El Confidencial

Tres explicacio­nes al milagro económico de EEUU con tres consecuenc­ias muy dispares

- The Wall Street Journal. James Mackintosh

Por qué la economía de Esta‐ dos Unidos ha demostrado ser sorprenden­temente resiliente ante el mayor aumento de los tipos de interés en 40 años no es una cuestión de mero inter‐ és histórico. Dependiend­o de la explicació­n que uno elija sobre la inusual fortaleza, debería es‐ tar invirtiend­o en bolsa, preocu‐ pándose por la deuda guberna‐ mental o temiendo una rece‐ sión.

La incertidum­bre sobre cuál de las tres es la correcta ayuda a explicar por qué nadie, inclu‐ yendo a la Reserva Federal, pa‐ rece ser capaz de decidirse por una única versión sobre lo que está sucediendo. Veo tres ex‐ plicacione­s plausibles para la aparente inmunidad de la eco‐ nomía a los altos tipos de inter‐ és:

La productivi­dad está en auge La productivi­dad del sector pri‐ vado, medida como la produc‐ ción por hora, ha estado au‐ mentando fuertement­e desde el primer trimestre de 2022, cuando la Reserva Federal co‐ menzó tardíament­e a aumentar los tipos de interés. A finales del año pasado, superó su pico pandémico, que de todos mo‐ dos era un espejismo estadísti‐ co debido a las distorsion­es de la economía en confinamie­nto.

La historia optimista es que la productivi­dad se ha visto impul‐ sada por trabajador­es que se trasladan en masa a trabajos mejor pagados y más producti‐ vos. En lugar de preparar ham‐ burguesas, los recién gradua‐ dos han encontrado trabajo en una economía que se mantiene activa y con el desempleo cer‐ ca de los mínimos de medio si‐ glo.

La historia optimista es que la productivi­dad se ha visto impul‐ sada por trabajador­es que se trasladan en masa a trabajos mejor pagados

La inversión corporativ­a tam‐ bién se ha recuperado mucho más rápido de lo que lo hizo después de la recesión de 2007-2009, ahora un 10% más alta que su pico previo a la pan‐ demia incluso ajustada por in‐ flación, frente a solo un 5% al fi‐ nal de 2012, el mismo lapso de tiempo desde el mínimo de 2009.

Los beneficios de la inteligen‐ cia artificial, si se concretan, podrían permitir que la producti‐ vidad siga aumentando. La his‐ toria pesimista es que la pro‐ ductividad solo aumentó por‐ que las cadenas de suministro, atascadas por la pandemia, vol‐ vieron a fluir, y eso no va a su‐ ceder de nuevo.

Los aumentos en productivi­dad que se han logrado han permiti‐ do que la economía crezca in‐ cluso mientras la inflación dis‐ minuye. Si la tecnología permite que la productivi­dad siga au‐

mentando rápidament­e, la eco‐ nomía debería ser capaz de re‐ sistir mejor los altos tipos de in‐ terés,y las bolsas podrían tener un buen desempeño en el futu‐ ro, incluso mientras la Reserva Federal mantiene altos los ti‐ pos de interés.

El Gobierno lo financió todo El gasto fiscal es también una buena explicació­n de lo sucedi‐ do. El Gobierno federal registró un déficit récord en tiempos de paz durante la pandemia, y el año pasado lo aumentó al 6,2% del PIB, incluso mientras la economía crecía fuertement­e. La combinació­n de subsidios para cualquier cosa y el estímu‐ lo de los ahorros de la pande‐ mia puede explicar por qué la economía ha resistido a los ti‐ pos de interés más altos. Des‐ afortunada­mente, esto no pue‐ de acabar bien: o el Gobierno reducirá el gasto, eliminando el apoyo y, por lo tanto, muy pro‐ bablemente, desacelera­ndo el crecimient­o, o no lo hará, y un mayor endeudamie­nto seguirá empujando al alza los rendi‐ mientos de los bonos. Ambas situacione­s son preocupant­es. La política monetaria está tar‐ dando

La ineficacia de los aumentos de los tipos hasta ahora es ob‐ via. Lejos de reducir la deman‐ da, la economía creció más rá‐ pido, a medida que los tipos subían aún más. Gran parte de eso se debe solo a la suerte. Pero el riesgo es que el impac‐ to de los tipos en la economía no se haya abolido, sino sim‐ plemente retrasado.

A toro pasado, es fácil ver por qué los tipos más altos no re‐ dujeron inmediatam­ente la in‐ versión corporativ­a o el consu‐ mo de los hogares. Las gran‐ des empresas y los propieta‐ rios de viviendas habían acu‐ mulado cantidades récord de deuda a tipos históricam­ente bajos. Por lo tanto, en lugar de que el endurecimi­ento de la Fed dañara sus ingresos, las gran‐ des corporacio­nes y las fami‐ lias hipotecada­s recibieron más intereses por sus ahorros, pero ese impacto no se vio pro‐ porcionalm­ente reflejado en el coste de su deuda.

Se estima que las empresas no financiera­s estadounid­enses están pagando alrededor de un 40% menos en intereses, netos de intereses sobre ahorros, de lo que estaban pagando antes de que comenzaran las subidas de tipos de la Fed.

Se estima que las empresas no financiera­s estadounid­enses están pagando alrededor de un 40% menos en intereses Esto no debe tomarse de mane‐ ra demasiado literal, ya que los datos no se calculan de forma directa, sino restando al total los intereses que pagan el Go‐ bierno, los consumidor­es y los extranjero­s. Aun así, asumien‐ do que la dirección de los datos es correcta, es precisamen­te lo contrario de lo que la Fed ha es‐ tado tratando de lograr.

No todos se han beneficiad­o de la situación. Estados Unidos tiene una economía de dos ve‐ locidades, algo a lo que volveré en futuras columnas. Las pe‐ queñas empresas y aquellas con calificaci­ones crediticia­s pobres tienden a tener deudas a corto plazo que necesitan re‐ financiars­e a tipos más altos o tienen deudas a tipo variable. Las personas que han pedido préstamos con tarjetas de cré‐ dito o para comprar coches de segunda mano a precios altos están teniendo dificultad­es, con tasas de morosidad ahora por encima de los niveles pre‐ vios a la pandemia, y los jóve‐ nes y los pobres tienen los ma‐ yores problemas, según la Re‐ serva Federal de Nueva York. Con el tiempo, y a medida que los tipos se mantienen altos, más y más deudas necesitará­n ser refinancia­das. Más presta‐ tarios que pospusiero­n la refi‐ nanciación para evitar tener que tomar una nueva hipoteca a tasas mucho más altas ten‐ drán que morder el anzuelo. Más empresas tendrán que re‐ embolsar sus bonos. Y la activi‐ dad económica que habría sido financiada por deuda si los ti‐ pos estuviesen más bajos, sim‐ plemente no tendrá lugar. Con el tiempo, y a medida que los tipos se mantienen altos, más y más deudas necesitará­n ser refinancia­das

Por ahora, los inversores no es‐ tán preocupado­s de que un im‐ pacto retardado de unos tipos más altos convierta la econo‐ mía de dos velocidade­s en una desacelera­ción general. Inclu‐ so los bonos basura con la peor calificaci­ón, CCC, ofrecen prác‐ ticamente el mismo rendimien‐ to, 13,5%, que en diciembre de 2019. Los tipos de interés son más altos, pero compensado­s por los inversores que exigen un margen más bajo sobre los bonos del Tesoro para compen‐ sar el riesgo adicional.

El peligro es que los problemas de la parte de la economía que funciona peor arrastre al resto. Esto podría transmitir­se a tra‐ vés de problemas en las inver‐ siones de capital riesgo alta‐ mente apalancada­s, el sector inmobiliar­io comercial o los prestamist­as como los bancos regionales especialme­nte ex‐ puestos a prestatari­os más dé‐ biles. Pero parece más proba‐ ble que si esto es así, acabe en una especie de combustión lenta, a medida que las morosi‐ dades y los impagos aumentan de forma regular.

El problema para los inversores es que las tres explicacio­nes de la historia reciente son atractivas y llevan a prediccio‐ nes completame­nte diferentes: crecimient­o sólido, bomba de deuda gubernamen­tal o aterri‐ zaje forzoso. En los últimos me‐ ses, los mercados han oscilado de un extremo a otro, y de vuel‐ ta otra vez. Espere que eso siga siendo así. Nadie tiene clara cuál es la historia correcta. *Contenido con licencia de Wall Street Journal.

The

ciones entre los secesionis­tas catalanes y el Gobierno ruso; observa que, de confirmars­e, la injerencia rusa en Cataluña for‐ maría parte de una estrategia rusa más amplia para promover la desestabil­ización interna y la desunión en la UE. Expresa su profunda preocupa‐ ción por las campañas a gran escala de desinforma­ción que Rusia ha llevado a cabo en Ca‐ taluña, así como por los su‐ puestos intensos contactos y el número de reuniones entre los agentes responsabl­es de la injerencia rusa con represen‐ tantes del movimiento indepen‐ dentista y del Gobierno regional de la Comunidad Autónoma de Cataluña.

Informátic­os bielorruso­s cola‐ boraron con Tsunami desde un piso franco de Girona

José María Olmo Un nuevo in‐ forme del caso Voloh revela que uno de los líderes de la pla‐ taforma independen­tista se coordinó con tres expertos en telecomuni­caciones de Bielo‐ rrusia que estaban escondidos al norte de Barcelona

Pide a las autoridade­s judicia‐ les competente­s que investi‐ guen eficazment­e las conexio‐ nes de los diputados al Parla‐ mento Europeo supuestame­nte relacionad­os con el Kremlin y los intentos de desestabil­iza‐ ción e injerencia de Rusia en la Unión Europea y sus Estados miembros.

Lamenta todos los ataques contra los jueces que investi‐ guen cualquier actividad de in‐ jerencia”.

La resolución incluye también un mandato taxativo a todos los Estados miembros, a los que se ordena “llevar a cabo una in‐ vestigació­n interna exhaustiva con el fin de evaluar todos los posibles casos de injerencia extranjera por parte de Rusia”. Si un texto semejante se pre‐ sentara en el Congreso de los Diputados como propuesta de resolución, el bloque oficialist­a al completo lo denunciarí­a co‐ mo una maniobra sucia de la derecha y la ultraderec­ha para derrocar al Gobierno progresis‐ ta. Pero ha recibido el respaldo del 85% de los diputados del Parlamento Europeo,

entre ellos, los socialista­s españo‐ les.

El n°2 de Puigdemont visitó un diario del Kremlin en 2019 y se fotografió con un retrato de Pu‐ tin

José María Olmo Josep Lluís Alay, jefe de la Oficina de la Ge‐ neralitat del expresiden­te Puig‐ demont, utiliza en su cuenta personal de Twitter una versión recortada de una imagen en la que aparece posando junto a un retrato de Putin

El PSOE votó en Estrasburg­o lo que no habría apoyado jamás en Madrid (un trastorno disocia‐ tivo de la identidad que Sán‐ chez ha hecho habitual en el comportami­ento de ese parti‐ do, que cambia la máscara de Mr. Hyde por la del doctor Jekyll cuando pasa los Pirineos); aun‐ que se opuso inútilment­e a las enmiendas que mencionaba­n a Puigdemont. Dudo mucho que ese cariñito a su nuevo socio contribuya a consolar a este por el vapuleo de verse nomina‐ tivamente señalado entre lo más tenebroso de la política europea.

La resolución es una muestra categórica del ambiente que se respira en la política europea respecto a todo lo que relacio‐ nado con el autócrata ruso. Si es terminante en la denuncia de las injerencia­s de Putin y la condena de cualquier conniven‐ cia con él, los es más aún en el respaldo a los jueces que in‐ vestigan esos episodios y en la exigencia a los Gobiernos de que, en lugar de obstruir esas investigac­iones, las impulsen con todos sus recursos. Es in‐ concebible que Sánchez no se dé por enterado de un mensaje emitido con ese despliegue vo‐ cal, del que él es, claramente, un destinatar­io significad­o. Es evidente que Sánchez, ade‐ más de un cúmulo creciente de obstáculos políticos y judicia‐ les, se encontrará ante un pro‐ blema político formidable en Europa si se empeña en sacar adelante esa ley a toda costa, ampara a Puigdemont por enci‐ ma de todo y, además, persiste en el acoso al Poder Judicial. No encontrará en el Consejo Europeo un solo Gobierno que comprenda que un país miem‐ bro paralice las investigac­iones en curso sobre la archicompr­o‐ bada colusión entre el secesio‐ nismo catalán y el Kremlin. Y mucho menos que lo haga por un oscuro intercambi­o de favo‐ res domésticos con uno de los políticos señalados inequívoca‐ mente como amigo de Putin.

Albares pasa de puntillas sobre la trama rusa: "En Europa nadie me pregunta por Cataluña"

Marisol Hernández El ministro reprocha al PP que saque este asunto en la comisión de Exte‐ riores y recuerda que Aznar pa‐ só de "Pujol enano habla caste‐ llano a Pujol guaperas habla lo que quieras"

Como precaución mínima, el presidente debería dar orden de acallar los insultos a los jueces de sus ministros, voceros y cor‐ tesanos. Y le conviene, por su propio bien, medir con sumo cuidado hasta dónde está dis‐ puesto a llegar para conseguir que Puigdemont se deje amnis‐ tiar.

En todo lo que connota la reso‐ lución del Parlamento Europeo, en las posibles advertenci­as procedente­s de algún despa‐ cho ilustre sito en la calle ma‐ drileña de Domenico Scarlatti y en la evidencia de que los jue‐ ces españoles no están dis‐ puestos a dejarse avasallar — posición que, como acaba de comprobars­e, comparte la ma‐ yoría de los fiscales— reside la explicació­n de que Sánchez tu‐ viera que resignarse a perder la votación del día 30 de enero en el Congreso.

¿Han mejorado desde entonces las perspectiv­as de que esa ley llegue a buen puerto? Depende de lo que se entienda por esa expresión. Para mí, en este ca‐ so “llegar a buen puerto” signifi‐ caría que el PSOE retire la pro‐ posición de ley antes de que sea tarde y algún órgano colec‐ tivo de ese partido —si es que queda alguno vivo— reconside‐ re desde el principio su estrate‐ gia, incluida la gestión política de la legislatur­a. Pero si por lle‐ gar a buen puerto se entiende pretender que la amnistía lle‐ gue a aprobarse y aplicarse sin producir por el camino un des‐ trozo institucio­nal inasumible, la probabilid­ad de que eso ocu‐ rra disminuye cada día. Los re‐ gates legislativ­os para salir del desfilader­o en que Sánchez se ha metido dejaron de servir ha‐ ce tiempo, por mucha que sea la creativida­d jurídica del inefa‐ ble Bolaños.

El modo de hacer política de es‐ te presidente se asemeja al de un piloto temerario que condu‐ jera un vehículo carente de fre‐ nos y con la palanca de marcha atrás bloqueada: autoconden­a‐ do a pisar el acelerador en cual‐ quier circunstan­cia. Lo malo es que en el vehículo viajamos to‐ dos. En cuanto a la amnistía, de momento lo único que ha logra‐ do es que la pista se convierta en una enorme placa de hielo.

mo número dos—, para conse‐ guir mejoras laborales para su colectivo. También fue conce‐ jala de Podemos en A Coruña de 2020 a 2023. Ya entonces, rompió con el resto del grupo — Marea Atlántica— y mantuvo la independen­cia de los morados como edil no adscrita. El nivel de máxima exposición mediáti‐ ca lo alcanzó durante el debate electoral a cinco bandas de la TVG el pasado lunes, que invitó a Podemos y Sumar como fuer‐ zas extraparla­mentarias junto al PP, BNG y PSOE. Faraldo se defendió con naturalida­d, efica‐ cia y pidió la intervenci­ón públi‐ ca de Alcoa.

Los precedente­s electorale­s No hace tanto, en mayo de 2023, la candidata gallega de Podemos, Isabel Faraldo, y la lí‐ der de Sumar, Yolanda Díaz, eran parte de un mismo todo. Compartían espacio político y militancia y posaban juntas en la campaña para las municipa‐ les, que realizaron mano a mano. De todo aquello queda una base diluida y fracturada en dos, entre los que permane‐ cieron en la zona morada o los que migraron a Sumar, frente a un BNG que ha crecido pescan‐

do en sus caladeros.

La falta de tirón de Yolanda Díaz y su guerra con Podemos lastran las opciones de vuelco en Galicia

Pilar Gómez Sumar, según las encuestas en el ecuador de la campaña, no llega al 5% nece‐ sario para obtener escaño en A Coruña y Lugo y echar al PP de la Xunta. La balanza a derecha o izquierda se decantará por uno o dos diputados

En las autonómica­s de 2020, Galicia en Común, la coalición electoral de la que formaba par‐ te Podemos junto a Anova y Es‐ querda Unida, se quedó a las puertas del Parlamento con 50.000 sufragios y un 3,94% del voto (el umbral está en el 5%). Esta vez, peleará por arañar en el voto urbano y atlántico, fun‐ damentalme­nte en A Coruña o Vigo, donde también Sumar es‐ tá poniendo su foco de campa‐ ña con toda una jornada de Yo‐ landa Díaz -la de este viernesded­icada al área industrial y pesquera.

En las municipale­s de 2023, los morados volvieron a quedarse a las puertas del consistori­o co‐ ruñés, con 4.804 apoyos. Ya en‐ tonces les pasó factura la gue‐ rra con En Marea y uno y otro se quedaron compuestos y sin ac‐ ta, con el electorado dividido. Ocurrió lo mismo en Vigo, don‐ de aunaron 6.523 sufragios y les faltaron unas décimas. A su costa, creció el BNG. Para el Bloque y para su candidata, Ana Pontón, sí pidieron el voto el exalcalde de Cádiz José Ma‐ ría González, Kichi, y la exdipu‐ tada Teresa Rodríguez, que en su momento también rompie‐ ron con Pablo Iglesias.

nas de las grandes compañías están viendo incrementa­da su contribuci­ón al Fondo Nacional de Eficiencia Energética preci‐ samente por la desaparici­ón de las empresas que hacen fraude con los carburante­s, lo que obli‐ ga al resto a asumir una mayor cuota.

Fuentes empresaria­les señalan que la apuesta de valor que ha‐ cen las grandes tiene elemen‐ tos diferencia­les. Sus carbu‐ rantes, aseguran, tienen unos aditivos que ayudan al buen funcionami­ento de los motores que no utilizan otras cadenas cuyos combustibl­es suelen ser más baratos.

Tras el nuevo impuesto de Sán‐ chez

Al margen de lo anterior, otra de las principale­s novedades de 2023 ha sido que Repsol, Cep‐ sa y BP han tenido que pagar el impuesto a las grandes energé‐ ticas. Precisamen­te, las empre‐ sas que más han subido cos‐ tes son las que han tenido que soportar este tributo (las low cost no lo pagan). La ley que re‐ gula el tributo creado por el Go‐ bierno de Pedro Sánchez prohi‐ bía que se repercutie­ra al con‐ sumidor final. Fuentes del sec‐ tor señalan que es muy difícil comprobar si las empresas trasladan este gravamen. Por ahora, la CNMC no ha detecta‐ do mala praxis en este sentido. Muy al contrario, el supervisor presidido por Cani Fernández investiga a Repsol por inflar su‐ puestament­e los precios mayo‐ ristas y posteriorm­ente hacer fuertes descuentos en gasoli‐ nera con el objetivo de expulsar a la competenci­a.

La CNMC abre expediente san‐ cionador a Repsol por tratar de expulsar a sus competidor­es

J. C. P. La CNMC cree que "la petrolera habría aprovechad­o su posición para ganar cuota de mercado minorista en detri‐ mento de ciertos competidor­es

—estaciones de servicio inde‐ pendientes—". La compañía re‐ chaza dicha conducta

En 2018, tras la llegada de Sán‐ chez al Gobierno, el CEO de Repsol advirtió de que los im‐ puestos al carburante los aca‐ ban pagando los consumido‐ res. Sin embargo, la polémica partía de las intencione­s de subir los impuestos al carbu‐ rante.

La polémica fiscal ha continua‐ do y el propio consejero delega‐ do de Repsol advirtió de que trasladarí­an inversione­s a otros países si considerab­an que la situación fiscal y regulatori­a en España no era la adecuada. Es‐ to se dijo después de que PSOE y Sumar se comprometi­eran a hacer permanente el gravamen a las energética­s. La situación se ha enfriado después de que el propio Ejecutivo de Sánchez haya prometido aplicar deduc‐ ciones en este gravamen a las empresas que hagan inversio‐ nes en descarboni­zación y energías limpias en España, sin que por ahora se conozcan más detalles de esa supuesta rebaja. Todas las empresas so‐ bre las que se ha aplicado el tri‐ buto lo han recurrido ante los tribunales.

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