El Confidencial

La serpiente de Bildu y la flauta de Sánchez

- Rubén Amón

Reviste mucho interés que el juez García Castellón haya convocado a juicio a los princi‐ pales artífices de los homena‐ jes a los terrorista­s de ETA. Forman parte de la nave nodri‐ za de Bildu (Sortu) y se han de‐ dicado a convertir a los mato‐ nes en héroes durante el perio‐ do impune de 2016-2020. El centenar de tributos que amañaron los siete filoetarra­s procesados colisiona con los delitos de enaltecimi­ento del terrorismo y de humillació­n de las víctimas. Han proliferad­o después -los homenajes- y lo siguen haciendo ahora, entre otras razones, porque la gran victoria de Otegi consiste en haber manipulado la memoria y en haber encubierto el objeti‐ vo de la independen­cia con la máscara de las iniciativa­s pro‐ gres y ecologista­s.

Bildu es un escorpión perfu‐ mado. El aroma con que anes‐ tesia a las nuevas generacio‐ nes no alcanza a esconder el aguijón, pero las campañas de amnesia y la alianza de Sán‐ chez explican que el artefacto político de Otegi pueda aspirar al primer puesto en las elec‐ ciones del 21 de abril.

No cabe mayor escarmient­o a la propaganda benefactor­a de Sánchez. Había garantizad­o el presidente del Gobierno que sus estrategia­s de distensión con los partidos indepes relati‐ vizarían la envergadur­a política del movimiento soberanist­a, pero el auge del BNG en las gallegas, la proyección de Junts y el liderazgo demoscó‐ pico Bildu identifica­n un esce‐ nario contrario. Han sido los partidos extremista­s los que más provecho han obtenido de los pactos siniestros de Ma‐ drid. Y ha sido Pedro Sánchez el gran promotor de las opera‐ ciones de blanqueo.

Bildu tiene una agenda oculta y el PNV está colaborand­o con ella

Esteban Hernández La convic‐ ción en el partido que lidera Otxandiano es que el PNV está en un fin de ciclo, pero que no caerá en esta ocasión. Toca prepararse para el futuro y el plan está en marcha

Ya decía el susceptibl­e minis‐ tro Óscar Puente -susceptibl­e no es un insulto- que Arnaldo Otegi demostraba mayor senti‐ do de Estado que Núñez Fei‐ jóo, igual que se vanagloria­ba de haberle entregado a Bildu la alcaldía de Pamplona en una indecorosa moción de censu‐ ra. Los ejemplos suscriben la campaña edulcorant­e median‐ te la cual el Partido Socialista ha disparado la hipergluce­mia de Bildu. Y no solo por haberlo revestido de conciencia social, de inquietude­s en la vivienda los zulos fueron los primeros micropisos- y de entrañable sensibilid­ad ambientali­sta, sino por haberle permitido in‐ tervenir con sus manazas en la redacción de la ley de memo‐ ria democrátic­a.

La vergüenza de la reconstruc‐ ción de la historia, tal como se la cuenta Arnaldo Otegi a sus cachorros, viene a demostrar que ETA fue tan violenta como necesaria. Y que los verdugos y los pistoleros merecen los homenajes del pueblo porque su heroísmo y sacrificio pre‐ dispusiero­n la hegemonía del nacionalis­mo independen­tista en Euskadi. Bildu no ha pedido perdón por los crímenes atro‐ ces de ETA ni por haber sabo‐ teado la democracia. Bildu no ha renunciado a los presu‐ puestos maximalist­as de la au‐ todetermin­ación. Y es verdad que la serpiente muda la piel en sus procesos de transfor‐ mación y de adaptación, pero una serpiente sigue siendo una serpiente.

La vergüenza de la reconstruc‐ ción de la historia, tal como la cuenta Otegi, viene a demos‐ trar que ETA fue tan violenta como necesaria

A Pedro Sánchez le obsesiona la memoria remota de nuestra historia como arma arrojadiza y temeraria de la polarizaci­ón. Por esa razón inauguró la cam‐ paña electoral con los foren‐ ses de Cuelgamuro­s. Y por idénticos motivos no tiene tiempo de ocuparse de la me‐ moria reciente, incluidos los 300 crímenes sin resolver que ha cometido ETA y que encu‐ bren los homenajes de Sortu exaltando la gloria sanguinari­a de los pistoleros.

Está llamado Pedro Sánchez a resolver un nuevo ejercicio de equilibris­mo. Bildu es su gran aliado en Madrid y su principal rival en Euskadi, más todavía cuando los socialista­s vascos discrepan del trato de favor al compadre Otegi y necesitan fortalecer los vínculos con el PNV.

La derecha nacionalis­ta y el PSE gobiernan en las tres dipu‐ taciones y aspiran a coligarse después del 21A, pero el creci‐ miento electoral de Bildu ex‐ plora el escenario alternativ­o del gran pacto independen­tis‐ ta. Otegi sería capaz de ofre‐ cérselo al PNV, incluso cederle el trono de la lehendakar­izta si la opción aberztale se convier‐ te en la primera opción en las urnas.

El gran problema de Sánchez ha sido precisamen­te la amne‐ sia. Y la temeridad con que la ha utilizado para sus estrictos beneficios

Y no es probable que el pacto se termine consumando, pero la mera insinuació­n de seme‐ jante hipótesis a dos semanas de los comicios demuestra hasta qué extremos Sánchez no solo es responsabl­e de ha‐ ber perfumado el escorpión, sino de haber dotado al nacio‐ nalismo la fuerza que no tuvo nunca: las encuestas conce‐ den al soberanism­o el 75% de los escaños.

"Sin memoria no hay democra‐ cia". La frase es de Pedro Sán‐ chez. Y la escribió en un tuit después de personarse el pa‐ sado jueves en Cuelgamuro­s. Tiene razón, pero el gran pro‐ blema de Sánchez ha sido pre‐ cisamente la amnesia. Y la te‐ meridad con que la ha utiliza‐ do para sus estrictos benefi‐ cios. Que la flauta le suene ca‐ da vez que sopla no significa que la serpiente haya olvidado que es una serpiente.

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