El temor al auge chino se dispara: "Europa debería abandonar la OMC"
La fotografía del momento económico internacional muestra en primer plano el su‐ perávit comercial chino, que Pekín espera incrementar me‐ diante planes específicos para aumentar sus exportaciones. En segundo plano se percibe a un EEUU a la defensiva, en mu‐ chos sentidos. Trata de dete‐ ner a Rusia en Ucrania, de fre‐ nar la escalada en Oriente Me‐ dio y de contener la expansión comercial del Pekín. Ese retra‐ to dice mucho de la situación, con una China que trata de abrir cada vez más puertas, mientras que Washington trata de cerrarlas.
Pekín juega a la ofensiva. Está forzando la máquina, intentan‐ do aprovechar al máximo los ámbitos en los que cuenta con ventaja. En los medios de co‐ municación y en los entornos académicos occidentales cada vez hay más voces de exper‐ tos que insisten en que China, para tener un crecimiento sano, que no lleve a callejones sin salida, debería frenar sus impulsos expansionistas y gi‐ rar hacia el consumo interno como motor. Por supuesto, China camina en sentido con‐ trario y trata de inundar el mundo con sus productos. Muchos de los economistas que ahora aconsejan a China un giro son aquellos que nos hablaban de las bondades de las ventajas comparativas. El Partido Comunista sabe que su país la tiene en muchas áreas y trata de obtener el má‐ ximo provecho.
"China planea medidas clave para construir un entorno em‐ presarial de primera clase" Xi Jinping ha mantenido una conversación telefónica con Biden esta semana, y se reunió con una serie de empresarios occidentales en Pekín. Lo que sabemos que dijo fue esto: "La apertura de China no se deten‐ drá. China está planeando me‐ didas importantes para profun‐ dizar en reformas integrales y construir un entorno empresa‐ rial de primera clase". Quiere atraer capital extranjero, pero al mismo tiempo no ofrece ningún indicio de una marcha atrás.
En otras palabras, China
se es‐ tá expandiendo más todavía, por la vía que mejor puede ha‐ cerlo, la comercial, y trata de ganar el máximo de presencia posible en otros mercados y en otros países. Cuanto más fuerte esté, con más poder contará y más difícil será des‐ enredar la madeja enmaraña‐ da en la que se ha convertido lo que una vez fue un mundo global. China no hace más que aprovechar las contradiccio‐ nes occidentales, agravadas por el declive de la influencia estadounidense. La lectura que se hace en muchas partes del mundo es la siguiente: el país hegemónico no ha podido castigar el desafío ruso, no es capaz de disciplinar a su prin‐ cipal socio, Israel, y sus medi‐ das proteccionistas no han de‐ tenido el auge chino. Es el mo‐ mento idóneo para que Pekín trate de crecer.
Los precios baratos, de nuevo Las fábricas de China ya repre‐ sentan alrededor del 28% del PIB mundial y producen el 35% de las manufacturas. Además de electrónica, maquinaria, mascarillas y productos texti‐ les y tantas otras cosas en las que oferta precios baratos, China se está volviendo cada vez más competitiva en secto‐ res como las turbinas eólicas, las baterías y los coches eléc‐ tricos y está avanzando en la producción de chips y vehícu‐ los autónomos, así como en inteligencia artificial y tecnolo‐ gía espacial. Occidente ha percibido esta evolución china como un ca‐ mino de dos direcciones. La primera parte, la de los precios baratos, era conveniente; la se‐ gunda, un riesgo. De ahí las medidas proteccionistas adop‐ tadas por EEEU, y las quejas europeas, en especial de los fabricantes de automóviles, respecto del déficit comercial con Pekín.
El número de mercados en los que China es el país dominan‐ te es amplio porque "con los precios normales no se puede competir"
Ambas percepciones se ven atravesadas por la época: los bienes baratos son, en un con‐ texto inflacionario, algo muy positivo, según muchos exper‐ tos económicos y buena parte de los gobiernos mundiales. Además, las manufacturas chi‐ nas son ya esenciales en sec‐ tores como los automóviles, los móviles y la maquinaria de bajo coste para el mundo en desarrollo, y sus adelantos en renovables asequibles son convenientes para la descar‐ bonización.
El resultado de este conjunto de factores es significativo. El número de mercados en los que China es el país dominan‐ te es amplio porque, como aseguraba al WSJ Prama Yud‐ ha Amdan, portavoz de la fir‐ ma textil Asia Pacific Fibers en Indonesia, "los productos con precios normales no pueden competir".
La ventaja comparativa produ‐ ce que EEUU juegue a la defen‐ siva, Europa intente mantener equilibrios y Pekín se lance al ataque
Es decir, aquello que sucedió con Europa y EEUU, el reempla‐ zo de las industrias nacionales por las exportaciones chinas, está comenzando a ocurrir en países asiáticos y latinoameri‐ canos. Esa fórmula que iba a permitir crecimiento económi‐ co, prosperidad generalizada y la expansión de la democracia, según nos dijeron, ha tenido como consecuencia un fortale‐ cimiento chino de grandes di‐ mensiones, al mismo tiempo que una debilidad sustancial de Occidente. Que EEUU esté jugando a la defensiva, Europa intentando mantener equili‐ brios casi imposibles y Pekín se haya lanzado al ataque es consecuencia de esta idea, cu‐ yas consecuencias se perci‐ ben ahora de forma nítida. Cómo vencer a China Incluso en este momento, las élites económicas occidenta‐ les se encuentran divididas en‐ tre impulsos opuestos. Eso es‐ tá generando una reacción ex‐ traña. Por una parte, Janet Ye‐ llen afirma que "en EEUU no queremos ser demasiado de‐ pendientes. Ellos quieren do‐ minar el mercado y no vamos a permitir que eso suceda". Por otro, está ese sector em‐ presarial encabezado por Step‐ hen Schwarzman, de Blacksto‐ ne, Mark Carney, presidente de Bloomberg, o Raj Subrama‐ niam, director ejecutivo de Fe‐ dEx Corp que, junto con otros ejecutivos estadounidenses acudió recientemente a reunir‐ se con Xi Jinping. Un ámbito habla de poner límites serios, el otro de aumentar los inter‐ cambios con Pekín.
"El gran premio estratégico es una China democrática liberal en la que el pueblo chino pue‐ da vivir próspera, libre y pacífi‐ camente"
Mientras tanto, los expertos y medios más afines al viejo marco de la globalización con‐ tinúan alertando sobre una profunda crisis china, que se producirá, como de costumbre, en algún momento cercano. Quizá sea cierto, pero Occiden‐ te lleva muchos años advir‐ tiendo de que China sufrirá un parón serio y verá su creci‐ miento drásticamente reduci‐ do a consecuencia de la plani‐ ficación de su economía, y eso no termina de suceder. Una ad‐ vertencia más de esta clase suena a producto de la volun‐ tad más que a una lectura rea‐ lista.
Incluso hay quienes aventuran, como Michael Mazza en Fo‐ reign Policy, una victoria esta‐ dounidense "que no implica necesariamente que la Repú‐ blica Popular China se desinte‐ gre como lo hizo antes la Unión Soviética (aunque tal re‐ sultado es posible y quizás deseable)", sino un triunfo cu‐ yo "gran premio estratégico en Asia -y, lo que es igualmente importante, el gran premio pa‐ ra el pueblo chino- es una Chi‐ na democrática liberal en la que el pueblo chino pueda vivir próspera, libre y pacíficamen‐ te".
"Europa debe marcharse de la OMC"
Las posturas más realistas abogan por nuevas medidas. Alicia García Herrero, directora jefe de economía para AsiaPacífico de Natixis, propuso hace un mes y medio, en un acto en Esade, "que Europa se salga de la Organización Mun‐ dial del Comercio". Es una ins‐ titución que se ha convertido en una trampa para Occidente, en la medida en que tolera las ayudas de China a sus empre‐ sas, lo que las permite compe‐ tir con éxito internacionalmen‐ te. Hay que entender esta posi‐ ción en su justa medida. Por una parte, implica una ruptura de la globalización tal y como había sido concebida, y por otra, una recomposición en bloques del comercio interna‐ cional, con EEUU creando una nueva institución con países afines y alineados en su visión económica y comercial.
"El desacoplamiento entre EEUU y China es imposible porque las empresas no tienen ni idea de quién fabrica real‐ mente sus productos" Rana Foroohar, editora asocia‐ da de FT, se pronunciaba esta semana en un sentido similar, al proponer un nuevo comien‐ zo: acabar con la OMC como existe en la actualidad "y reunir a un grupo central de grandes países, tanto con déficits co‐ mo con superávits (EE.UU., Reino Unido, Canadá, Australia, China, Alemania, Corea del Sur y Taiwán, entre ellos) para re‐ conocer que necesitamos nue‐ vas instituciones especialmen‐ te diseñadas para resolver las disputas comerciales" Es una proposición que comienza a ser popular en los entornos in‐ ternacionales.
Sin embargo, todo esto choca con una sucia realidad clara‐ mente descrita por la misma Foroohar, que señala una de las grandes debilidades occi‐ dentales ante la nueva época, y por tanto, una complicación seria a la hora de tirar de la cuerda hacia atrás: "El desaco‐ plamiento entre Estados Uni‐ dos y China es imposible por‐ que la mayoría de las corpora‐ ciones estadounidenses no tienen ni idea de quién fabrica realmente sus productos ni de cómo se hacen una vez que se avanza un par de niveles en sus cadenas de suministro". Todo esto es lo que está apro‐ vechando China. En conse‐ cuencia, se hace muy difícil pensar que Pekín gire hacia el consumo interno en el futuro cercano. Posicionarse cada vez mejor en sectores y en mercados es un arma esencial, que le es muy útil, y sería raro que la abandonase. Dado que EEUU es cada vez más cons‐ ciente de la expansión china, así como de las debilidades propias, es fácil entender que las tensiones internacionales están lejos de apaciguarse. Y las económicas van a ser im‐ portantes.