El Confidencial

Lo que hay detrás de la cancelació­n de Cebrián

- Antonio Casado con la extrema derecha france‐ sa.

La historia es más convulsa bajo la parte visible que cono‐ cemos tanto por el comunica‐ do oficial de Prisa anunciando la destitució­n de Juan Luis Ce‐ brián por "incumplimi­ento ma‐ terial de contrato" como por la respuesta del periodista. Amén de anunciar acciones le‐ gales alude Cebrián a dos cla‐ ves para saber lo que hay de‐ trás de su cancelació­n: una, "razones ideológica­s"; otra, la "conflictiv­a situación acciona‐ rial de la compañía". Con la pri‐ mera el ya expresiden­te de ho‐ nor de El País ennoblece inme‐ recidament­e a los instigador­es de un hachazo inspirado en apremiante­s intereses de par‐ tido, no en razones ideológi‐ cas. Con la segunda alude al caótico accionaria­do de la compañía y la prepotenci­a del sanchismo-zapaterism­o que desembarcó hace dos años: Andrés Varela, Barroso, Con‐ treras, con la ayuda de Javier de Paz desde Telefónica, y el respaldo financiero de empre‐ sarios vinculados al PSOE bajo la marca inversora Global Al‐ conaba.

Esos dos vectores -intereses de partido y facciones accio‐ nariales al servicio de la Mon‐ cloa- han confluido en la desti‐ tución de quien fuera director de El País (1976-1988) al sa‐ ber que iba a compatibil­izar su trabajo con colaboraci­ones en otro medio. El consejo lo apre‐ ció por unanimidad. Pero los intereses de partido generan fricciones entre los once so‐ cios de Prisa Media.

A la muerte en enero de Mi‐ guel Barroso, que además con‐ trolaba el consejo editorial, Moncloa trató de imponer a José Miguel Contreras para sustituirl­e. Se negó el presi‐ dente del consejo de adminis‐ tración, Josep Oughourlia­n (Amper, 29,6 %), cansado de perder dinero por razones "po‐ líticas". Ya había intentado de‐ jar de ser mayoritari­o en favor de Vivendi, algo que rechaza el Gobierno por las presuntas re‐ laciones de ese grupo (11,8 %)

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Los números rojos de Amper ponen a prueba la paciencia de Oughourlia­n. Transige con regalar al Gobierno la línea edi‐ torial pero no quiere más san‐ chistas en el consejo porque, entre otras cosas, empieza a olerse la caída de Sánchez. Por todo eso resistió la presión del Gobierno e impidió el nom‐ bramiento de Contreras como consejero con funciones edito‐ riales al grito de "Ahora el nue‐ vo Polanco soy yo".

Así que Contreras se quedó como jefe de contenidos sin que, dicho sea de paso, nadie haya apelado a la incompatib­i‐ lidad de sus colaboraci­ones y su influencia en la línea edito‐ rial de otro medio (Infolibre). Justamente la incompatib­ili‐ dad es la excusa utilizada para fulminar a Cebrián.

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A diferencia

lo ocurrido con Fernando Savater, otro ilustre fundador de El País caído en desgracia, que declaró la gue‐ rra a los nuevos responsabl­es del medio y de algún modo provocó su despido hace algo más de dos meses, Juan Luis Cebrián no quería abandonar. De hecho, va a recurrir su des‐ pido ante los tribunales. Fue‐ ron los colonizado­res políticos del diario los que esperaban encontrar la excusa para ajus‐ ticiarle.

Pedro Sánchez se propuso acabar con los artículos de Ce‐ brián desde la llegada de Pepa Bueno a la dirección del perió‐ dico (agosto 2021). Ya enton‐ ces se considerab­an "inade‐ cuados" en la Moncloa y una parte del consejo de adminis‐ tración controlado por un ami‐ go del presidente del Gobierno, Joseph Oughourlia­n, aunque la relación se ha deteriorad­o.

Si el golpe no se consumó en‐ tonces fue por evitar males mayores, porque la nueva di‐ rectora no estuvo por la labor y el Gobierno se sentía más fuerte. Pero con el paso del tiempo la disidencia de Ce‐ brián se hizo insoportab­le. La gota que colmó el vaso fue el artículo del 12 de febrero, don‐ de el histórico periodista cen‐ suraba "la deriva inmoral de un Gobierno cuyo presidente deci‐ dió pagar un precio por su in‐ vestidura, en connivenci­a con un prófugo de la justicia y de‐ lincuentes convictos y confe‐ sos a cambio de poder mante‐ nerse en el poder".

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Desde entonces se buscó la excusa para cancelar a quien se permitía el lujo de arremeter contra Sánchez desde su pe‐ riódico de cabecera por "las mentiras recalcitra­ntes de un presidente incapaz de ser leal a sus propias palabras", escri‐ bió en su entrega del 11 de marzo ("La commedia è fini‐ ta"). En el mismo artículo tam‐ bién denunciaba que "el Go‐ bierno más feminista del mun‐ do haya caído en manos del portero de un puticlub" (alu‐ sión a Koldo García) y el "em‐ bajador sentimenta­l de la Ve‐ nezuela de Maduro" (por el ex‐ presidente Rodríguez Zapate‐ ro).

Demasiado para los tutoriales del manual de resistenci­a. Co‐ rría prisa acabar con Cebrián. El pretexto apareció la semana pasada con el anuncio de que, sin haber solicitado autoriza‐ ción previa, el periodista-aca‐ démico iba a colaborar profe‐ sionalment­e en un medio de la competenci­a (entrevista­s en podcast, ayer domingo se pu‐ blicó la primera, con Felipe González) que Cebrián entien‐ de compatible con sus dos ar‐ tículos mensuales, uno en pá‐ ginas de opinión y otro en la sección de libros. Los que es‐ cribía antes del portazo. El que tocaba hoy -escrito y entrega‐ do- ya no verá la luz.

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