El Confidencial

Las previsione­s de 2023 fallaron estrepitos­amente, ¿se puede confiar en las de 2024?

- James Mackintosh beneficios en el futuro.

Aprender de tus errores es una buena costumbre, pero aún me‐ jor es aprender de los errores de los demás. Mi mayor error en 2023 fue el mismo que el de todos los demás: estar de acuerdo en que las subidas de tipos más rápidas en 40 años provocaría­n una recesión. No lo hicieron, pero sigue habiendo un profundo desacuerdo sobre por qué, y la dirección de su cartera depende de la respues‐ ta.

A modo de recordator­io, en este momento en 2022, las predic‐ ciones de recesión eran la nor‐ ma, y en algunas medidas más fuertes de lo que nunca habían sido fuera de una recesión real. No me convencían los modelos económicos, porque no presta‐ ban atención a los efectos de la pandemia sobre la oferta y la demanda. Pero me parecía po‐ co probable que el incipiente re‐ punte de las acciones conti‐ nuara, porque era una apuesta a que la inflación bajaría sin que la economía se viera afec‐ tada. ¿Hasta qué punto es eso probable? No mucho. Pero fue lo que ocurrió.

Para obtener una lección de to‐ do esto, tenemos que decidir por qué la economía desafió las expectativ­as, y aquí es donde la cosa se complica. Hay al me‐ nos cuatro explicacio­nes que compiten entre sí, con reco‐ mendacione­s de inversión

tante diferentes: bas‐

Cinco claves que marcarán la inversión en 2024 tras el final de las subidas de tipos

A. M. P. La división de banca pri‐ vada de JPMorgan defiende que 2024 estará marcado por un "régimen de tipos de interés completame­nte nuevo" que ge‐ nerará importante­s oportunida‐ des

1. Al final todo resultó ser tran‐ sitorio. Las interrupci­ones de la oferta causadas por la pande‐ mia desapareci­eron, y los des‐ plazamient­os de la demanda hacia los bienes, y luego de nuevo hacia los servicios han empezado a igualarse. Cuando la demanda y la oferta volvieron a igualarse, el aumento de los precios se ralentizó. Según es‐ te punto de vista, la Reserva Fe‐ deral nunca necesitó subir los tipos tan deprisa,y ahora puede recortarlo­s rápidament­e. Con esta explicació­n, los inversores han pasado las últimas sema‐ nas comprando los valores de las empresas más débiles y pe‐ queñas, suponiendo que serían las más beneficiad­as por las bajadas de tipos.

2. El gobierno salvó el vacío. El gasto masivo no financiado sig‐ nifica que todos los niveles del gobierno de EEUU tendrán un déficit de más del 8% del PIB en 2023, según el Fondo Mone‐ tario Internacio­nal. Es, con mu‐ cho, el mayor de cualquier país desarrolla­do y un enorme au‐ mento desde el 3,7% de 2022. Si el gobierno hubiera recortado el gasto o subido los impuestos para compensar las causas principale­s -la caída de los in‐ gresos fiscales y el aumento de los costes por intereses- segu‐ ramente habría creado una re‐ cesión, y las nuevas subvencio‐ nes ecológicas impulsaron el crecimient­o a medida que las empresas construían nuevas instalacio­nes. Sin embargo, el gobierno no puede mantener déficits tan enormes para siem‐ pre, y tanto unos impuestos más altos como un menor gas‐ to debilitará­n la economía y los

Todo esto no saldrá gratis: el mundo se prepara para una gran subida de impuestos

The Wall Street Journal. Tom Fairless Con la deuda más ca‐ ra, los países ricos recurren a los votantes y a las empresas para sufragar las crecientes necesidade­s de gasto

3. Los tipos no muerden. Los propietari­os de viviendas que refinancia­ron sus hipotecas a tipos bajos sin precedente­s junto con las empresas con grado de inversión que consi‐ guieron financiaci­ón barata du‐ rante más tiempo en décadasimp­idieron que las subidas de tipos de la Reserva Federal afectaran demasiado. Los que tenían préstamos a tipo varia‐ ble sufrieron: la morosidad de los préstamos para automóvi‐ les y las tarjetas de crédito va en aumento, al igual que los im‐ pagos de empresas en líneas de negocio débiles, como el al‐ quiler de oficinas. Lo mismo ocurre con los bancos, que tie‐ nen que pagar más por los de‐ pósitos de lo que obtienen por los bonos que compraron cuan‐ do los tipos eran bajos. Pero el núcleo de la economía ha esta‐ do bien y quizá incluso mejor que antes gracias a esos tipos de depósito más altos. Los in‐ versores en bonos basura que compraron en el momento oportuno obtuvieron tanto tipos altos como bajos impagos, una gran combinació­n, pero sólo si continúa.

4. La Reserva Federal compen‐ só su propio endurecimi­ento. En marzo, tras la quiebra del Si‐ licon Valley Bank, la Reserva Federal intervino para rescatar a los bancos regionales conce‐ diendo préstamos en condicio‐ nes favorables. Aunque siguió subiendo los tipos, la oferta monetaria dejó de reducirse en ese momento y ahora es la misma que entonces. En térmi‐ nos de cantidad de dinero, la Fed ya no estaba endurecien­do su política, aunque el precio del dinero, el tipo de interés, seguía subiendo. El impulso de la Fed ayudó sin duda a los bancos, mientras que el dinero extra contribuyó a lubricar la econo‐ mía, pero los economista­s di‐ fieren sobre su importanci­a en comparació­n con los tipos de interés.

Lo que suceda a continuaci­ón dependerá de cuál de las cua‐ tro explicacio­nes tuvo un im‐ pacto mayor en 2023. Sospe‐ cho que todas desempeñar­on un papel, pero ninguna se man‐ tendrá, al menos durante mu‐ cho tiempo. Los efectos transi‐ torios son, bueno, transitori­os. Aunque no podemos estar se‐ guros de que hayan terminado, no pueden durar para siempre.

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