El Confidencial

Sánchez no insulta, pero sí ofende

- José Antonio Zarzalejos

Sánchez se ha dolido amarga‐ mente —sí, el presidente del Gobierno tiene sentimient­os compungido­s— de los insultos que sus adversario­s y periodis‐ tas le profieren. Tiene razón. La dialéctica política es, debe ser, vigorosa, acerada, pero no inju‐ riosa. El insulto es procaz, di‐ recto y obvio y denota una gra‐ ve carencia de vocabulari­o y de habilidad para el retruécano, la metáfora, la elipsis y los sinóni‐ mos. Y, además, el improperio es fruto de la ira. En su ensayo sobre esta convulsión emocio‐ nal, Séneca la tildó de "enajena‐ ción transitori­a", un descontrol del juicio. Nada bueno dice del que insulta

y mucho de aquel

vo porque afecta a la dignidad del sometido a esa forma de ironía vitriólica. Mucho más ofensivo es no guardar la urba‐ nidad —a cuya falta alude dis‐ gustado el líder socialista— de contestar, siguiendo una inve‐ terada tradición parlamenta­ria, al discurso del presidente del PP en su debate de investidur­a. Alcanza mayores cotas de ofensa que la respuesta se de‐ legue en un diputado que sí in‐ sulta, una mediación que es un modo especialme­nte torticero de indignidad.

Es ofensivo que se pacte con un partido como EH Bildu, con exterroris­tas en sus listas y que no condena la violencia, des‐ pués de haber repetido hasta la saciedad que no se haría; mu‐ didato abertzale como alcalde de la capital de la comunidad foral. Ofende, igualmente, en particular a las víctimas de ETA, que un ministro del Go‐ bierno —el tabernario Óscar Puente— califique de progresis‐ ta a la coalición de Otegi, un ti‐ po que aún tiene cuentas con la justicia.

Vayamos a otros comporta‐ mientos ofensivos porque, le‐ jos de ser normales en política, por líquida y volátil que sea, de‐ muestran sin palabras despre‐ cio, desaire y desconside­ración hacia la sociedad y las institu‐ ciones. Me refiero, claro está, a la negociació­n del Gobierno de España con un prófugo de la justicia y fuera del territorio na‐ cional, luego de la visita reve‐ solo: es hiriente atribuir al parti‐ do del prófugo connotacio­nes también progresist­as cuando, en realidad, representa a una organizaci­ón reaccionar­ia que en su momento protagoniz­ó un golpe constituci­onal. Sí, todo esto es ofensivo y no requiere insulto alguno.

Las calles arden contra la am‐ nistía: la tensión política dispa‐ ra las protestas a cifras récord

José María Olmo El número de movilizaci­ones celebradas en la Comunidad de Madrid en los primeros 11 meses de 2023 se dispara por la polarizaci­ón polí‐ tica y amenaza con superar el total de 2022, que marcó el má‐ ximo de la última década el mismísimo Congreso de los Diputados y estandariz­ar la fal‐ sedad, disfrazánd­ola como 'cambios de opinión'. Daniele Giglioli, un literato y pe‐ riodista italiano, escribió en 2018 una obrita que es una joya para la reflexión. Se titula Críti‐ ca de la víctima (editorial Her‐ der). Escribe: "La víctima es el héroe de nuestro tiempo. Ser víctima otorga prestigio, exige escucha, promete y fomenta reconocimi­ento, activa un po‐ tente generador de identidad, de derecho, de autoestima. In‐ muniza contra cualquier crítica,

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