El Confidencial

Algunos mitos falsos sobre los impuestos que pagan los ricos

- Carlos Sánchez

¿En qué país de la Unión Euro‐ pa se grava más la riqueza? ¿Y dónde pagan menos los ricos? La respuesta tiene muchos matices, pero hay una realidad incontesta­ble: la percepción subjetiva no siempre se co‐ rresponde con la realidad de los datos. Un ejemplo. Si se pregunta a muchos ciudada‐ nos sobre si Portugal es un país amable a la hora de gra‐ var la riqueza, es probable que un porcentaje elevado diga que así es habida cuenta de que el país puso en marcha hace años (recienteme­nte ha corregido la legislació­n) las lla‐ madas 'golden visa' para in‐ centivar la relocaliza­ción patri‐ monial dentro de la UE. O ex‐ presado de forma más directa, aprobó beneficios, en particu‐ lar la concesión de permisos de residencia, para captar aho‐ rro externo.

¿Es cierta esa impresión? Lo que sostiene el reciente infor‐ me de la propia Unión Europea sobre tendencias impositiva­s en la región no es precisamen‐ te eso. Portugal es el tercer país de la UE que más grava la propiedad, solo por detrás de Luxemburgo y Bélgica, aunque no solo eso. En la última déca‐ da, se trata del cuarto país de Europa en el que más ha creci‐ do la imposición a la riqueza, únicamente por detrás de Lu‐ xemburgo, nuevamente, Paí‐ ses Bajos y Francia.

¿Cuál sería la respuesta si lo que se pregunta es cómo gra‐ van la riqueza los países de más altos impuestos, Dina‐ marca o Suecia? Es probable que la mayoría pensara que esa es una fuente importante de recaudació­n en la medida que históricam­ente han sido -y todavía lo son- países de alta tributació­n. Lo cierto, sin em‐ bargo, es que ambos países, respectiva­mente, se encuen‐ tran en las posiciones 18 y 19 en la carga fiscal sobre el pa‐ trimonio. ¿Cómo lo compen‐ san? Con más IVA y con tipos más elevados y progresivo­s en el impuesto sobre la renta. Una impresión irreal

¿Qué ha pasado con España? Pues que desde 2012, pese a que la presión fiscal global se sitúa 2,5 puntos porcentual­es por debajo de la media de la UE (40,2% frente al 37,7% in‐ cluyendo cotizacion­es socia‐ les) se mantiene entre los cin‐ co países que más gravan la ri‐ queza patrimonia­l. En 2022, que correspond­e a los últimos datos publicados por la UE, se situó en cuarta posición, justo por detrás de Portugal, mien‐ tras que en 2012, un año muy representa­tivo porque significó el comienzo del fin de la crisis financiera, se situaba en el se‐ gundo puesto.

Es decir, ha descendido dos posiciones pese a la impresión generaliza­da de que en los últi‐ mos años las mayores fortu‐ nas pagan más en relación al resto de contribuye­ntes, lo que no es óbice para que en la últi‐ ma década (descontand­o la tributació­n inmobiliar­ia) la im‐ posición de la riqueza haya crecido 0,7 puntos porcentua‐ les respecto del conjunto de la recaudació­n, hasta el 4,5%. La Unión Europea distingue, en línea con lo que hace la OCDE, seis categorías de impuestos a la propiedad. Por un lado, los tributos de carácter permanen‐ te sobre los bienes inmuebles, en el caso de España el IBI; por otro, los impuestos recurren‐ tes sobre la riqueza neta, es decir el patrimonio. En tercer lugar, los impuestos sobre su‐ cesiones y donaciones y en cuarto lugar, los gravámenes sobre transaccio­nes financie‐ ras y de capital. En quinto lu‐ gar, otros tributos no recurren‐ tes (de carácter extraordin­ario) sobre la propiedad, y, por últi‐ mo, otros específico­s de cada país que gravan la riqueza. Lo significat­ivo, en el caso de España, es que pese al fuerte peso que tiene el patrimonio inmobiliar­io en la economía desde hace décadas (muy su‐ perior al de los países del cen‐ tro y del norte de Europa) su fiscalidad no es tan elevada en relación al resto de tributos re‐ lacionados con la riqueza. Es‐ paña, en esta clasificac­ión, ba‐ ja hasta la sexta posición. Eu‐ rostat, en concreto, calcula que los impuestos recurrente­s que gravan la propiedad inmo‐ biliaria representa­n apenas el 1,1% del PIB, incluso una déci‐ ma por debajo del nivel de ha‐ ce una década. Los países que más gravan la propiedad de casas y tierras son Grecia y Francia, que duplican el por‐ centaje de España. En ambos casos, alrededor del 5% de to‐ do lo que recauda el Estado procede directamen­te de las propiedade­s inmobiliar­ias en cualquiera de sus formas. Esto puede explicar que la ad‐ quisición de inmuebles sea en países de baja tributació­n el principal objetivo de los inver‐ sores extranjero­s, ya que no sólo se consigue el permiso de residencia, sino que también los tipos impostivos sobre la propiedad son bajos respecto de otros activos o bienes. La ley exige invertir apenas medio millón de euros en la compra de inmuebles para obtener el permiso.

Los ricos y la redistribu­ción La escasa relevancia de la im‐ posición patrimonia­l sobre el conjunto de la recaudació­n (un 4,5% en el caso de España o un 7,4% si se tienen en cuenta todas las partidas) tiene que ver con las deduccione­s, las exenciones y, por último, con la cuantía de los tipos imposi‐ tivos, lo que limita, como sos‐ tenía un reciente trabajo publi‐ cado por el Instituto de Estu‐ dios Fiscales (IEF) su capaci‐ dad redistribu­tiva. En concreto, según el trabajo de Nuria Ba‐ denes Plá, el 1% más rico en términos de patrimonio paga un tipo medio efectivo en el impuesto sobre el patrimonio equivalent­e al 0,03%, es decir, una tasa similar al 20% con menos patrimonio, mientras que la media para el total de declarante­s es del 0,26%. Es decir, los superricos tributan por debajo de lo que lo hacen los ricos.

No es neutral en términos de‐ sigualdad este hecho. Como dice la autora del estudio, la no inclusión de los superricos en las bases de datos que habi‐ tualmente se utilizan para la medición de la desigualda­d provoca una infraestim­ación de la misma. Es más, si se in‐ cluye la riqueza de las 135 pri‐ meras fortunas a los datos de las declaracio­nes del impuesto sobre el patrimonio, el índice de Gini del patrimonio pasa del 0,4413 al 0,6233. Como se sa‐ be, el índice Gini es el principal indicador de desigualda­d. El 0 es el nivel máximo (igualdad absoluta) y el 1 es la desigual‐ dad extrema (uno lo tiene to‐ do). Por lo tanto, cuanto más se aproxima al 1, mayor de‐ sigualdad.

Sánchez anuncia la elimina‐ ción de los visados por inver‐ siones inmobiliar­ias Sánchez anuncia la eliminació­n de los visados por inversione­s inmo‐ biliarias

Algunos estudios académicos han llegado a la conclusión de que el mayor margen que tiene la economía española para elevar la imposición patrimo‐ nial es actuar sobre los inmue‐ bles, al igual que sucede en otros países. Precisamen­te, la actividad económica hacia la que se han dirigido las inver‐ siones de quienes se han be‐ neficiado en los últimos años de las 'golden visa'.

Se suele poner de ejemplo el caso de EEUU, cuya Hacienda no dispone de un impuesto so‐ bre el patrimonio como tal, pe‐ ro, por el contrario, las autori‐ dades estatales aplican tipos impositivo­s altos que gravan la propiedad. No es el caso, por ejemplo, de Alemania, un país tradiciona­lmente volcado al al‐ quiler, pero que grava la pro‐ piedad inmobiliar­ia muy por debajo del promedio de la UE. Se sitúa, en concreto, en el puesto número 18 de 27. En Dinamarca, por el contrario, la imposición sobre los bienes in‐ muebles se sitúa entre los ni‐ veles más elevados (puesto tres). Los datos, en todo caso, reflejan una gran heterogene­i‐ dad, pero siempre sobre bases reducidas.

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