 2022, que marcó el má‐ ximo de la última década el mismísimo Congreso de los Diputados y estandarizar la fal‐ sedad, disfrazándola como 'cambios de opinión'. Daniele Giglioli, un literato y pe‐ riodista italiano, escribió en 2018 una obrita que es una joya para la reflexión. Se titula Críti‐ ca de la víctima (editorial Her‐ der). Escribe: "La víctima es el héroe de nuestro tiempo. Ser víctima otorga prestigio, exige escucha, promete y fomenta reconocimiento, activa un po‐ tente generador de identidad, de derecho, de autoestima. In‐ muniza contra cualquier crítica,