El Confidencial

El Algarrobic­o no es Doñana: el complejo derribo del hotel más aberrante de España

- Fran M. Galbarro. Sevilla

Un edificio fantasma de 20 plantas, a 15 metros de la playa y en pleno Parque Natural del Cabo de Gata. El macrohotel de El Algarrobic­o, en Carboneras (Almería), es un símbolo del la‐ drillo, una de las imágenes que mejor representa el urbanismo salvaje de aquellos años. La obra comenzó en 2003, pero fue paralizada tres años des‐ pués y, pese a las múltiples sentencias en contra, el derribo del hotel más aberrante de Es‐ paña sigue esperando casi dos décadas después.

Ahora el presidente andaluz, Juanma Moreno, pretende re‐ editar un acuerdo con el Go‐ bierno central como el de Doña‐ na para desbloquea­r la situa‐ ción. Hay quien ha interpreta­do el anuncio como una posible solución al problema, aunque tras dos décadas de galimatías judicial, los intereses cruzados y la falta de determinac­ión de las administra­ciones, los ecolo‐ gistas son más escépticos. De hecho, han calificado la pro‐ puesta como una "maniobra de distracció­n".

La promotora Azata, propiedad de José Domingo Rodríguez Lo‐ sada, mantiene junto a la mole tres grúas que simbolizan su in‐ tención de continuar con el pro‐ yecto. Había una cuarta, pero tuvo que ser retirada por su de‐ terioro con el paso de los años. Pese a las numerosas senten‐ cias en su contra, la empresa mantiene la esperanza de ter‐ minar de construir el macroho‐ tel. O, al menos, de lograr una indemnizac­ión millonaria que ninguna administra­ción quiere asumir.

"Si no hay un acuerdo antes, el derribo puede tardar unos diez años por la vía judicial", resume José Ignacio Domínguez, el abogado que representa a los ecologista­s de Greenpace en el caso.

La promotora lleva años

estirando la polémica en los juzgados, abriendo distintas causas que se alargan en el tiempo con varias de sus socie‐ dades. Tanto es así que, a la espera de otros pronunciam­ien‐ tos, el hotel del Algarrobic­o arrastra medio centenar de sentencias en los últimos años.

Moreno quiere llevar el "espíritu de Doñana", donde el impulsor era el PP, a El Algarrobic­o, don‐ de el PSOE tiene mucho que callar

La pelota está ahora en el teja‐ do del Ayuntamien­to de Carbo‐ neras, ahora gobernado por el PP, que debe anular la licencia de obra para que el derribo sea posible. Sin embargo, desde el Consistori­o vienen posponien‐ do esta decisión para evitar que la empresa le reclame más in‐ demnizacio­nes. El anterior go‐ bierno, del PSOE —el alcalde era sobrino del regidor que im‐ pulsó el proyecto—, desclasifi‐ có como urbanizabl­es los sue‐ los en el PGOU, aunque justifi‐ có la decisión "por efectos so‐ brevenidos". Un matiz con el

que pretendía cubrirse las es‐ padas ante las posibles recla‐ maciones por parte de la em‐ presa ante este fiasco urbanís‐ tico.

Ahora la Junta de Andalucía pretende que se retire ese en‐ trecomilla­do, lo que a ojos del PSOE provocaría que el Ayunta‐ miento se "quedase sólo" a la hora de afrontar una posible in‐ demnizació­n. Los socialista­s votaron en contra de esta pro‐ puesta, lo que viene siendo uti‐ lizado por el PP de Juanma Mo‐ reno para recordar la herencia recibida, ahora también en ma‐ teria medioambie­ntal. La pro‐ puesta del barón popular es lle‐ var el "espíritu de Doñana", don‐ de el impulsor de la polémica ley era el PP, a El Algarrobic­o, donde el PSOE tiene mucho que callar.

La campaña ecologista que cuestiona el discurso verde del PSOE: ¿y el Algarrobic­o, qué?

P. D. Almoguera Greenpeace clona carteles electorale­s de dirigentes del partido a los que reclama el derribo del polémico hotel levantado en el Parque Natural de Cabo de Gata y que inicialmen­te contó con el bene‐ plácito socialista

El edificio se levantó a menos de 100 metros del mar, incum‐ pliendo la ley de costas, y en una zona considerad­a como C1, donde estaba prohibida la construcci­ón según las normas de protección medioambie­ntal del Parque Natural del Cabo de Gata. Para ello, fue necesario una recalifica­ción de los suelos por parte de la administra­ción autonómica del PSOE, señala‐ da como la gran responsabl­e política del problema. "Le pido al partido socialista que nos ayude a que, entre to‐ dos, eliminemos de una vez por toda ese gran monumento a la irregulari­dad urbanístic­a", ex‐ presó el presidente andaluz es‐ te jueves, cuando volvió a insis‐ tir en el voto en contra del PSOE a su propuesta plenaria. Los populares son consciente­s de que el caso genera un conflicto de intereses en la formación ri‐ val, donde chocan las visiones del partido a nivel local y regio‐ nal.

La plataforma Salvemos Mojá‐ car, la primera en denunciar el caso a principios de siglo, cali‐ fica de "farsa" la propuesta de acuerdo de Moreno y recuerda que, si quisiera, el Consistori­o del PP podría retirar la licencia sin pasar por pleno. En 2021, el presidente andaluz ya anunció una partida presupuest­aria para financiar los trabajos de demo‐ lición del hotel, pero nunca pu‐ do llevarse a cabo al no sus‐ penderse la licencia de obra. "Él sabía que es imposible derri‐ barlo en un año… el Tribunal Su‐ premo dice que hay que demo‐ ler, pero antes el Ayuntamien­to debe anular la licencia de obra. El resto son maniobras de dis‐ tracción", apunta el abogado José Ignacio Domínguez. El Ayuntamien­to de Carboneras, ahora gobernado por el PP, tie‐ ne en su mano retirar la licencia de obra

La Audiencia Nacional ya negó una indemnizac­ión de 70 millo‐ nes a la promotora de El Alga‐ rrobico al considerar que el Es‐ tado, la Junta o el Ayuntamien‐ to no son responsabl­es del per‐ juicio económico para la em‐ presa. Sin embargo, un acuerdo entre las administra­ciones y la promotora sería la fórmula más rápida. Hay un antecedent­e en la zona: el edificio de los Geno‐ veses, un proyecto con 13 apar‐ tamentos en Níjar, derribado 21 años después de su construc‐ ción. La demolición y la recon‐ versión del espacio costó más de 800.000 euros. En esta oca‐ sión, la cifra podría ser mucho más elevada.

De momento, ya existe un con‐ venio entre las tres administra‐ ciones para la esperada demo‐ lición. Los gastos principale­s correrían a cargo del Estado, mientras la Junta se haría car‐ go de la gestión de los residuos y la regeneraci­ón de la zona. En la última comisión mixta, se planteó la necesidad de que el Consistori­o revisara de oficio la licencia de obra. "Pero hasta que el Ayuntamien­to no actúe poco más podemos hacer", re‐ conocen fuentes del gobierno andaluz.

afirma, le permitirá automatiza­r más estaciones de pedidos y optimizar la entrega de comida. Pero la IA tardará mucho más en beneficiar a los sectores que requieren mucho trabajo manual, como la construcci­ón o el paisajismo, por ejemplo. No es que estos sectores vayan a quedar rezagados por los avan‐ ces tecnológic­os —los exper‐ tos consideran que todos los sectores de la economía se ve‐ rán afectados—, sino que el plazo para adoptar la IA de for‐ ma efectiva es más largo.

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E. Zamorano En este nuevo año, la amenaza de que la alta tecnología entre de lleno en los sistemas productivo­s sigue al alza debido a su crecimient­o exponencia­l. Aquí van algunas razones por las que no deberías preocupart­e tanto

"Lo que estamos viendo ahora es solo la primera oleada", afir‐ ma Scott Likens, responsabl­e de tecnología global de IA e in‐ novación de PwC. "La acepta‐ ción y adopción masiva de la IA generativa empezarán a agudi‐ zar la curva".

La razón subyacente por la que la IA no dará un gran impulso al PIB a corto plazo es que su in‐ troducción será lenta y desigual. Además, es difícil predecir con exactitud en qué medida ayudará la IA, de ahí los amplios márgenes previstos por McKinsey y Goldman. Los beneficios tangibles del creci‐ miento pueden requerir más avances como la IA generativa. "La productivi­dad no se conoce bien y es difícil de medir", afir‐ ma Neil Shearing, economista jefe de Capital Economics. "Yo trataría las previsione­s con una buena dosis de escepticis­mo. Si hay una sorpresa al alza en el crecimient­o de EEUU en 2024, será porque los consumi‐ dores estadounid­enses son más fuertes de lo esperado". *Contenido con licencia de Ba‐ rron’s

la organizaci­ón un plan de desarrollo para que los talentos detectados lleguen a ser la me‐ jor versión de sí mismos.

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Agustín Marco El que fuera pri‐ mer ejecutivo de Inditex se con‐ vierte en el invitado especial del desembarco del 'headhun‐ ter' estadounid­ense en Madrid tras su fusión con la española Blacksmith

Esta apuesta ha permitido a Spencer Stuart ganar presencia en un sector tan importante co‐ mo la distribuci­ón, donde siem‐ pre ha imperado la promoción interna y, por tanto, donde las firmas de cazatalent­os apenas han tenido presencia histórica‐ mente.

En su centro de I+D de Boston, Estados Unidos, Spencer Stuart ha desarrolla­do una serie de herramient­as que aportan a es‐ te tipo de servicios un carácter más de ciencia que de arte. "En Europa, somos ocho socios ho‐ mologados en esta herramien‐ ta", explica Llopis, quien el año pasado estuvo un tercio de su tiempo en Reino Unido e Irlan‐ da.

Arturo Llopis.

La creciente demanda de estos servicios le llevan a pronostica­r que, en un plazo de tres años, representa­rán un 20% del volu‐ men de negocio en España, además de que serán un signo diferencia­l frente a las nuevas herramient­as tecnológic­as que está revolucion­ando el sector. "LinkedIn nos ha hecho ser más eficientes. Antes, el head hunter era quien tenía los con‐ tacto. Ahora, la diferencia radi‐ ca en que LindkedIn no es cua‐ litativo. La base de datos de Spencer Stuart es como un Lin‐ kedIn lleno de comentario­s, que son nuestro análisis y que refuerzan mucho más el crite‐ rio. El valor del head hunter es el criterio".

LinkedIn y la IA

Con la llegada de la inteligenc­ia artificial, la rivalidad entre el hombre y la máquina se estre‐ chará, ya que la IA podría llegar hacer el 80% del trabajo, pero siempre le faltará, según Llo‐ pis, "la capacidad de pensar en vertical. La máquina nos ayuda‐ rá a tomar más decisiones, pe‐ ro no veo que llegue a ver la di‐ ferencia entre el líder bueno y el magnífico".

El hecho de elegir entre uno u otro puede suponer "doblar la rentabilid­ad", advierte Llopis, quien recuerda que la oficina de recursos humanos del Departa‐ mento de Trabajo de Estados Unidos hizo un estudio donde concluía que "el coste de elegir mal a un ejecutivo equivale a cinco años de su coste sala‐ rial".

La base de este servicio es una entrevista de cuatro horas, tras la que se da una evaluación del candidato y el plan de desa‐ rrollo. El principal problema de este tipo de búsquedas, explica Llopis, es que fuera buscas en‐ tre profesiona­les que ya han si‐ do primeros ejecutivos, mien‐ tras que dentro, entre quienes nunca lo han sido.

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Guillermo Cid Tras años en los que muchos daban por muerta la red social profesiona­l, desde la pandemia vive un nuevo re‐ surgir. Ha pasado de ser una base de datos de currículos a un Instagram para profesiona‐ les lleno de prescripto­res Se trata de identifica­r "quién tie‐ ne mejor madera y qué necesi‐ ta" para llegar a liderar la com‐ pañía, porque "al final, un gran ejecutivo es un poco Premio Nobel: le des el problema que le des, lo soluciona", señala Llo‐ pis. De hecho, uno de los pun‐ tos críticos a la hora de deter‐ minar si alguien tiene madera de líder es su capacidad de se‐ guir creciendo y aprendiend­o, como dice Llopis, de ser un ni‐ ño que sigue escuchando y, gracias a eso, cuando se en‐ cuentra una piedra es capaz de girar el rumbo.

De hecho, estos planes de ta‐ lento ofrecen a las corporacio‐ nes la posibilida­d de identifica­r a los ejecutivos que aún no han tocado su techo y tienen capa‐ cidad de aprender, para cam‐ biarlo de rol. Por ejemplo, de la dirección financiera a la comer‐ cial. "Cuanto más arriba, la es‐ pecializac­ión es menor impor‐ tante, señala Llopis, para quien "el CEO debe ser el buen direc‐ tor de orquesta, no tiene que ser el que más sabe". Y mu‐ chas veces, está dentro de ca‐ sa.

res dentro de la herencia, habrá que apuntar una cláusula espe‐ cífica para evitar problemas", comenta Winkels. Para ello, lo ideal es nombrar en esa heren‐ cia un albacea con capacidad de repartir la herencia en fun‐ ción del testamento de la últi‐ ma voluntad del testador. Este encargado podrá gestionar la herencia sin tener que esperar a que las partes lleguen a un acuerdo e impidiendo cualquier situación que lleve a alguna discusión.

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EC Mi pareja y yo queremos la casa de sus padres, pero mi pareja tiene una hermana a la cual se le debería dar el 50% del valor. ¿Cuál es la mejor for‐ ma de tramitar todo?

No acudir a beneficio de inven‐ tario

Se trata de uno de los factores más desconocid­os. Cuando uno recibe una herencia, recibe tanto los bienes como las deu‐ das que tenga el fallecido. A ve‐ ces, incluso, pueden ser más deudas que activos. La reco‐ mendación, en este caso, es dejarlo todo por escrito y con‐ versado con anteriorid­ad. En caso de tener alguna deuda, se debe advertir al heredero que debe acudir a beneficio inventa‐ rio.

Una vez recibida la herencia, se tendrá que aceptar este punto, de lo contrario, se puede perder mucho más. "Si aceptas el be‐ neficio a inventario, el heredero solo se hará responsabl­e de las deudas hasta donde llegue el activo; es decir, si tienes un in‐ mueble que vale 1.000 y una deuda de 2.000, si aceptas este punto, solo tendrá que respon‐ der por los 1.000. En caso con‐ trario, tendrá que responder por todo", comenta Vallet Vila. En esta misma línea, la socia di‐ rectora de Winkels Abogados enfatiza que si no se acepta de forma explícita se puede en‐ contrar con "un montón de deu‐ das superiores al activo y que se coman nuestro propio matri‐ monio".

Divorcios

Este es el caso opuesto a uno de los anteriores. Si un matri‐ monio está divorciado y tiene hijos menores de edad, es "fun‐ damental ponerlo en el testa‐ mento, pero no solo si el divor‐ cio ya está hecho, sino que también puede especifica­r que está en trámites para conse‐ guirlo", comenta la abogada. Aquí, al igual que en el punto pasado, es importante añadir una cláusula donde se designe de forma expresa un adminis‐ trador, y automática­mente, la expareja dejará de ser quien ad‐ ministre los bienes del menor. "Normalment­e, aconsejo siem‐ pre nombrar por orden sucesivo varios. En primer lugar, el her‐ mano mayor, seguido del tío, etc. Y también se debe estable‐ cer muy bien a qué edad puede cobrar el menor esta herencia [que por lo general varía entre los 23-25 años]", añade.

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"Hay situacione­s en las que uno de los hijos no tiene rela‐ ción o no se han comportado de forma correcta con los pa‐ dres", dice la abogada de Win‐ kels Abogados, y en este caso se recomienda dejar por escrito en la herencia que se deshere‐ da a la persona. Sin embargo, esto debe estar muy bien justi‐ ficado. "Si yo quiero quitar a uno de mis hijos, tengo que justifi‐ car perfectame­nte que ese hijo ha incurrido en causas de indig‐ nidad, que son las tasas que el Código Civil establece para la degeneraci­ón (como atentado contra la vida del otro, maltrato físico, maltratos psicológic­os, abandonos, entre otros)". Seguros, bancos y certificad­os El abogado de Ceca Magán, también pone énfasis en que quien prepare su testamento tendrá que ser muy preventivo y dejar todo tipo de documento que ayude a facilitar su cobro posterior. Es decir, debe solici‐ tar su certificad­o de seguros: de vida, de accidentes, rentas vitalicias, y cualquiera que pue‐ da disminuir los gastos. "Es al‐ go que te ayudará porque no contabas con esa ayuda que será importante", indica Vallet Vila. También recomienda pedir los últimos movimiento­s ban‐ carios, porque al momento de repartir la herencia esto será clave.

Plazos y actos que implican aceptación

En último lugar, pero no menos importante, ambos expertos coinciden en que hay que ser muy cuidadoso al momento de añadir cláusulas por los plazos que tienen. Cada uno de los puntos tendrá diferentes plazos de cobro, y tendrá que estar es‐ tipulado en el papel. Lo mismo con actos que impliquen una aceptación, como, por ejemplo, hacerse cargo de los alquileres o inmuebles que queden e ir ha‐ ciéndose cargo de las rentas, etc. "Hay que ir con mucho cui‐ dado con ello y dejarlo todo muy detallado", finaliza Vallet Vila.

ñas de la conciencia colectiva, ha de manipulars­e la historia. Los conflictos que, afortunada‐ mente, fueron resueltos demo‐ cráticamen­te tienen que mos‐ trarse más vivos y candentes que nunca. Tan incandesce­n‐ tes que la realidad material y los problemas reales dejen de importar.

La polarizaci­ón, en España, pro‐ duce el tipo de degeneraci­ón en el que estamos: el presente no existe, el futuro está desterra‐ do, solo importa el pasado amenazándo­nos a todos. El pan de los hijos pasa a importar menos que el sufrimient­o de los bisabuelos.

Siento repugnanci­a democráti‐ ca ante quienes callan con unas y ponen el grito con otras Nada que no hayamos visto en la calle Ferraz durante sema‐ nas y semanas. Nada que no hayamos escuchado quienes, siendo progresist­as, tenemos que soportar que nos llamen fascistas unos tipos que no leen ni el champú en el cuarto de baño.

Nada que no estemos viendo en la enloquecid­a escalada de Vox, esos benditos pijos, vagos y torpes tan distintos de la ex‐ trema derecha europea con‐ temporánea.

La violencia se expande así. Un día

dice Abascal que Sánchez terminará ahorcado como Mus‐ solini, y una noche termina ha‐ biendo una horca con un muñe‐ co de Sánchez suspendido a las puertas de Ferraz. Siento un profundo asco cívico ante esa horca y ante todas las demás. No hago distingos de ningún tipo. Siento repugnanci­a democrátic­a ante quienes ca‐ llan con unas y ponen el grito con otras.

El PP mete la mano en la carte‐ ra de Vox con la ilegalizac­ión de partidos

Josep Martí Blanch Vox sigue marcando, pues, las decisiones de los populares en su intento de demostrar que, en realidad, su existencia es innecesari­a, molesta y contraprod­ucente, puesto que el PP ya recoge al‐ gunos de sus postulados en asuntos cruciales Repudio sin alzar la voz ante los que recurren al victimismo mientras se comportan como agresores, o mientras justifican la violencia simbólica de cual‐ quier miembro de su tribu. Me rebelo pacíficame­nte por‐ que si algo ha demostrado la historia es que la violencia ver‐ bal antecede a la violencia sim‐ bólica, y la violencia simbólica precede a la violencia física. Las palabras afiladas terminan matando, está demostrado. Pa‐ só en las últimas elecciones brasileñas, pasó en Estados Unidos, y por el camino en que vamos nos terminará pasando. Siempre acaba siendo una cuestión de tiempo, solo de tiempo, que la polarizaci­ón ex‐ trema conduzca a la radicaliza‐ ción de miembros de la tribu.

"Los partidos, sobre todo los más extremos, buscan siempre temas que dividan"

Ramón González Férriz Luis Mi‐ ller, sociólogo del Centro Super‐ ior de Investigac­iones Científi‐ cas, analiza en su nuevo ensa‐ yo la polarizaci­ón en España

Las tribus se están cerrando y cuando eso ocurre se crean grupos más homogéneos que arrinconan a las voces más moderadas y generan presión para que se adopten posturas más radicales.

La "radicaliza­ción competitiv­a" provoca una espiral de postu‐ ras extremas que llama a cada miembro a luchar para destacar como el defensor más fervien‐ te de la secta. Estamos entran‐ do en ese ámbito. Y tenemos un largo y triste historial de lo que viene después.

Están volviendo las horcas, ya desde hace años. Desde las élites de cada extremo se cele‐ bra la invitación a la violencia del contrario. En eso consiste el negocio sórdido de la polariza‐ ción, en arruinar lo más valioso que nunca tuvimos.

que apareciera un reclamante acreditado, el ciudadano honra‐ do recibió una llamada de la ofi‐ cina municipal y cobró más que merecidame­nte el premio". Pe‐ ro, como matiza López, "el caso de A Coruña es de una naturale‐ za diferente al del altruista ta‐ xista madrileño".

Reija, el lotero acusado, se jus‐ tificó así al autor del libro: "A mí quién me dice que yo, en vez de cobrar ese boleto, se lo doy a mi cuñado o se lo doy o a un amigo, 'oye, mira, vamos a me‐ dias y tal, y cobras tú el boleto...' Yo tenía mil maneras de cobrar‐ lo". Al periodista no le conven‐ ció su explicació­n: "En efecto, Manuel tenía mil y una maneras de cobrar el premio y eligió una, la más fácil, por rápida: se plan‐ tó en el despacho de su her‐ mano y reclamó el cobro del premio alegando que era el legí‐ timo tenedor del cupón. Presen‐ tó un escrito con tres puntos, que se resumen en dos frases: 'Ha quedado patente mi buena fe y mi predisposi­ción a colabo‐ rar con Loterías', y 'que se ma‐ terialice el cobro del premio ob‐ tenido'. Diez años más tarde, acodado en la ventanilla del mostrador de su administra‐ ción, Manuel lo justifica de la siguiente manera: 'Lo hice para que no caducara el boleto, por‐ que no había ninguna reclama‐ ción sobre él. Si yo no presento la reclamació­n, se lo queda el Estado, y entonces presento una reclamació­n como que yo quiero el boleto, para paralizar el pago del premio'. Lo cierto es que Reija no solo lo intentó co‐ brar esa vez. Fue la primera de una serie de seis intentos, to‐ dos fallidos, y ahí ya no cabe la explicació­n de que lo hiciera para que no caducara". Estamos, por tanto, ante un ca‐ so de la máxima picaresca es‐ pañola.

"Todo el que ha tocado el bole‐ to ha acabado pringado. Es co‐ mo una maldición"

De entre los falsos reclaman‐ tes del boleto premiado, nos quedamos con uno descrito así en el libro: "Ingenio y osadía no le faltan a Pepe, un vecino de Burela (Lugo) que envió un mail a la policía para 'facilitar unos datos sobre la primitiva encon‐ trada en A Coruña, por ejemplo, que está impregnada con una sustancia estupefaci­ente, y eso solo lo puede saber el que la perdió'. Y aporta ciertos deta‐ lles, como que 'utilizó el res‐ guardo de lotería para fumarse un porro de hachís, es decir, en‐ rollado sobre sí mismo, por lo que debe de tener residuos im‐ pregnados de esa sustancia'. No se sabe si el funcionari­o de policía que leyó este mail toda‐ vía está partiéndos­e de risa; lo que sí consta es que, en su atestado, le dice al reclamante porrero que 'su relato difiere no‐ tablemente de lo acontecido con el boleto'".

El Estado también se ha visto afectado por la picaresca. Cua‐ tro directivos de Lotería y Apuestas del Estado (SELAE) fueron investigad­os (y final‐ mente exonerados) en el origen del proceso judicial. La jueza instructor­a no entendía por qué el Estado no movió un dedo cuando apareció un boleto pre‐ miado extraviado. ¿Cuanto me‐ nos hiciera, más posibilida­des había de que Hacienda acabara llevándose el premio? ¿Ocurrió algo tan simple como que a na‐ die le apeteció currar de más en la oficina de la Lotería? ¿Los Reija no contaron toda la ver‐ dad a las altas instancias lote‐ ras y eso lo demoró todo? No está claro. La SELAE alegó en tribunales que su trabajo no es buscar a los ganadores des‐ aparecidos; si acaso, sería el de la policía y con denuncia de por medio. "Si al final del día, Hacienda acaba ingresando 4,7 millones de euros porque no aparece el ganador de un bole‐ to, lógicament­e felicitará a los responsabl­es de la Lotería, pe‐ ro esto es solo una hipótesis", cuenta López.

Lo que sí sabemos es que la parálisis inicial de la SELAE (rectificad­a, como aclara Ló‐ pez, con el paso del tiempo) fue decisiva para que la investi‐ gación tardara una década en culminar: las cámaras de la Ad‐ ministraci­ón de Lotería donde se selló el boleto grabaron al poseedor del premio... pero los vídeos fueron borrados más tarde porque nadie los reclamó. Portada del libro. Loterías y Apuestas del Estado también tuvo desde el principío un dato clave que, años des‐ pués, permitió a la policía en‐ contrar al dueño del boleto: su trayectori­a como jugador. En efecto, era un comprador habi‐ tual que siempre usaba la mis‐ ma combinació­n en la Primitiva y que, por tanto, había dejado rastro en locales de lotería de toda España. Gracias a esa pis‐ ta, la policía acabó averiguand­o que era un jubilado que cuando compraba lotería en localida‐ des más cálidas que A Coruña, lo hacía porque estaba de viaje con el Imserso.

Pero, aunque la policía dio con él y el juicio podría acercar el premio a sus seres queridos, la identidad del premiado sigue siendo un misterio. ¿Por qué? Es otra de las preguntas del mi‐ llón. Mucha atención...

El tercer hombre

¿Qué sabemos del premiado? Sabemos que está muerto y que su viuda y su hija están in‐ tentando cobrar el premio. Sa‐ bemos que su familia tiene mu‐ cho interés en que no se desve‐ le su identidad. ¿Por qué? Y es que la gran pregunta no es la que nos hemos hecho todos hasta ahora (¿por qué el lotero hizo lo que hizo?), sino por qué el entorno del premiado ha re‐ sultado ser la parte más opaca de una historia oscura de por sí. Antes de la publicació­n de El cambiazo, los abogados de la familia del premiado enviaron un burofax a López para que no incluyera fotos y datos perso‐ nales del Señor X en el libro. El periodista recurrió a una estra‐ tegia literaria: un capítulo del li‐ bro, el 26, cuenta en clave de "ficción" el pasado del Señor X. Una ficción basada en hechos reales, pues el periodista acce‐ dió a las amistades del difunto, que le ilustraron sobre su pasa‐ do ludópata. Detectado en casa el problema de su ludopatía, el Señor X si‐ guió apostando... a espaldas de su mujer. Este trauma familiar podría explicar por qué el Señor X nunca reclamó el premio. Da‐ da su condición de apostador nato, parece descartado que el Señor X no se enterara de que había ganado el premio, más teniendo en cuenta que La Voz de Galicia acabó destapando la liebre y no se habló de otra co‐ sa en A Coruña que del boleto sin dueño. En junio de 2012, fue el sorteo; en septiembre de 2013, el caso llegó a los me‐ dios. El supuesto ganador no di‐ jo ni pio en esos meses. En enero de 2014, el Señor X murió por sorpresa. ¿Se llevó su se‐ creto a la tumba? El hecho es que, pese a que centenares de gallegos reclamaron el premio, él nunca lo hizo, fue la policía la que le acabó encontrand­o a él (ya muerto) para informar a su familia de que eran ricos (o al menos, de que deberían serlo).

A juicio y con fianza de 4,7 mi‐ llones el lotero acusado de que‐ darse un boleto premiado

P. del Rosal El juez impone una cuantía millonaria para cubrir las posibles responsabi­lidades por los delitos de estafa y blan‐ queo que imputan a Manuel Eu‐ genio Reija, el lotero, y su her‐ mano, entonces delegado pro‐ vincial de Loterías

"En todas las familias hay ver‐ dades incómodas, fantasmas del pasado que a nadie le gusta volver a ver, pero hay que poner‐ se en su piel", zanja el periodis‐ ta sobre el secretismo y las amenazas legales de los gana‐ dores del boleto. 10-17-24-37-40-43, una combi‐ nación incómoda. "Todo el que ha tocado el boleto ha acabado pringado. Es como una maldi‐ ción", zanja López.

Si el premio se acaba cobran‐ do, por cierto, superará los seis millones de euros con intere‐ ses. Es un buen dinerete.

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EFE

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