El Confidencial

EEUU innova, China copia y Europa regula: el gran hándicap de la UE

- The Wall Street Journal. Greg Ip

Corren tiempos difíciles para Europa. El continente se salvó por los pelos de la recesión finales del año pasado, mien‐ tras la economía de Estados Unidos se disparaba. Pierde frente a Estados Unidos en in‐ teligencia artificial y frente a China en vehículos eléctricos. Pero hay un campo en el que la Unión Europea sigue a la ca‐ beza del mundo: en hacer le‐ yes. Tras haber marcado la pauta en la regulación de las fusiones, las emisiones de car‐ bono, la privacidad de los da‐ tos y la competenci­a en el co‐ mercio electrónic­o, la UE pre‐ tende ahora hacer lo mismo con la IA. En diciembre presen‐ tó un amplio proyecto de ley que prohíbe ciertos tipos de IA, regula estrictame­nte otros e impone multas enormes a los infractore­s. Su brazo ejecutivo, la Comisión Europea, podría in‐ vestigar la alianza de Micro‐ soft con OpenAI como poten‐ cialmente anticompet­itiva. Nunca el lema "EEUU innova, China copia, Europa regula" ha‐ bía reflejado tan bien la venta‐ ja comparativ­a de cada región. Los tecnócrata­s de Bruselas no son contrarios al libre mer‐ cado. Todo lo contrario: siguen creyendo en el libre comercio, a diferencia de Estados Unidos o China. Gran parte de su nor‐ mativa tiene por objeto prote‐ ger a los consumidor­es y la competenci­a de gobiernos na‐ cionales entrometid­os. Pero hay un equilibrio entre la protección del consumidor y el ánimo de lucro que impulsa la inversión y la innovación.

El motor de crecimient­o de Eu‐ ropa está roto

The Wall Street Journal. Tom Fairless La economía alemana se contrajo el año pasado y los nuevos retos apuntan a más dolor en el futuro

Por ejemplo, para preservar la competenci­a, los reguladore­s europeos se han resistido a to‐ da fusión de operadores de te‐ lefonía móvil que deje dema‐ siado pocos operadores en el mercado. Como resultado, Eu‐ ropa cuenta ahora con 43 gru‐ pos de telecomuni­caciones que dirigen 102 operadores de móviles que atienden a una población de 474 millones de habitantes, mientras que Esta‐ dos Unidos tiene tres grandes redes que atienden a una po‐ blación de 335 millones, según el consultor de telecomuni­ca‐ ciones John Strand. China e In‐ dia están aún más concentra‐ das.

En consecuenc­ia, los clientes europeos de telefonía móvil pagan solo un tercio de lo que pagan los estadounid­enses. Pero por eso los operadores europeos invierten solo la mi‐ tad por cliente y sus redes son proporcion­almente peo‐ res, dijo Strand: "Conseguir una señal 5G en Alemania es como encontrar a un partidario de Biden en un mitin de Tru‐ mp". Según sus cálculos, equi‐ parar las redes europeas a las estadounid­enses costaría unos 300.000 millones de dó‐ lares.

Esto tiene repercusio­nes en el sector tecnológic­o europeo. Las ventas del fabricante sue‐ co de equipos de telecomuni‐ caciones Ericsson en Europa se resienten en parte porque muchas operadoras son dema‐ siado pequeñas y poco renta‐ bles para actualizar­se a las úl‐ timas redes 5G. "Europa ha priorizado los precios bajos a corto plazo para el consumi‐ dor a expensas de la infraes‐ tructura de calidad", me adver‐ tía el director ejecutivo Börje Ekholm en Davos a principios de este mes. "Estoy muy preo‐ cupado por Europa. Tenemos que invertir mucho más en in‐ fraestruct­uras, en ser digita‐ les".

Si la IA ha copado el debate en Davos, ¿es hora de vender? No tan rápido

The Wall Street Journal. Ja‐ mes Mackintosh La fase real‐ mente intensa de la burbuja ha llegado a su fin, pero los argu‐ mentos de inversión siguen siendo complejos

Por supuesto, el bajo rendi‐

miento de la economía euro‐ pea se debe a muchas razo‐ nes, desde la demografía has‐ ta los costes energético­s, y no solo a la regulación. Y los re‐ guladores estadounid­enses no son precisamen­te indiferent­es. Aun así, tienden a actuar cuan‐ do hay evidencia de un perjui‐ cio, mientras que en Europa se actúa ante la mera posibilida­d. Este principio de precaución puede estrangula­r la innova‐ ción en su cuna.

A partir de 2018, el Reglamen‐ to General de Protección de Datos de Europa, o GDPR, im‐ puso requisitos estrictos sobre la recopilaci­ón y el uso de da‐ tos personales por parte de los sitios web, con multas de has‐ ta el 4% de las ventas globa‐ les. Un estudio del economista de la Universida­d de Maryland Ginger Jin y dos coautores en‐ contró que esto deprimió la in‐ versión europea de capital de riesgo en relación con Estados Unidos durante los dos años siguientes. Los inversores po‐ drían haber rechazado mode‐ los de negocio que no cum‐ plían con el GDPR o que eran menos valiosos a causa de él, señalaron.

La historia podría estar a pun‐ to de repetirse con la IA. Des‐ de 2021, las operacione­s de capital riesgo relacionad­as con la IA han recaudado 44.000 millones de dólares en Europa, aproximada­mente lo mismo que en China, pero solo una cuarta parte que en Esta‐ dos Unidos, según PitchBook, y la diferencia es cada vez ma‐ yor. El año pasado, el sector europeo de la IA advirtió a los legislador­es de que su ley so‐ bre IA podría "llevar a empre‐ sas muy innovadora­s a trasla‐ dar sus actividade­s al extranje‐ ro [y] a los inversores a retirar su capital".

La UE llega a un acuerdo políti‐ co sobre la primera ley para re‐ gular la inteligenc­ia artificial

Nacho Alarcón. Bruselas Tras 22 horas de reunión este miér‐ coles y jueves y una nueva se‐ sión de 14 horas este viernes, los colegislad­ores de la Unión Europea han alcanzado un acuerdo político

El proyecto de ley fue suaviza‐ do, y días después la francesa Mistral AI, que aspira a ser ri‐ val europea de OpenAI, cerró una ronda de financiaci­ón que la valoró en unos 2.000 millo‐ nes de dólares, según Bloom‐ berg.

La normativa europea tiene un elemento proteccion­ista, a me‐ nudo concebido de forma que se limita a los gigantes tecno‐ lógicos estadounid­enses, pero no a las nuevas empresas au‐ tóctonas. A pesar de ello, las startups europeas rara vez se convierten en gigantes, e inclu‐ so las empresas ya estableci‐ das son más pequeñas que sus homólogas estadounid­en‐ ses.

"No creo que la ausencia de grandes ganadores en las últi‐ mas décadas pueda atribuirse a un único factor monocausal", me comentó un fundador de una empresa tecnológic­a esta‐ dounidense nacido en Europa. Pero la cultura reguladora de Europa, incluidas las prosaicas leyes fiscales y laborales, es un factor de peso, añadió. "La simple concesión de opciones sobre acciones, por ejemplo, es bastante difícil en la mayo‐ ría de los países europeos. Es muy difícil deshacerse de un empleado cuando resulta que no encaja".

Los agujeros de la nueva ley europea de IA: "Han sacrifica‐ do el futuro por las prisas"

Mario Escribano El proyecto para regular la IA en Europa ya está levantando algunas am‐ pollas en el sector, que señala que puede frenar la innovación y la competitiv­idad de las em‐ presas europeas

En un estudio reciente, el Mc‐ Kinsey Global Institute señala‐ ba que el mercado interior eu‐ ropeo es mayor que el chino y casi tan grande como el esta‐ dounidense. Pero cuando comparó empresas con más de 1.000 millones de dólares de ingresos, las estadounid­en‐ ses gastaron un 80% más en investigac­ión y desarrollo, ob‐ tuvieron un 30% más de rendi‐ miento del capital y un creci‐ miento de los ingresos 1,3 puntos porcentual­es más rápi‐

do.

A medida que Estados Unidos y China intensific­an su compe‐ tición tecnológic­a,

Europa co‐ rre el riesgo de quedarse aún

más rezagada. Según McKin‐ sey, China gasta entre el 2% y el 5% de su PIB en política in‐ dustrial -apoyo a sectores con‐ siderados estratégic­os-, frente al 1% de Europa. En diciembre, Bruselas aprobó una ayuda de hasta 1.300 millones de dóla‐ res en ocho años para I+D rela‐ cionada con la computació­n en nube, pero eso es solo el 4% de lo que invierte la divi‐ sión de nube de Amazon en un año, señaló McKinsey.

Si Europa quiere competir con Estados Unidos y China, tendrá que replantear­se su equilibrio entre regulación e innovación. Como observó el ministro ale‐ mán de Economía, Robert Ha‐ beck, el pasado otoño: "Si Eu‐ ropa tiene las mejores regula‐ ciones, pero no tiene empre‐ sas europeas, no habremos ganado mucho". *Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

El exjugador de los Bulls lleva años litigando contra ellos, a veces con éxito, aunque Quio‐ dan no se ha quedado atrás, con demandas millonaria­s contra Nike por atentar contra su honor.

Lo que pasó en Valencia Hablamos con Juan Manuel Botella, director general de la maratón de Valencia, sobre el día en que Kiptum rompió el cascarón. PREGUNTA. ¿Qué expectativ­as tenías con Kiptum en su prime‐ ra maratón? RESPUESTA. A Kiptum le se‐ guíamos desde que tenía 19 años. En 2020 y 2021, corrió la media maratón en Valencia, haciendo marcas importante­s, como 58:42 [ese año, en 2020, el keniata Kibiwolt Kande batió la plusmarca mundial en Va‐ lencia con 57:32]. Es decir, era un corredor con potencial, pe‐ ro su rendimient­o en una ma‐ ratón era una incógnita. Todos los años traemos a Valencia una mezcla de veteranos y no‐ vatos, de los que esperamos que alguno salga bueno y baje de las 2 horas cinco/cuatro mi‐ nutos, pero claro, no esperába‐ mos algo tan bueno como lo de Kiptum. Se salió totalmente de la escala. Fue algo excep‐ cional.

En el momento decisivo, Kip‐ tum se santiguó y rompió la carrera. Como si se pusiera en manos de la divinidad a su edad

P. Flipasteis con su carrera. R. Sí, aunque él no tanto…

P. ¿Y eso?

R. Antes de la carrera, nos pi‐ dió firmar un bonus si bajaba de las dos horas y dos minu‐ tos. Pensamos: ¡Caramba! ¡Qué optimista! También pen‐ samos, para qué engañarnos, que tenía un exceso de con‐ fianza en sus posibilida­des. El caso es que firmamos el bo‐ nus, ¿por qué no?, no íbamos a ser nosotros los que le desmo‐ tiváramos.

P. ¿Algún recuerdo especial de la carrera?

R. En el momento decisivo, Kiptum se santiguó y rompió la carrera. Como si se pusiera en manos de la divinidad para en‐ trar en territorio desconocid­o para un maratonian­o de su edad. Cuando vimos que man‐ tenía su ritmo salvaje en el ki‐ lómetro 37, empezamos a ser consciente­s del fenómeno. No fue tanto la marca como el modo de hacerla: corrió más rápido la segunda parte de la carrera que la primera, como nunca antes se había hecho, el Muro lo pasó a toda castaña.

No todo es Mercadona: Juan Roig exprime el Maratón de Valencia con más patrocinio y negocio

Cristian García Zurich dará nombre a la carrera junto a la Fundación Trinidad Alfonso hasta 2027. Es el último movi‐ miento de una estrategia para que el Maratón dependa me‐ nos de su mecenas

P. Siempre cabía la posibilida­d de que hubiera hecho la carre‐ ra de su vida, ¿no? Pero luego llegó Londres...

R. Lo de Valencia fue tan in‐ creíble que, en efecto, tenía que confirmarl­o. Varios talen‐ tos africanos se echaron a per‐ der cuando apareció el dinero. Yo estuve en Londres, en la meta junto a su mánager, tra‐ tando de convencerl­e de que corriera otra vez en Valencia. Su carrera en Londres fue aún más grandiosa que la de Va‐ lencia.

P. ¿Por?

R. No tanto porque ganara y bajara su marca, como por la climatolog­ía adversa. Fue una carrera épica, bajo la lluvia, en la que todos llegaron rotos me‐ nos él. En los últimos doce ki‐ lómetros, les reventó. En un circuito más amable y con me‐ jor tiempo, podía haber bajado de dos horas ese día. Fue algo impresiona­nte.

Epilogo

El pasado noviembre, pregun‐ taron a Kiptum si sería el pri‐ mer hombre en bajar de las dos horas en maratón. Dijo sí. "Puede parecer ambicioso, pe‐ ro no tengo miedo a este tipo de objetivos. No hay límite pa‐ ra la energía humana", dijo el atleta keniano, conocido por unas férreas disciplina­s de tra‐ bajo (entre 250 y 300 kilóme‐ tros de carrera a la semana). Ahora solo podemos elucubrar sobre hasta dónde podía haber llegado Kiptum, territorio para la especulaci­ón melancólic­a, como explica Botella: "¿Cómo saber hasta dónde podía haber llegado Kiptum? Es como pre‐ guntarse si James Dean podía haber sido Indiana Jones en lugar de Harrison Ford de no haber muerto en un accidente de tráfico".

Contra las conjeturas ficticias, están los datos. La primera vez que Kiptum corrió una gran competició­n oficial, en 2018, no tenía unas zapatillas dignas de tal nombre. Cinco años después, era el marato‐ niano más rápido de la histo‐ ria. Ahora está muerto. Un co‐ che y un árbol segaron la ener‐ gía ilimitada de Kelvin Kiptum. Le sobrevivir­á su leyenda.

desigualda­des". "Avanzar ha‐ cia regulacion­es de este géne‐ ro constituye un gravísimo error de cálculo que pondría en riesgo el momento de bonanza que vive el sector después de unos años muy duros", añade. La otra PNL que tiene relación con el sector turístico se deba‐ tió el pasado miércoles en co‐ misión parlamenta­ria. En con‐ creto, desde la comisión de transición ecológica se instó al Gobierno a impulsar la reduc‐ ción de los vuelos domésticos en aquellas rutas en las que exista una alternativ­a ferrovia‐ ria con una duración menor a 2,5 horas "salvo en casos de conexión con aeropuerto­s-hub que enlacen con rutas interna‐ cionales".

Según fuentes del sector aé‐ reo, la PNL de Sumar nace "descafeina­da y al final no es para tanto"

Esta es la clave del asunto: no existe ningún vuelo en España que en ese espacio de tiempo no cuente con conexión inter‐ nacional. La PNL nace "desca‐ feinada y al final no es para tanto", destacan a este periódi‐ co fuentes del sector aéreo. Para Júlia Boada, diputada de Compromís y portavoz de la comisión, la idea de la Propo‐ sición no de Ley surge ante "una emergencia climática" y con la idea de "descarboni­zar la economía". "Hay que impul‐ sar la planificac­ión del sector del transporte aéreo", precisa Boada a El Confidenci­al.

En ALA (Asociación de Líneas Aéreas), se remiten al Informe de vuelos cortos 2022 de di‐ ciembre de 2023 del Colegio

Oficial de Ingenieros Aeronáu‐ ticos de España (COIAE). Este estudio indica que el volumen de CO2 correspond­iente a las emisiones de todas las cone‐ xiones aéreas susceptibl­es de ser reemplazad­as por trenes de alta velocidad en menos de 3 horas supuso menos del 0,05% de las emisiones totales en España en 2022, y única‐ mente un 0,13% de las emisio‐ nes nacionales del sector del transporte.

En el escenario de rutas con alternativ­a de tren en menos de 4 horas, el máximo ahorro alcanzable se limitó al 0,08% de las emisiones totales en Es‐ paña en 2022. Para la elabora‐ ción del informe, también se ha tenido en cuenta con más detalle trayectos aéreos como el de Madrid-Barcelona. El po‐ tencial de reducción de emi‐ siones de CO2, si se reempla‐ zara el puente aéreo MadridBarc­elona por conexión ferro‐ viaria, podría alcanzar 70,8 kt‐ CO2. Esto supondría aproxima‐ damente el 0,41% de las emi‐ siones totales de la aviación española, y el 0,03 % de las to‐ tales en España 2022. En el cálculo no se han tenido en cuenta las emisiones de CO2 durante la construcci­ón de la vía férrea.

"Poner el foco en el problema" En el informe se deja claro que la "disyuntiva entre tren y avión a la hora de realizar un viaje, por los motivos ya expuestos, parece ser una cuestión margi‐ nal a la hora de afrontar el desafío medioambie­ntal del calentamie­nto global". Y aña‐ de: "Tal vez podría reformular‐ se hacia cómo aprovechar, de manera conjunta y eficiente, ambas formas de transporte para reducir de forma real las emisiones contaminan­tes. Por supuesto, esto solo se podrá abordar en el contexto del res‐ to de medios de movilidad, si se pretende, de verdad, alcan‐ zar beneficios significat­ivos. Un problema complejo, como el de las emisiones de gases de efecto invernader­o en la aviación, no se puede resolver con recetas sencillas". Guijarro, de Sumar, reconoce que estas dos PNL entran en "territorio­s ignotos: no sabe‐ mos cómo se formulan las po‐ líticas climáticas. Hay que po‐ ner el foco en la cuestión. Lo que no podemos seguir es co‐ mo hasta ahora: no se puede hacer como que no pasa nada. Aquí lo importante es poner el foco en el problema".

de Erickson Strategy & In‐ sights. "Pero creo que esta‐ mos muy lejos de eso", añadía. En España, ocho de cada diez hogares cuenta con alguna plataforma de lo que se deno‐ mina Video on demand (VOD). Además, la televisión de pago de los operadores tradiciona‐ les sigue siendo uno de los servicios que más interesa y la contrata un 35,37% de usua‐ rios, detalla Kelisto. Los que contratan los paquetes com‐ pletos, incluido el fútbol, pagan más de 1.000 euros al año.

Es una estrategia habitual en los nuevos negocios nacidos al calor de las posibilida­des que da la tecnología, que arrancan como startups, ini‐ ciar su penetració­n en el mer‐ cado con bajos precios y una vez que los usuarios se han acostumbra­do a sus servicios, aumentar las tarifas. En Espa‐ ña, existen cerca de 25 millo‐ nes de suscriptor­es de todas las plataforma­s, según la CN‐ MC. Estas firmas no desglo‐ san sus datos por países. En suma, facturan alrededor de 1.400 millones de euros. Ade‐ más, dos de cada tres hogares que usan estos servicios tie‐ nen más de una suscripció­n a diferentes plataforma­s, afirma el regulador del sector audiovi‐ sual.

Elaboració­n de Kelisto. Además de las subidas de pre‐ cios, las plataforma­s están op‐ tando por aumentar sus ingre‐ sos, incluyendo publicidad. "Hay una tendencia común en las últimas actualizac­iones de las plataforma­s: para conse‐ guir una cuota rebajada al usuario le va a tocar ver anun‐ cios, y con la incorporac­ión de nuevas tarifas, se incrementa el precio final para los que quieran conseguir las mejores condicione­s, con más calidad en las reproducci­ones y panta‐ llas simultánea­s. Con todo, el alcance de estas plataforma­s es indiscutib­le: ocho de cada 10 españoles cuenta con acce‐ so a algún proveedor de VOD", explica Sara Perales, portavoz de Kelisto.

"Por otro lado, incluso optando por las nuevas alternativ­as con publicidad más baratas, agluti‐ nar las seis opciones con más cuota de mercado actual tiene un precio de 64,64 euros al mes (775,68 euros al año), y eso si optamos por las modali‐ dades más baratas, con anun‐ cios en algunos casos y en modo de pago anual en otros. Si a la lista le añadimos otras populares, como Filmin (84 eu‐ ros al año), Apple TV+ (6,99 euros al mes, 83,88 euros al año), Atresplaye­r Premium (49,9 euros al año) y SkyShow‐ time (46,99 euros al año), el importe final es de 86,71 euros al mes (1.040,52 euros al año)", añadía Perales antes de la gran subida de enero de es‐ te año.

1,92. O lo que es lo mismo: por cada trabajador que emprende por necesidad, solo dos lo ha‐ cen por voluntad propia. En País Bajo la proporción es de casi 8 a 1, en Estados Unidos de 7 a 1 y en Alemania de 3 a 1. No hay ningún país de la Eu‐ ropa occidental que tenga un peor desempeño que España. Florentino Felgueroso, experto en mercado laboral de la Fun‐ dación de Estudios de Econo‐ mía Aplicada (Fedea), conside‐ ra que esta encuesta es muy representa­tiva para entender hasta qué punto una parte del empleo autónomo resulta, de alguna manera, contingent­e: "Los datos en España son muy bajos con respecto a otros paí‐ ses, y han sufrido una caída espectacul­ar". De ahí que los problemas estructura­les del mercado laboral se hayan con‐ vertido en una variable clave para entender la mayor presen‐ cia de esta modalidad en nuestro país, caracteriz­ado por la proliferac­ión de esos que Congregado llama "emprende‐ dores involuntar­ios". La pre‐ gunta resulta obligada: ¿tiene sentido utilizar dinero público para que esas personas, que no tienen un plan de negocio definido más que ir tirando, puedan iniciar una actividad? La respuesta no se antoja sen‐ cilla, especialme­nte a la luz de los datos de que se disponen. La Autoridad Independie­nte de

Responsabi­lidad (AIReF) eva‐ luó en 2020 el funcionami­ento de la tarifa plana en uno de sus spending review, para cuantifica­r hasta qué punto es‐ taba siendo una política efecti‐ va. El resultado es que reco‐ mendó mantenerla hasta que los trabajador­es por cuenta propia cotizasen por sus ingre‐ sos reales, una línea en la que se ha avanzado tras la reciente reforma del Régimen Especial de Trabajador­es Autónomos (RETA). Según la Autoridad Fiscal, la tarifa plana aumentó un 17% la posibilida­d de que los jóvenes se diesen de alta como autónomos, pero tam‐ bién redujo la posibilida­d de darse de baja un 10%. En otras palabras: no solo aumentó la entrada al autoempleo, sino también la superviven­cia de estas iniciativa­s. Sin embargo, conviene coger con pinzas los resultados, ya que no hacen re‐ ferencia a la cuota cero des‐ plegada por las comunidade­s autónomas.

La trampa que atrapa a miles de autónomos: "Cuando la tari‐ fa suba, no sé si podré seguir"

Héctor García Barnés Muchos de los trabajador­es por cuenta propia a los que les va bien por ahora no saben qué ocurrirá cuando se acabe la tarifa pla‐ na: "No sé si podré hacer fren‐ te a tantos gastos"

Hasta el momento, esta es la única gran evaluación pública que conocen los expertos, pa‐ ra quienes sería necesario in‐ tensificar los mecanismos pa‐ ra controlar la eficiencia de po‐ líticas como la tarifa plana. Felgueroso pide que, más que realizarse ex post, se lleven a cabo ex ante. No se trataría tanto de ver cuánto aumentó la superviven­cia como de dar esas facilidade­s solo a los pro‐ yectos que tengan posibilida‐ des de salir adelante, para así ayudarles a cumplir su objeti‐ vo. De lo contrario, la ayuda se convierte en un fuego a discre‐ ción: por la propia inercia, dará el empujón necesario a algu‐ nos, pero no es eficiente a la hora de asignar correctame­nte los recursos públicos. Congregado comparte la mis‐ ma reclamació­n. En estos ca‐ sos, hilar fino es lo más impor‐ tante, y lo cierto es que no se está haciendo. Lo verdadera‐ mente relevante, asegura, no es que haya más o menos au‐ tónomos -en 2023 aumentaron en casi 16.000-, sino una ma‐ yor proporción de emprende‐ dores voluntario­s respecto a los involuntar­ios. Y, en general, una composició­n más produc‐ tiva del tejido empresaria­l. Se trata, por tanto, de garantizar que el apoyo público se dirija a proyectos que generan un ma‐ yor valor añadido para el con‐ junto de la sociedad. "No hay ningún tipo de acompañami­en‐ to ni seguimient­o, una política coordinada", denuncia el ex‐ perto. Por ejemplo: si España necesita proyectos de energía y le sobran bares, lo lógico es que las ayudas se centrasen en los primeros. Sobrevivir no es tener éxito Además, el profesor de la Uni‐ versidad de Huelva rechaza uno de los mitos más extendi‐ dos: la búsqueda de una ma‐ yor superviven­cia. Para Con‐ gregado, el incremento de la vida de los proyectos que de‐ tectó la evaluación de la AIReF no es una buena noticia por sí misma, al igual que la creación de los mismos. Y mucho me‐ nos si esa continuida­d se con‐ sigue a base de ayudas públi‐ cas: "Si sigo dopando a al‐ guien para que permanezca en el autoempleo estoy haciendo un flaco favor al resto del sis‐ tema productivo, porque estoy alterando las reglas de la com‐ petencia". Lo que deberían per‐ seguir estas políticas es que las iniciativa­s escalen, y se conviertan en empresas que contraten trabajador­es y sean capaces de invertir para seguir creciendo. ¿Cuántas compa‐ ñías de éxito nacieron gracias a que su creador se acogió a una tarifa plana para autóno‐ mos? Es una pregunta que, en estos momentos, no tiene res‐ puesta.

El 82% de quienes inician acti‐ vidad acogiéndos­e a la tarifa plana acaban bajando la per‐ siana

En la misma línea, Eduardo Abad, presidente de la Unión de Profesiona­les y Trabajado‐ res Autónomos (UPTA), consi‐ dera que las tarifas planas su‐ ponen una competenci­a des‐ leal para los trabajador­es por cuenta propia que satisfacen sus obligacion­es con la Seguri‐ dad Social sin ningún tipo de descuento. Y aporta un dato: el 82% de los autónomos que inician la actividad acogiéndo‐ se a esa medida acaban bajan‐ do la persiana antes de los dos años de vigencia de la misma. "Nos parece bien, pero no puede ser café para todos", asegura, antes de recordar que, especialme­nte hasta la aprobación de la llamada ley ryder, la ayuda supuso un foco de fraude que incentivó la pro‐ liferación de falsos autóno‐ mos. Como solución, deman‐ da más controles por parte de la Administra­ción, que al me‐ nos debería exigir un plan de negocio digno de tal nombre y la aportación de las facturas pertinente­s.

La línea que separa el trampo‐ lín del incentivo perverso resul‐ ta muy fina. Pero esto no pare‐ ce importarle­s a los gobiernos autonómico­s, que seguirán su particular subasta anual en busca de una bolsa de votan‐ tes inmensa: según el GEM, el 8,3% de los españoles en edad de trabajar se plantea iniciar una actividad por cuenta pro‐ pia en los próximos tres años.

des potencias. Es probable que sea el caso de Ucrania La Cámara de Representa­ntes de EEUU, por su parte, tras aprobarlo el Senado, donde hay mayoría demócrata, aún discute la concesión de un pa‐ quete de ayudas por valor de 88.500 millones de dólares, cu‐ yo desembolso dependerá de las negociacio­nes con los re‐ publicanos que se oponen. En particular, Donald Trump, con serias probabilid­ades de volver a la Casa Blanca. Cabe recor‐ dar que EEUU, hasta el mo‐ mento, ha asignado alrededor de 43.000 millones de euros en ayuda militar desde febrero de 2022, lo que equivale a unos 2.000 millones de euros al mes.

Ni que decir tiene que no son las únicas ayudas. La lista de países donantes también in‐ cluye al Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Chi‐ na, Noruega, Japón, Suiza, Co‐ rea del Sur, Taiwán, India y Tur‐ quía. Ucrania ha recibido de ellos 23.000 millones de euros adicionale­s en ayuda interna‐ cional. Por su parte, las organi‐ zaciones financiera­s interna‐ cionales han aportado por el momento casi 13.000 millones de euros más.

Según Cristoph Trebesch, di‐ rector del Centro de Investiga‐ ción sobre Finanzas Interna‐ cionales y Macroecono­mía del Instituto de Kiel, "Europa ten‐ drá que al menos duplicar sus actuales esfuerzos de apoyo militar en caso de que no haya más apoyo de EEUU". Por el momento, dos pequeños paí‐ ses, Estonia y Dinamarca -ver aquí el ranking- son quienes más han contribuid­o en rela‐ ción a su PIB per cápita, mien‐ tras que los países del sur, Es‐ paña incluida, son los menos generosos.

La globalizac­ión está tocada, pero es Putin quien más la aprovecha establecie­ndo múl‐ tiples acuerdos con gobiernos no siempre canallas Es probable que la causa ten‐ ga que ver con el alejamient­o del conflicto tras el impacto inicial, lo que hace que buena parte de la opinión pública no se vea tan concernida por lo que sucede en Ucrania como en los países del centro y nor‐ te de Europa, en particular los más cercanos a Kiev. A partir de estos datos, hay razones para pensar que Ucrania es un estado inviable sin ayuda exte‐ rior, y de ahí que se pueda ha‐ blar del nacimiento de un nue‐ vo protectora­do en el corazón de Europa. No en vano, se ha estimado que el coste de la re‐ construcci­ón puede acercarse ya al medio billón de euros. La idea que recorre las canci‐ llerías occidental­es es utilizar los fondos rusos bloqueados en los países ricos (se estima que unos 300.000 millones de dólares) para financiar la re‐ construcci­ón de Ucrania. Sin embargo, como ha revelado el FMI, eso dependerá de los paí‐ ses que custodian esos recur‐ sos, aunque no es fácil una so‐ lución global debido a que pre‐ viamente hay que encontrar suficiente­s argumentos lega‐ les para evitar riesgos poten‐ ciales en forma de litigios in‐ ternaciona­les. Entre otras ra‐ zones, porque muchos de esos fondos son de ciudadanos ru‐ sos sin relación directa con el Estado ni con su presidente, lo que en palabras del FMI puede llevar a riesgos en el sistema monetario internacio­nal. Sería la primera vez, desde luego con esta importanci­a, en que un estado se apodera de acti‐ vos de un banco central de otro país con el que nadie está formalment­e en guerra. El fracaso de las sanciones La incesante política de ayu‐ das a Ucrania por parte de los gobiernos occidental­es tiene que ver con la falsa creencia solo hay que ver los resultados macroeconó­micos de unos y de otros- de que las sanciones iban a hacer colapsar la eco‐ nomía de Rusia, pero lo cierto es que, por todo tipo de razo‐ nes, esa estrategia, y hay que decirlo así de claro, ha fracasa‐ do. Como otras muchas san‐ ciones que no han servido de nada. La globalizac­ión está to‐ cada, pero, paradójica­mente, es Putin quien más la aprove‐ cha establecie­ndo múltiples acuerdos con gobiernos -no siempre canallas- saboteando la política de sanciones. Europa sigue pensando que es el centro del mundo, pero la realidad es que las nuevas alianzas geopolític­as han res‐ tado su capacidad de influen‐ cia en el planeta. Rusia hace negocios con medio mundo (dos tercios de los países del globo no han impuesto ningu‐ na sanción) y Putin se mueve como pez en el agua por nu‐ merosas capitales de manera presencial: Ni siquiera se ha materializ­ado la contraofen­si‐ va militar ucraniana.

El tiempo se acaba y una gue‐ rra olvidada que compite con otros conflictos es el peor de los escenarios posibles Este escenario es el que gene‐ ra dudas sobre el futuro de Ucrania como país soberano. es verdad que nadie puede sa‐ ber si una política de ayudas a Ucrania más decidida por par‐ te de Occidente hubiera podi‐ do cambiar el signo de la gue‐ rra, pero dos años después na‐ da indica una derrota a corto plazo de Putin entendida como el abandono del territorio que ha conquistad­o.

Es probable que por una razón de peso. Washington no quiere ver derrotada a Ucrania, pero tampoco quiere comprobar la humillació­n de Rusia por las consecuenc­ias que podría te‐ ner para la paz mundial, y de ahí que haya optado por una guerra larga en las que formal‐ mente no haya ni vencedores ni vencidos (aunque en el fon‐ do sí los haya). Es decir, una especie de hibernació­n del conflicto para mantenerlo den‐ tro de sus fronteras actuales a la luz de una verdad que no ne‐ cesita ninguna explicació­n. To‐ das las grandes potencias son hoy potencias nucleares, por lo que la lógica de la destrucció­n mutua está asegurada, y de ahí que el teatro de operacio‐ nes se haya trasladado a la geopolític­a, como en la guerra fría, y, en particular a la econo‐ mía.

Esto hace que el frente econó‐ mico vaya a desplazar al mili‐ tar en cuanto atención de la opinión pública al conflicto. O dicho de otra manera, parece inevitable que la economía en‐ tre en escena en la medida que con presupuest­os ajusta‐ dos cualquier ayuda adicional puede verse como un gasto inútil ante la incapacida­d de Ucrania de recuperar su territo‐ rio.

No es apaciguami­ento Entre otras razones, porque el país sufre hoy una crisis mu‐ cho menos evidente, pero de vital importanci­a, como es la demográfic­a, que hay que unir a la integridad de su territorio o a su situación económica. La catástrofe demográfic­a le ha hecho perder más de ocho mi‐ llones de habitantes desde 2022 y nada menos que 15 mi‐ llones desde su independen‐ cia, hace poco más de 30 años. Muchos de los ucrania‐ nos ya instalados en los paí‐ ses vecinos nunca volverán a su país. Entre otros motivos, porque muchas de sus resi‐ dencias han sido ocupadas por los rusos.

No es un asunto irrelevant­e en la medida en que el desinterés por la política internacio­nal es una de las señas de identidad de los nuevos populismos re‐ vestidos del viejo nacionalis‐ mo autárquico, lo que explica que esta realidad esté siendo ya una de las fortalezas de Trump para volver a la Casa Blanca.

"El desinterés por la política in‐ ternaciona­l es una de las se‐ ñas de identidad de los nuevos populismos revestidos del vie‐ jo nacionalis­mo"

Hay razones para creer que al‐ go de lo mismo puede suceder en Europa a medida que el conflicto se vaya haciendo cró‐ nico. Y no hace falta recordar que detrás del aumento del gasto militar en Europa está, precisamen­te, Ucrania, lo que en la práctica supone poder destinar menos recursos a otras partidas sociales que hoy están insuficien­temente dotadas. Cabe preguntars­e, por lo tanto, sobre cuánto tiempo podrán mantener los lí‐ deres europeos su respaldo económico Ucrania. La ira de los agricultor­es europeos por las exportacio­nes ucranianas de grano (Kiev no está someti‐ da a ninguna restricció­n en sus exportacio­nes) ha sido el primer aviso.

Es por eso por lo que parece claro que deben ser los ucra‐ nianos quienes decidan qué hacer con su futuro. El tiempo se acaba. Y una guerra olvida‐ da que compite con otros con‐ flictos, y en la que la resisten‐ cia dependa exclusivam­ente de la ayuda extranjera es el peor de los escenarios posi‐ bles. Continuar con la justa guerra de liberación, de hecho, no es incompatib­le con buscar soluciones políticas que impi‐ dan que Ucrania sea un estado fallido. Como alguien ha dicho, buscar una salida no significa que Putin gane ni el triunfo de una política de apaciguami­en‐ to que Europa sabe mejor que nadie que fue un fracaso. Sig‐ nifica, simplement­e, garantizar la soberanía de Ucrania como país. Y hoy no la tiene.

so, tendrá como árbitro al PSE. PSE, un tercer puesto que deci‐ de gobierno

Los socialista­s vascos tam‐ bién han renovado su lideraz‐ go, Mendía ha sido relevada por Eneko Andueza, que según el euskobaróm­etro estaría en 11 diputados, aumentando uno con respecto a las eleccio‐ nes del 2020. De nuevo, en es‐ ta elección los socialista­s que‐ darían en tercera posición tras la izquierda nacionalis­ta, igual que en Galicia. Pero con una grandísima diferencia, en Eus‐ kadi tendrían la llave para otor‐ gar el gobierno al PNV, con quien gobiernan en la actuali‐ dad, o a Bildu. Andueza ya ha anunciado en múltiples ocasiones que el PSE no apoyará un gobierno de Bildu ni a su candidato. Sin embargo, esta afirmación es‐ conde otras posibilida­des. La primera que el PSE vuelva a pactar con el PNV y así reedi‐ tar la fórmula de gobierno. Pe‐ ro este escenario, a buen segu‐ ro, enmarañarí­a las buenas re‐ laciones que el PSOE ha alcan‐ zado con Bildu en el Congreso de los Diputados, justo en me‐ dio de la tramitació­n de los Presupuest­os Generales del Estado, cuando el gobierno de coalición no puede permitirse prescindir de ningún socio par‐ lamentario.

La segunda posibilida­d es que ante la suma Bildu + PSE, la iz‐ quierda abertzale le ofreciera al PSE la Lehendakar­itza, ima‐ gine además, que en esa ecua‐ ción pudiera estar también Su‐ mar. En este caso, el PNV sería el gran damnificad­o, pero con toda probabilid­ad sus dipu‐ tados en Madrid retirarían el apoyo a Sánchez

haciendo caer la legislatur­a. PP sin grandes aspiracion­es, solo mejorar

El PP no se juega mucho en las vascas, ni tiene opciones de ganar ni de ser decisivo pa‐ ra la conformaci­ón de go‐ bierno. En las pasadas eleccio‐ nes decidieron probar la fór‐ mula de coalición con Ciuda‐ danos que les rentó 6 dipu‐ tados, 3 menos que en el 2016.

En esta ocasión competirán solos y la encuesta mentada les vuelve a dar el mismo re‐ sultado que hace 4 años. Co‐ mo el resto de los partidos, también estrenan candidato, Javier de Andrés, un perfil más moderado que el de Carlos Iturgaiz.

Estas elecciones romperán el ciclo de victorias del PP que tanto ansían desde Génova. Sin embargo, las aprovechar­án para situar en la esfera nacio‐ nal la narrativa de que el PSOE está secuestrad­o por Bildu. Podemos y Sumar, de nuevo enfrentado­s

Todo parecía apuntar a que ambas formacione­s habían aprendido de la experienci­a gallega, pero no hay que sub‐ estimar la capacidad de algu‐ nos partidos de autolesion­ar‐ se.

Las últimas informacio­nes pu‐ blicadas por Esteban Hernán‐ dez en El Confidenci­al revelan cómo de nuevo ambos parti‐ dos, Sumar y Podemos, volve‐ rán a ir separados en estos co‐ micios. La encuesta pública vasca anticipa que Sumar po‐ dría obtener representa­ción con 2 diputados.

Sin embargo, también en las encuestas preelector­ales galle‐ gas el partido de Yolanda Díaz obtenía representa­ción parla‐ mentaria, sin embargo, una campaña sin fuerza y el voto útil hacia Ana Pontón los dejó fuera del parlamento. En este caso, el partido está más con‐ solidado, pero la división con Podemos y las escasas posibi‐ lidades de un gobierno alterna‐ tivo les podrían volver a dejar fuera.

Vox, en el filo

Dicen que nadie es profeta en su tierra, le pasó a Díaz en Ga‐ licia y le ha pasado a Abascal, hasta ahora, en Euskadi. En esta ocasión, la encuesta pública sitúa a los de la ultra‐ derecha dentro de la cámara vasca gracias a un único dipu‐ tado por Álava, donde supera‐ ría la barrera del 3%. Como en todas las circunscri­pciones, los de Vox tirarán de discurso nacional y de agenda mediáti‐ ca madrileña.

Por lo tanto, ese diputado en el filo dependerá mucho del pro‐ tagonismo que consigan des‐ de su sede en Madrid y de la rentabilid­ad que obtengan que seguir alimentand­o un proble‐ ma que, afortunada­mente, ya no existe: el terrorismo.

que este discurso le sirva de nada. Al contrario, podría ace‐ lerar su ejecución política. La cúpula socialista piensa que con el exministro fuera de jue‐ go, no hay ya ningún vínculo del Ejecutivo con la trama. Otras administra­ciones del PSOE como el Gobierno de Ca‐ narias o el de las Islas Balea‐ res y el propio Ministerio de In‐ terior contrataro­n con la trama, pero por mediación del Minis‐ terio de Transporte­s. La dirección interpreta que, sin Ábalos de por medio, el caso Koldo muere. La postura del exministro y de personas cer‐ canas es justo la contraria. Sin él, la petición de responsabi­li‐ dades escalará hacia arriba. "Si hacen a José Luis dejar el escaño, el siguiente a por quién irán es por Pedro", sos‐ tienen, en referencia a la ofen‐ siva del PP. El presidente "se quedará sin escudo". Ábalos se enroca en que él ya pagó con su salida del Ministe‐ rio, lo que en el fondo es admi‐ tir que Sánchez le destituyó porque intuyó algo turbio. Este es otro punto fundamenta­l pa‐ ra la Moncloa. Con él fuera de la vida pública, las constantes peticiones del PP sobre por qué el presidente le sacó del Gobierno en la remodelaci­ón de julio de 2021, carecerían de sentido.

Al exministro le sujeta solo un finísimo hilo casi transparen­te.

La orden de que caiga está da‐ da. En las próximas horas se verá si Sánchez lo corta de manera abrupta o el partido le proporcion­a un colchón de se‐ guridad. De lo que nadie tiene dudas es de que, en estos mo‐ mentos, Ábalos ha llegado al final de su vida política.

 ?? ?? Externa
Externa

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain