El Confidencial

El aspecto clave para que Sánchez pueda aguantar esta legislatur­a

- Esteban Hernández más o menos previsible­s,

El ciclo electoral está revestido de urgencia, porque se juegan varias cosas a la vez, y todas ellas suelen acabar en la mis‐ ma pregunta: cuál es la capaci‐ dad real de resistenci­a del Go‐ bierno de Sánchez. La derecha percibe que es su momento, que 2024 será el cierre final de esta legislatur­a, y que el parti‐ do socialista está tan desgas‐ tado, que un regreso del PP al poder es inminente. El PSOE, mientras tanto, quiere ganar ai‐ re en este ciclo electoral de pri‐ mavera que se inicia en Euska‐ di.

En la sucesión de vallas alam‐ bradas con espino en la que se ha convertido esta legislatur­a para el PSOE, Sánchez se ve obligado a saltar obstáculos permanente­mente: los equili‐ brios que debe realizar son complicado­s, ya que debe ma‐ nejar socios enfrentado­s entre ellos y poco dados a la lealtad con el Gobierno de coalición. Lleva así mucho tiempo y está acostumbra­do a salir de situa‐ ciones difíciles: apostar contra Sánchez no suele ser una juga‐ da ganadora. Sin embargo, las complicaci­ones presentes han hecho crecer una sensación de que está entre la espada y la pared, que domina buena parte del humor político nacio‐ nal.

Movimiento de piezas

Las elecciones vascas son el peldaño menor en la lucha po‐ lítica por el Gobierno. En la me‐ dida en que los resultados pa‐ recen (según las encuestas)

con un empate técnico entre PNV y Bildu y un PSOE a la baja, pero decisivo para gobernar, son co‐ micios que no concitan dema‐ siada atención en Madrid. Sin embargo, algunas piezas pue‐ den moverse allí. No es lo mis‐ mo que los jeltzales ganen las elecciones que se vean sobre‐ pasados por los de Otxan‐ diano. En ese caso, la sensa‐ ción de declive en el PNV se acentuará, y eso suele llevar a tomar decisiones diferentes, a pensar en un necesario cam‐ bio de paso.

En todas las sedes de los par‐ tidos catalanes se valora co‐ mo muy probable la repetición electoral tras el 12-M

Las catalanas son importan‐ tes, porque parecen contener la clave de la legislatur­a, pero encierran un enredo complica‐ do de solucionar. La victoria de Illa parece muy probable y ese puede ser el inicio de proble‐ mas mayores en el ámbito es‐ tatal: si el razonable acuerdo de gobierno entre PSC y ERC se produce, Junts tendría el impulso de romper la baraja en Madrid. Los dilemas y los ren‐ cores entre los partidos sobe‐ ranistas dificultan en gran me‐ dida las alianzas, de modo que, salvo un resultado con‐ tundente del PSOE, será difícil que los comicios del 12 de mayo ofrezcan soluciones en lugar de más enredos. Tan es así que, como aseguraba ayer Josep Martí, en todas las se‐ des de los partidos se valora como muy probable la repeti‐ ción electoral tras el 12-M, pro‐ bablemente para la vuelta de verano.

El viento

El tercer escalón son unas elecciones tradiciona­lmente menores, las europeas, que en esta ocasión serán más impor‐ tantes que nunca. En primera instancia, por lo que suponen para la dirección futura de la UE, con el previsible ascenso de las extremas derechas y el giro hacia postulados afines a estas de los liberales de dere‐ cha en un entorno belicista, pe‐ ro también por el tipo de políti‐ cas económicas que salgan de ese nuevo gobierno. De ellas dependerán las opciones que España tenga para continuar con su crecimient­o o sufrir un parón serio, con las conse‐ cuencias políticas aparejadas. Si el PP gana el 9-J, el PSOE no logra buenos resultados y Sumar cae, la idea de fondo será que el votante ha abando‐ nado del todo a la izquierda Pero, en segundo lugar, las eu‐ ropeas van a ser relevantes pa‐ ra la política nacional y en ellas se va a jugar una parte no menor de la continuida­d del Gobierno nacional. La política es también clima y sensación, viento que empuja o que frena, y el 9-J puede ser clave en ese aspecto. Si el PP, como seña‐ lan las encuestas, se impone, el PSOE no logra buenos resul‐ tados y Sumar cae, la idea de fondo será que el votante ha abandonado a la izquierda, que los escándalos y la amnis‐ tía han erosionado al bloque progresist­a y que su final de ci‐ clo está cercano. Y más aún si la situación catalana no tiene visos de aclararse.

Ese clima es muy importante, porque animará o desanimará a los socios a plantear mayo‐ res exigencias a la hora de ne‐ gociar los presupuest­os, esen‐ ciales para la continuida­d. Un Gobierno que se percibe, no ya débil, sino cerca de la caída, no está en las mejores condi‐ ciones para llegar a acuerdos en los que se ponga límites a las contrapart­idas que cada socio solicitará para aprobar unas cuentas esenciales para la continuida­d.

Si, por el contrario, los socialis‐ tas obtuvieran un buen resulta‐ do en las europeas, y no diga‐ mos ya si obtuvieran una victo‐ ria que ahora se antoja compli‐ cadísima, y se asentaran en Cataluña, con o sin repetición electoral, llegarían al otoño en posición de fuerza: las dere‐ chas sabrían que les toca es‐ perar y sus socios que no hay opción más provechosa para ellos que el actual gobierno de coalición, lo que despejaría el camino. Además, les ayudaría a manejar los tiempos para que la amnistía se haga de ver‐ dad efectiva.

Los nombres propios

Para conseguir unos resulta‐ dos que afiancen el Gobierno, hace falta una apuesta contun‐ dente por parte de los socialis‐ tas en las europeas. El candi‐ dato será importante. Josep Borrell, uno de los nombres que se barajan, no ha mostra‐ do ningún entusiasmo por ser el candidato. Afirmó en una entrevista en ‘El Intermedio’ que su tarea ahora está centra‐ da en la política exterior euro‐ pea y que será difícil abando‐ nar una tarea tan importante para liderar una campaña. Y más, cabe subrayar, si al fi‐ nal del camino no hay un pues‐ to de relevancia para él en las institucio­nes europeas. Borrell sería un buen número uno en términos europeos, pero otra cosa es la capacidad de movi‐ lización que pueda generar en España, en especial cuando su posición respecto de la necesi‐ dad de reforzar la defensa y su belicismo con Rusia como prioridad no es demasiado po‐ pular entre la izquierda espa‐ ñola, lo que puede desanimar a parte de los posibles votan‐ tes.

Teresa Ribera aparece como la opción más factible, pero tam‐ poco parece capaz de añadir esa movilizaci­ón extra que pu‐ diera llevar al PSOE a competir con el PP de manera decidida por la victoria. Ribera tienen un buen perfil y puede hacer valer el mensaje de renovación ver‐ de, pero pertenece a la tecno‐ cracia, y unas elecciones ple‐ biscitaria­s necesitan de un punto de épica que Ribera difí‐ cilmente puede añadir. Ade‐ más, el marco verde no es electoralm­ente ganador en un momento internacio­nal tan complicado como el presente. Zapatero es otro de los candi‐ datos. Si las elecciones del 9-J deciden jugarse en el plano del plebiscito al Ejecutivo, sería quien mejor podría representa­r los valores del progreso frente a las derechas que vienen, una posición no belicista, una vi‐ sión clara en la solución del problema palestino y un impul‐ so a la ampliación de las liber‐ tades, el marco en el que el PSOE se está moviendo. Zapa‐ tero estará presente en la cam‐ paña catalana y será una figu‐ ra clave en los actos de las eu‐ ropeas, sea o no candidato. El clima de urgencia

Todo dependerá de la carta que quiera jugar Sánchez, de si quiere hacer control de daños el 9-J o si sale a por todas. En todo caso, necesita un buen resultado en las europeas, por‐ que daría aire al gobierno, des‐ animaría posibles cambios de bando, y generaría la sensa‐ ción de que le queda cuerda a su ejecutivo, eso que ahora no tiene.

También hay que tener en cuenta los efectos en el cam‐

po contrario. El PP necesita aclarar el panorama para sa‐ ber si puede alejarse de Vox y tejer una alianza con PNV y

Junts, lo que llevaría tiempo, o si los números le darían en el caso de concurrir con Vox. Las europeas también pueden indi‐ car el camino al PP, sugerir unas opciones y desanimar otras, llevar a tiempos de pau‐ sa o de aceleració­n. Y eso se verá en Cataluña, pero espe‐ cialmente en las europeas. La sensación de urgencia lo impregna todo, y hay quienes anticipan una convocator­ia de elecciones nacionales para es‐ te mismo año o para inicios del próximo. En ese contexto de inestabili­dad, el clima es más importante que nunca.

Las europeas, en el plano in‐ terno, no tienen más fuerza que lo simbólico. Pero eso ahora es muchísimo.

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