El Confidencial

La buena noticia es que la IA impulsará el PIB. La mala es que eso no ocurrirá pronto

- Barron’s. Brian Swint crecer más rápido sin provocar inflación.

La inteligenc­ia artificial está despegando, impulsando el mercado de valores y generan‐ do un montón de rumores sobre los nuevos saltos que la tecno‐ logía puede traer. Valores como Nvidia, Microsoft, Palantir Technologi­es y otros han visto aumentar sustancial­mente sus valoracion­es gracias a la IA. Pero hay un ámbito en el que, sin duda, la IA tardará mucho tiempo en tener un efecto en la economía. Es casi seguro que la tecnología no se utilizará lo bastante como para impulsar la productivi­dad general hasta dentro de unos años, como mí‐ nimo.

"El potencial es enorme: entre el 60% y el 70% de todo el tra‐ bajo que hacemos ahora podría automatiza­rse ya con la tecno‐ logía actual", afirma Tera Allas, directora de investigac­ión y economía de McKinsey en Lon‐ dres. "Pero a nivel económico, es un poco exagerado. La ver‐ dadera incógnita es la adop‐ ción".

McKinsey y otras empresas han calculado cuánto podría impulsar la IA la productivi­dad y el crecimient­o económico a lar‐ go plazo. McKinsey cree que la IA podría añadir entre 0,1 y 0,6 puntos porcentual­es al creci‐ miento de la productivi­dad cada año, lo que generaría avances similares en las tasas de creci‐ miento económico.

La resaca bursátil de la inteli‐ gencia artificial no ha hecho más que empezar

The Wall Street Journal. Dan Gallagher Las acciones tecno‐ lógicas abren el año con una venta masiva, después de que la fiebre de la inteligenc­ia artifi‐ cial impulsara grandes ganan‐ cias previas al crecimient­o real del negocio

Para Goldman Sachs, el efecto sobre el crecimient­o podría ser de hasta 1,5 puntos porcentua‐ les con una adopción máxima. Pero siendo realistas, se trata más bien de una media de 0,4 puntos en los próximos 10 años. Y llevará un tiempo llegar a esa cifra; el impacto empeza‐ rá mucho más bajo y acabará alcanzando esa media.

Es una lástima, porque las perspectiv­as de crecimient­o económico son especialme­nte sombrías en estos momentos. En sus previsione­s de diciem‐ bre, la Reserva Federal afirma que el crecimient­o se enfriará hasta el 1,4% este año, desde el 2,6% de finales de 2023. A partir de entonces, los funcio‐ narios solo prevén un repunte moderado, que se mantendrá por debajo del 2% en 2025 y 2026. La tasa media de creci‐ miento a largo plazo en EEUU se sitúa en torno al 3%.

"No vemos tanto repunte del crecimient­o del PIB en los pró‐ ximos dos años por la IA gene‐ rativa", dice Joseph Briggs, de Goldman. "Es una historia para la segunda mitad de la década y la década de 2030, al menos desde una perspectiv­a macro‐ económica".

Los retos de armonizar la inteli‐ gencia artificial con los dere‐ chos fundamenta­les

Ceyhun Necati Pehlivan Garan‐ tizar que un modelo de IA res‐ pete los derechos fundamenta‐ les plantea una serie de retos. No obstante, en muchos casos se trata de incógnitas conoci‐ das: aunque se ha identifica­do el problema, aún se está bus‐ cando la solución

La promesa económica de la IA

es que reforzará la productivi‐ dad, que es el ingredient­e mági‐ co que impulsa las ganancias del producto interior bruto. Co‐ mo le gusta decir al Premio No‐ bel de Economía Paul Krugman, la productivi­dad no lo es todo, pero a largo plazo lo es casi to‐ do. Una forma de calcular el ta‐ maño de la economía es multi‐ plicar la producción por trabaja‐ dor por el número de trabajado‐ res. El número de trabajador­es tiende a cambiar lentamente. Preocupant­emente, en Estados Unidos y otras economías avanzadas con poblacione­s que envejecen, la proporción de población en edad de trabajar apenas crece, o desciende. Los analistas de McKinsey consideran que la productivi­dad ha sido el principal motor del crecimient­o económico durante las tres últimas décadas. Sin embargo, las ganancias de pro‐ ductividad se han enfriado sus‐ tancialmen­te desde 2012.

En el pasado, los auges de la productivi­dad han sido grandes impulsores del crecimient­o económico, por ejemplo, con la introducci­ón de la energía de vapor o el uso de la electrici‐ dad. Más recienteme­nte, la lle‐ gada de Internet fue enorme. Podría decirse que el mayor mérito del expresiden­te de la Reserva Federal, Alan Greens‐ pan, es haber reconocido que la productivi­dad estaba aumen‐ tando en la década de 1990, lo que le permitió mantener los ti‐ pos de interés inusualmen­te bajos porque la economía podía

El reglamento de inteligenc­ia artificial: la visión europea de la sociedad digital

Vicente Moret El código tiene repercusio­nes en la cadena de suministro e incluye obligacio‐ nes para proveedore­s, desarro‐ lladores, distribuid­ores y usua‐ rios siempre que el resultado de los servicios tenga impacto dentro de la UE

Según McKinsey y Goldman, los beneficios de la IA serán de magnitud similar a los de los grandes avances anteriores. Pero se repartirán de forma desigual entre los distintos sectores. Las empresas tecno‐ lógicas son las primeras en be‐ neficiarse. Nvidia se ha visto impulsada por la producción de los chips más rápidos necesa‐ rios para la IA, Microsoft por ayudar a crear y adoptar el ChatGPT de OpenAI. Los si‐ guientes sectores en benefi‐ ciarse serán probableme­nte los empleos de oficina de cuello blanco que implican trabajo re‐ petitivo, desde la programaci­ón informátic­a a los servicios jurí‐ dicos.

Con el tiempo, la IA ocupará un lugar destacado en servicios como el comercio minorista o la restauraci­ón. McDonald's di‐ jo en diciembre que empezará a aplicar IA generativa a sus ope‐ raciones en 2024, lo que, según

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