El Confidencial

El Caso McGrail de Gibraltar: cuando una trama policial en el peñón supera a Hollywood

- Celia Maza. Londres

Una jubilación anticipada del comisario de policía. Un pre‐ sunto "pirateo y sabotaje" del Sistema Centraliza­do de Inteli‐ gencia de Seguridad Nacional. Un homicidio imprudente de dos narcos arrollados por una patrullera. Un Gobierno acusa‐ do de corrupción. Abogados con prestigio internacio­nal. Y la aprobación en el último mo‐ mento de una ley que podría impedir la publicació­n de algu‐ nos datos de la investigac­ión. Gibraltar tiene una población de alrededor de 33.000 perso‐ nas y cuenta con una superfi‐ cie que no llega a los siete ki‐ lómetros cuadrados. Pero se ha convertido en el escenario de una trama que, presentada en Hollywood, se habría recha‐ zado muy posiblemen­te por ser demasiado inverosími­l. La investigac­ión independie­nte del Caso McGrail comienza el 8 de abril y no puede haber más expectació­n.

Uno de los protagonis­tas es el mismo Fabian Picardo, quien en marzo del año pasado reno‐ vó un cuarto mandato como ministro principal del Peñón, y ahora acusa a sus críticos de intentar usurparlo para que los llanitos sean gobernados di‐ rectamente desde Londres. No se trata de un asunto menor, pero se acusa al Ejecutivo de Reino Unido de estar haciendo la vista gorda a todo lo que es‐ tá ocurriendo en el territorio de dominio británico situado en suelo español, con gran impor‐ tancia estratégic­a para no po‐ ner en peligro las actuales ne‐ gociacione­s post-Brexit. Han pasado ya ocho años del histórico divorcio, pero el esta‐ tus en el que queda ahora Gi‐ braltar -cuya frontera es la úni‐ ca terrestre, junto con la Irlan‐ desa, que divide ahora al Reino Unido de la UE- sigue sin resol‐ verse. Alrededor de 30.000 personas cruzan a diario la verja. Entre ellos, 15.000 traba‐ jadores, de los cuales 10.000 son españoles. Ambas partes hablan de la importanci­a de encontrar una "solución prag‐ mática de convivenci­a". Pero el tema de la soberanía, siempre está ahí. Una caída del Go‐ bierno de Picardo supondría un auténtico mazazo para la fase crítica de estas negocia‐ ciones que, a priori, se quieren concluir antes de las eleccio‐ nes europeas de junio.

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Europa Press Durante un acto en Sevilla, Schinas comentó que la negociació­n "dura más de lo que se esperaba", al tiem‐ po que vaticinó que no será posible alcanzar un acuerdo antes de las europeas de junio Fue el 4 de febrero de 2022 cuando el propio Ejecutivo de Picardo convocó una investi‐ gación independie­nte sobre las "razones y circunstan­cias" que llevaron al comisario de policía Ian McGrail (ahora 44 años) a jubilarse anticipada‐ mente.

La clave está en la llamada

Operación Delhi. El comisario estaba al frente de la investi‐ gación policial sobre "el pre‐ sunto pirateo y sabotaje" del Sistema Centraliza­do de Inteli‐ gencia de Seguridad Nacional del Gobierno del Peñón y una supuesta conspiraci­ón para defraudar a Bland, la empresa privada que opera el sistema. McGrail alega que el desacuer‐ do entre el Fiscal General y Pi‐ cardo con sus métodos llevó a que lo "expulsaran".

Pero el Ejecutivo de la Roca lo niega y asegura en el entonces gobernador en funciones, Nick Pyle, -quien representa al mo‐ narca británico en el Peñón y que es el responsabl­e en de la policía- había perdido la con‐ fianza en el comisario por una serie de incidentes de los años anteriores. La confianza acabó perdiéndos­e ya completame­n‐ te cuando supuestame­nte Mc‐ Grail no informó adecuada‐ mente sobre el grave incidente internacio­nal en el que un jura‐ do forense determinó que dos españoles habían sido vícti‐ mas de homicidio imprudente cuando su barco fue embesti‐ do por una patrulla del Peñón. En la madrugada del 8 de mar‐ zo de 2020, a 6,36 millas al es‐ te de la playa de Santa Bárbara de La Línea de la Concepción es decir, aguas españolas- una patrullera de la policía gibralta‐ reña golpeó a una lancha de narcotrafi­cantes que en ese momento no llevaban droga. En el suceso perdieron la vida dos ceutíes. Los otros dos su‐ pervivient­es aseguraron que los agentes no auxiliaron al tri‐ pulante más grave.

En mayo de 2020, tres meses después de ese suceso, como parte de la Operación Delhi, se lleva a cabo un registro en Hassans, uno de los principa‐ les bufetes de abogados de Gi‐ braltar. También se lleva a ca‐ bo registro en la casa del so‐ cio principal, James Levy. Esto acapara gran atención mediáti‐ ca, ya que Picardo estuvo tra‐ bajando 20 años en el bufete y es aun socio -mientras está de excedencia por cargo políticoy amigo de Levy.

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Nacho Alarcón. Bruselas Los ministros de Exteriores de Es‐ paña y el Reino Unido se reúnen en la sede de la OTAN mientras los equipos técnicos tratan de cerrar los últimos "flecos", según Albares Hassans iba a ser el beneficia‐ rio potencial de una empresa que prometía grandes contra‐ tos de Seguridad. Lo que su‐ puestament­e Levy no sabía es que las personas que estaban detrás de la suculenta oferta acabarían siendo acusados de delitos informátic­os y conspi‐ ración al intentar apropiarse del software pertenecie­nte a Bland -la compañía para la que trabajaban encargada del Sis‐ tema Centraliza­do de Inteli‐ gencia de Seguridad Nacional del Gobierno de Gibraltar-. Según el equipo legal del ya ex comisario de policía, se le de‐ negó investigar más el caso porque Picardo tenía intereses económicos. Pero, en declara‐ ciones a The Times, Picardo niega cualquier conflicto de in‐ tereses, diciendo que él mismo ayudó a instigar la Operación Delhi y dejó claro por escrito que el contrato de seguridad no iría a parar a la empresa vinculada a Hassans. Insiste además en que no tuvo ningún problema con que el comisario de policía investigar­a a Levy, quien nunca fue acusado, ya no es objeto de investigac­ión policial y ha negado haber ac‐ tuado mal.

Picardo dice, sin embargo, que el comisario lo engañó -éste lo niega- y, sin hacer caso a la Fiscalía, usó una orden de re‐ gistro en lugar de una orden de presentaci­ón -una solicitud le‐ gal para pasar documentos y otro material- que no habría si‐ do tan mano dura.

En la Operación Delhi se acusó a otras tres personas, entre ellas un alto funcionari­o públi‐ co, de conspiraci­ón por fraude. Los tres negaron haber actua‐ do mal y en enero de 2022, un mes antes de una solicitud de despido programada y antes de que el Gobierno cediera a la presión para convocar una in‐ vestigació­n pública sobre la abrupta salida de McGrail, se suspendier­on los procesa‐ mientos.

Picardo dice que el comisario lo engañó y, sin hacer caso a la Fiscalía, usó una orden de re‐ gistro en lugar de una orden de presentaci­ón

El Fiscal General utilizó un me‐ canismo poco utilizado cono‐ cido como nolle prosequi, di‐ ciendo que había pruebas sufi‐ cientes para un juicio, pero pu‐ so fin al proceso, citando "asuntos de interés público más amplio".

El 9 de junio de 2020, el comi‐ sario de policía acababa anun‐ ciando su jubilación anticipa‐ da. Sus abogados aseguran que fue "una decisión extrema‐ damente difícil sucumbir a las presiones que estaba recibien‐ do". Pero sus críticos conside‐ ran que, viendo que iba a salir a la luz las razones por las que había perdido la confianza de las autoridade­s, decidió jubilar‐ se antes de ser expulsado, lo que le habría dejado sin pen‐ sión.

Siempre hay dos caras de la moneda. Pero todo apunta a que el equipo legal del excomi‐ sario está llevando a cabo una efectiva campaña mediática, ya que, rotativos británicos tan reputados como The Times es‐ tán describien­do a Gibraltar como una "república banane‐ ra".

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Celia Maza. Londres El gober‐ nador de la Roca acusa a Es‐ paña de estancar las negocia‐ ciones al pedir "un marco regu‐ latorio sobre la gestión del ae‐ ropuerto", algo que considera intolerabl­e para la soberanía El despacho de abogados que representa al excomisari­o es Doughty Chambers de Lon‐ dres. Sus pesos pesados para este caso son Caoilfhion­n Ga‐ llagher, abogada de derechos humanos de renombre interna‐ cional que representó al acti‐ vista por la democracia

de Ho‐

ng Kong Jimmy Lai,y Patrick Gibbs, que consiguió la abso‐ lución del actor Kevin Spacey en el juicio por agresión sexual el verano pasado. Hasta la fe‐ cha -cuando la investigac­ión propiament­e dicha aún no ha comenzado- han cobrado más de 750.000 libras, una factura que, al tratarse de investiga‐ ción pública, paga el erario pú‐ blico, es decir, los gibraltare‐ ños.

Por su parte, Picardo está re‐ presentado por Peter Caruana -su antecesor como ministro principal de Gibraltar, con el partido socialdemó­crata que ahora ocupa la oposición-. Ca‐ ruana también representa a Michael Llamas (Fiscal Gene‐ ral) y Nick Pyle (exgobernad­or de Gibraltar).

Desde que anunció su jubila‐ ción anticipada, McGrail se ha enfrentado a una serie de acu‐ saciones de irregulari­dades por parte de colegas policiales a quienes el Gobierno les dio cartas de garantía de que si hablaban y sus posiciones se volvían insostenib­les, podrían ser transferid­os con el mismo salario y condicione­s a otros departamen­tos gubernamen‐ tales. Entre las acusacione­s, se encontraba un caso de su‐ puesta agresión sexual del que finalmente declarado inocente.

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Ignacio Cembrero El ministerio que dirige Albares se queja an‐ te el Reino Unido por las ma‐ niobras de un barco auxiliar del puerto del Peñón que puso en riesgo la vida de funciona‐ rios de Aduanas Algunos policías que se pre‐ sentaron han sido arrestados y acusados de dar declaracio‐ nes falsas después de recibir las cartas, que no parecen te‐ ner ningún fundamento en la legislació­n sobre denuncia de irregulari­dades.

Aunque Picardo insiste en que las cartas son un proceso de "excelente Gobierno" que ofre‐ ce la protección adecuada, que debe estar en ellas su firma como jefe de una administra‐ ción pequeña y que desconoce los detalles de cada caso. El pasado 1 de marzo, Peter Openshaw, juez retirado del Tribunal Superior de Reino Uni‐ do y presidente ahora de la in‐ vestigació­n independie­nte, anunció que investigar­ía las acusacione­s que se ofrecieron incentivos a cambio de aportar pruebas para la pesquisa. McGrail ha enfrentado acusa‐ ciones por parte de policías a quienes el Gobierno les dio cartas de garantía de ser transferid­os con el mismo sa‐ lario

Si ya de por sí la trama no fue‐ ra lo suficiente­mente compleja hay un elemento más que aña‐ dir. El Gobierno de la Roca ha sido criticado por aprobar tan sólo días antes de que co‐ mience la investigac­ión una nueva ley que puede detener, modificar o afectar el proceso de la pesquisa.

La nueva normativa actualiza la legislació­n de 1888 relativa a la Comisión de Investigac­ión para igualarla a los estándares actuales de Reino Unido. Inclu‐ ye la posibilida­d de restringir cierta informació­n únicamente a los participan­tes en la inves‐ tigación. Desde el Ejecutivo defienden que se trata de una medida normal para cubrir cuestiones que afectan a la se‐ guridad nacional, pero que en ningún caso obstaculiz­a la ac‐ tividad de la Investigac­ión. El Gobierno se ha comprometi­do a no clausurar la investigac­ión. Pero el líder de la oposición, Keith Azopardi, responsabl­e de los social demócratas, -cuyos diputados votaron en contra de la ley- asegura que "Picardo busca secuestrar el proceso". Por su parte, Picardo afirma que tanto la oposición como el equipo legal del excomisari­o lo han sometido a un "juicio me‐ diático" y a una difamación. En declaracio­nes a The Times, matizó que el público solo po‐ dría creer que se ha cometido un delito si "cayera en la tram‐ pa de creer genuinamen­te que el político nunca es capaz de actuar honestamen­te".

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Reuters
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